Ahorro disponible
El dinero embalsado por las familias es clave para acelerar la recuperaci¨®n
Entre las diversas consecuencias del prolongado confinamiento que la pandemia ha determinado, una de las m¨¢s destacadas es la ca¨ªda del consumo de las familias. A pesar del ascenso del comercio electr¨®nico, las dificultades f¨ªsicas para las decisiones normales de gasto y la incertidumbre restringieron severamente el consumo privado. Aun cuando la renta no haya crecido, bien sea por la ca¨ªda del empleo o la directa estabilizaci¨®n de los salarios, cuando no su reducci¨®n, las familias de clase media y baja han aumentado su propensi¨®n al ahorro. Esa cantidad de dinero no asignada al consumo, que en el caso espa?ol representa una tasa del 15% de la renta disponible, ha sido embalsada durante el ¨²ltimo a?o y medio en dep¨®sitos bancarios, fondos de inversi¨®n y en met¨¢lico, hasta iniciar su filtraci¨®n reciente a decisiones de consumo, fortaleciendo la recuperaci¨®n ya expl¨ªcita en numerosas econom¨ªas.
Esa liberaci¨®n del ahorro acumulado encuentra est¨ªmulos adicionales en unas condiciones monetarias y financieras hist¨®ricamente laxas, con tipos de inter¨¦s en m¨ªnimos, consecuentes con las decisiones de los bancos centrales de estimular de forma excepcional la demanda agregada. En algunos pa¨ªses como Alemania, el Gobierno ha inyectado directamente renta en los hogares. El resultado puede ser, efectivamente, la continuidad del ascenso de la demanda de bienes y servicios como la ya observada en la mayor¨ªa de las econom¨ªas avanzadas. Dependiendo de ese ritmo de trasvase, el ahorro acumulado podr¨ªa contribuir de forma determinante al sostenimiento de la recuperaci¨®n en los pr¨®ximos a?os. Esa es la conclusi¨®n de un trabajo del Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede), el fondo de rescate de la zona euro, que calcula que la eurozona podr¨ªa recuperar este mismo a?o el terreno econ¨®mico perdido si el ahorro acumulado se reduce un 30% hasta finales de 2022.
La concreci¨®n de un escenario tal depender¨¢ l¨®gicamente de la ausencia de perturbaciones en el proceso de recuperaci¨®n en ciernes. En primer lugar, del control de nuevas variantes de propagaci¨®n del virus y del consiguiente asentamiento definitivo de la confianza de las familias en el futuro econ¨®mico. No menos importante es el mantenimiento de las pol¨ªticas de est¨ªmulo de la demanda que bancos centrales y gobiernos instrumentaron acertadamente desde el inicio de la pandemia. Finalmente, y condicionando esas dos premisas, el control de la inflaci¨®n emergente, pero suficientemente expl¨ªcita en algunas econom¨ªas, constituye una de las condiciones necesarias para la normalizaci¨®n del gasto en consumo.
Frente a esas contingencias, las autoridades han de centrarse en dos prioridades. Esmerar el control de la propagaci¨®n de la pandemia es la fundamental. Es una forma de asentar la confianza de los ahorradores y relajar todas las precauciones que han impulsado la acumulaci¨®n de ahorro. La segunda prioridad es sopesar bien las decisiones de retirada de los est¨ªmulos monetarios y fiscales que han favorecido el inicio de la recuperaci¨®n. Para conseguirlo, calibrar adecuadamente el car¨¢cter temporal de las amenazas inflacionistas es esencial, como lo es, para los gobiernos, mantener un ritmo adecuado de concreci¨®n de las decisiones de inversi¨®n p¨²blica asociadas al plan de recuperaci¨®n. Salvo sorpresas, este deber¨ªa ser el garante principal de la normalizaci¨®n econ¨®mica a medio plazo. En manos de los gobiernos queda.
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