Pasaporte hacia la normalidad
El certificado covid europeo muestra su utilidad para la salud y la econom¨ªa
El certificado digital covid de la UE ha logrado un ¨¦xito tan inesperado como rotundo en t¨¦rminos de difusi¨®n ¡ªm¨¢s de 300 millones emitidos hasta ahora¡ª y de revitalizaci¨®n de la movilidad dentro de la Uni¨®n. El documento permite verificar r¨¢pidamente si un viajero ha sido vacunado, dispone de un test negativo o ha superado la enfermedad. Las l¨ªneas a¨¦reas reconocen que, a pesar de sus dudas iniciales, el llamado ¡°pasaporte de vacunaci¨®n¡± se ha convertido en un instrumento esencial para la recuperaci¨®n del sector durante este segundo verano de pandemia. En julio, el tr¨¢fico en los cielos aument¨® ya un 20% y, siempre que la pandemia lo permita, se espera que el ascenso contin¨²e.
Se trata del tercer ¨¦xito de la Comisi¨®n Europea que preside Ursula von der Leyen, tras la puesta en marcha de un fondo de recuperaci¨®n sin precedentes (800.000 millones de euros) y de la coordinaci¨®n de una estrategia com¨²n de vacunaci¨®n que tras los tropiezos iniciales, m¨¢s achacables a las farmac¨¦uticas que a Bruselas, ha alcanzado una velocidad de crucero considerable hasta colocar a varios pa¨ªses europeos, entre ellos Espa?a, a la cabeza de la clasificaci¨®n mundial en vacunas per capita.
En el caso del certificado, su creaci¨®n no estuvo exenta de pol¨¦micas ni del rechazo inicial de varios pa¨ªses, con la Alemania de Angela Merkel en cabeza, por temor a que se interpretase como una manera subrepticia de hacer obligatoria la vacunaci¨®n. Berl¨ªn y otras capitales tem¨ªan no solo el rechazo de los movimientos antivacunas, sino tambi¨¦n de aquella parte de la sociedad civil que vela por evitar un recorte de las libertades y de los derechos individuales con la coartada de la crisis sanitaria.
Pero el proyecto se abri¨® paso r¨¢pidamente y desde el 1 de julio, cuando entr¨® en vigor, el certificado se ha convertido en un documento casi imprescindible para viajar y crecientemente necesario para muchas otras actividades. Siempre y cuando se respeten las normas europeas y nacionales, el uso del certificado es un instrumento leg¨ªtimo para recuperar la movilidad y mejorar la seguridad en cualquier recinto donde sea inevitable la presencia de personas que no conviven habitualmente, como restaurantes, hoteles, conciertos, conferencias o museos.
El fallo del tribunal constitucional franc¨¦s de esta semana muestra que incluso el Gobierno de Emmanuel Macron, que es el que m¨¢s lejos ha ido en las medidas para forzar la vacunaci¨®n con una exigencia del certificado para numerosas actividades, ha actuado dentro de los marcos legales de su pa¨ªs. Ese tipo de veredictos debe ser la gu¨ªa para el uso del certificado covid-19, cuya aplicaci¨®n deber¨ªa ser proporcional, limitada en el tiempo y siempre sometida a un riguroso control judicial.
Las sociedades tienen derecho a defenderse de las amenazas y los gobiernos la obligaci¨®n de movilizar todos los instrumentos legales a su alcance para garantizar la protecci¨®n de sus ciudadanos. Pero conviene no olvidar que en las grandes crisis, y la covid-19 lo es, siempre surge la tentaci¨®n de sacrificar ciertos principios en aras de una soluci¨®n pragm¨¢tica a corto plazo. En tal coyuntura debe primar el convencimiento de que el respeto a los valores fundamentales de la UE no es un obst¨¢culo sino el camino de la soluci¨®n m¨¢s leg¨ªtima y sostenible. La presencia en la Uni¨®n de gobiernos como el h¨²ngaro de Viktor Orb¨¢n o el polaco bajo la batuta de Jaroslaw Kaczynski, proclives a castigar a ciertos grupos de poblaci¨®n por su orientaci¨®n sexual, muestra que m¨¢s vale mantener muy alto el list¨®n frente a cualquier tipo de discriminaci¨®n, por bienintencionada que parezca.
Pero el riesgo de deriva autoritaria en algunos pa¨ªses no debe ser ¨®bice para que los Estados europeos exploten todo el potencial de un certificado que, bien utilizado, puede ser el pasaporte hacia la tan a?orada normalidad. O, al menos, la v¨ªa hacia un marco de relaciones personales, sociales, laborales y econ¨®micas anclado en la mayor seguridad posible frente a un coronavirus con el que tocar¨¢ convivir durante un periodo indeterminado.
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