No disparen al Constitucional
El Tribunal ha tardado demasiado en dictar sentencia quiz¨¢ porque se le invit¨® participar pol¨ªticamente cuando termin¨® el tiempo de las urgencias y comenz¨® el de los r¨¦ditos electorales
El Tribunal Constitucional ha tardado demasiado tiempo en dictar sentencia sobre la pertinencia del decreto de alarma para frenar el estallido de la pandemia sanitaria. Hubo quienes en marzo de 2020, cuando vieron al pa¨ªs desbordado por los contagios debido a un sistema sanitario desguarnecido, criticaron que no se tomaran medidas dr¨¢sticas y con anterioridad. Fueron esas mismas voces quienes ante el descenso de contagios y muertes comenzaron a exigir medidas en direcci¨®n contraria. Esa reclamaci¨®n para relajar medidas vino cuando ya hab¨ªa pasado el miedo. Es una actitud t¨ªpica de los que se lanzan al mar a salvar supervivientes cuando ya ha terminado la tormenta. El Tribunal Constitucional actu¨® tarde entre otras cosas porque el recurso se lo plantearon los mismos que se sumaron a la mayor¨ªa ampl¨ªsima que aprob¨® el estado de alarma en el Congreso. Es decir, se le invit¨® participar pol¨ªticamente cuando termin¨® el tiempo de las urgencias y comenz¨® el tiempo de los r¨¦ditos electorales. A eso se le llama ventajismo y quiz¨¢ por ello su sentencia est¨¢ llena de notas al pie, pues tan solo desestima la utilizaci¨®n de la alarma en lugar de la excepci¨®n, pero falla en favor del contenido general de las medidas. De hecho, da la sensaci¨®n de que quienes la celebran con algarab¨ªa ni tan siquiera se han parado a leerla.
El Constitucional es un limitador del poder pol¨ªtico y sus decisiones siempre causan roces. Benditos sean, sin ellos carecer¨ªamos de libertad. De la libertad real, no la de las ca?itas frivolonas. Quiz¨¢ el gran problema de esta sentencia es que ha sido dictada por un tribunal partido en dos. Transmiten a la sociedad su propia disputa y por lo tanto en lugar de resolver un problema, lo enconan. De hecho, la protecci¨®n de los ciudadanos, que es la primera garant¨ªa que gu¨ªa al Constitucional, no aparenta estar m¨¢s defendida por el estado de excepci¨®n que por el de alarma. Todo lo contrario, con el decreto de excepci¨®n el Gobierno habr¨ªa transmitido una sensaci¨®n de problema de orden p¨²blico cuando lo que Espa?a sufr¨ªa era una cat¨¢strofe natural. Ese fue el motivo por el que apenas vivimos episodios de insumisi¨®n frente a las restricciones m¨¢s duras del confinamiento. La poblaci¨®n se sinti¨® salvaguardada y acat¨® lo que consideraba que le beneficiaba a nivel personal. Eso s¨ª, meses despu¨¦s surgi¨® una nueva variante del contagio, la del oportunismo electoral, y ah¨ª comenz¨® a funcionar esa maquinaria tan bien engrasada de judicializar la vida pol¨ªtica de acuerdo al defecto original de haber politizado la vida judicial con anterioridad.
Y as¨ª se escribe nuestra historia. La del descr¨¦dito de las instituciones que limitan el poder a los pol¨ªticos. Har¨ªamos bien en acatar el fallo del Constitucional y aclarar para el futuro el mecanismo preciso de control frente a cat¨¢strofes naturales. Como apuntan las lluvias torrenciales en Alemania, que han causado cientos de muertos, y la temporada monz¨®nica que Espa?a vive cada septiembre y octubre, nos encontramos a las puertas de un periodo de enorme riesgo clim¨¢tico y sanitario. Por ah¨ª est¨¢n llegando precisamente las primeras sentencias en tribunales alemanes, que castigan a los Gobiernos locales por no tomar medidas ante el calentamiento global. Con esa actuaci¨®n se adelantan al error pol¨ªtico en lugar de participar de la estrategia ventajista habitual.
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