Campeones del di¨¢logo
La solvencia democr¨¢tica pasa por regresar a la pol¨ªtica en Catalu?a
Ha dejado de ser noticia que las tensiones constituyen parte ordinaria del funcionamiento de los gobiernos de coalici¨®n. No ser¨ªan alianzas entre diferentes sin esas disensiones, y no cabe la nostalgia del monote¨ªsmo pol¨ªtico porque ha pasado a mejor vida, al menos temporalmente. Sin embargo, algunas discrepancias p¨²blicas resultan muy llamativas en el caso del Govern de la Generalitat, que es tambi¨¦n un Gobierno de coalici¨®n con el apoyo externo de la CUP: en unos pocos d¨ªas hemos podido escuchar de nuevo posiciones tan divergentes que f¨¢cilmente podr¨ªan confundirse con el choque entre Ejecutivo y oposici¨®n.
ERC ha respaldado con palabras y con hechos ¡ªel compromiso de reunir la primera mesa de di¨¢logo el d¨ªa 13 de septiembre¡ª la voluntad de recuperar el lenguaje de la pol¨ªtica para activar soluciones al conflicto entre dos gobiernos. Junts parece preferir otro camino, al menos en p¨²blico, y ha diseminado, al calor del verano, el discurso frentista que se dirige tanto al Gobierno de Pedro S¨¢nchez como al Gobierno de Pere Aragon¨¨s (del que forma parte). La llamada a la desestabilizaci¨®n que ha realizado alguno de los cargos de la derecha independentista de Junts choca no solo con buena parte del cuadro de valores conservador, sino que desaf¨ªa tambi¨¦n la estabilidad misma del Govern al comprometer deliberadamente la estrategia a medio plazo en la que est¨¢n implicados ambos Ejecutivos.
Pero en democracia no hay alternativa al di¨¢logo: es el primer instrumento de la pol¨ªtica como negociaci¨®n y v¨ªa resolutiva de conflictos. De acuerdo con los datos demosc¨®picos m¨¢s recientes, la sociedad catalana ha rebajado en algunos puntos porcentuales el apoyo a la independencia. O dicho en modo positivo: suman dos tercios quienes se sienten c¨®modos con el sistema actual auton¨®mico y quienes aspiran a un Estado federal (en torno a un 20% estable y mejorable desde hace a?os).
La posici¨®n dialogante de ERC responde de forma consecuente a las expectativas de buena parte de su electorado, pero tambi¨¦n de una ciudadan¨ªa catalana escarmentada con experimentos sin demasiado futuro ni viabilidad. El empe?o en romper las reglas del juego y promover actitudes (cuando menos verbales) de desaf¨ªo a las leyes de la pol¨ªtica en democracia delatan seguramente una desesperanza real sobre el improbable ¨¦xito de cualquier f¨®rmula ajena al di¨¢logo y la negociaci¨®n. Esa es tambi¨¦n la convicci¨®n del Gobierno de Pedro S¨¢nchez, y no parece que puedan cuartearla declaraciones extempor¨¢neas o abiertamente provocadoras de sectores del independentismo unilateralista sin legitimidad democr¨¢tica. La tiene, por supuesto, el president Aragon¨¨s para mantener sus demandas m¨¢s altas sin salir de la mesa negociadora, como ha reclamado Oriol Junqueras en declaraciones recientes. Ser ¡°campeones del di¨¢logo¡± es objetivamente un logro democr¨¢tico que ha seducido incluso a quienes incurrieron abiertamente en posiciones muy poco razonables, como Carme Forcadell, hoy dispuesta a otorgar un voto de confianza a esa potencial herramienta que ha de ser la mesa de di¨¢logo. La ruta sigue empedrada, sin duda, pero los amortiguadores tienen ya otra resistencia.
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