Mala iniciativa migratoria en el Reino Unido
La llamada Ley de Fronteras abre paso a pr¨¢cticas muy cuestionables
La llamada Ley de Fronteras que esta semana ha comenzado a tramitarse en el Parlamento brit¨¢nico encarna uno de los grandes objetivos del Brexit y del primer ministro, Boris Johnson: el endurecimiento de la pol¨ªtica migratoria, uno de los caballos de batalla sobre los que el l¨ªder conservador apoya su estrategia pol¨ªtica. El Ejecutivo plantea la nueva legislaci¨®n como una respuesta ¡°firme pero justa¡± para combatir a las mafias que trafican con seres humanos cuyo destino final es su territorio.
Es perfectamente l¨®gico intentar obstaculizar esta trata y regularizar los cauces por los que se produce el fen¨®meno migratorio, pero el nuevo sistema planteado por Londres ha recibido duras y m¨¢s que justificadas cr¨ªticas de la oposici¨®n laborista y de numerosas organizaciones humanitarias. En primer lugar, porque simplifica de tal manera el proceso de rechazo en frontera o de deportaci¨®n que se abre el serio riesgo de dejar a muchos peticionarios de asilo desamparados, pudiendo llegar a no cumplir con la Convenci¨®n de Refugiados de 1951, de la que el Reino Unido es signatario. Adem¨¢s, contempla la posibilidad de retener a los inmigrantes en centros ¡°de pa¨ªses seguros¡±, alejados del suelo brit¨¢nico, un plan que recuerda la lamentable ley aprobada recientemente en Dinamarca. No se especifica d¨®nde estar¨ªan esos centros, ni qu¨¦ protecci¨®n legal o estatus tendr¨ªan quienes permanecieran all¨ª. Johnson, adem¨¢s, incluye un pulso ¡ªotro m¨¢s¡ª a la UE, con la amenaza de suspender los visados a aquellos pa¨ªses que ¡°no colaboren¡± en la deportaci¨®n de inmigrantes irregulares. Es decir, a los pa¨ªses europeos que no los acepten de vuelta en su territorio, de donde salieron hacia el Reino Unido.
La nueva ley trata, en la pr¨¢ctica, de la criminalizaci¨®n de los inmigrantes irregulares y demandantes de asilo. En lugar de establecer mecanismos de entrada, lo que se hace es facilitar y acelerar los procesos de rechazo. Una medida electoralista que no solucionar¨¢ el grave problema y que confirma la deriva aislacionista del Reino Unido en esta etapa.
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