20 a?os no es nada
La retirada de las tropas estadounidenses de Afganist¨¢n nos devuelve al momento de los atentados del 11-S de una forma inesperada
Han pasado 20 a?os desde los atentados del 11-S y la retirada de las tropas estadounidenses de Afganist¨¢n nos devuelve a ese momento de una forma inesperada. Hemos visto la derrota de la OTAN, el ensimismamiento de Estados Unidos y la confirmaci¨®n de una tragedia anunciada para los afganos. Los atentados en Nueva York y Washington se interpretaron como un cambio de ¨¦poca, un enfrentamiento entre ¡°civilizaciones¡±. En la respuesta hab¨ªa una combinaci¨®n de hegemon¨ªa, chapuza, orgullo herido y optimismo mesi¨¢nico exacerbado despu¨¦s en Irak. Tambi¨¦n hab¨ªa mala conciencia: en la idea de la exportaci¨®n de la democracia y los Derechos humanos estaba el recuerdo de los genocidios en Ruanda y la antigua Yugoslavia.
Luego vivimos en los a?os del terror: la cultura, de John Updike a Lawrence Wright, de Kathryn Bigelow a Spike Lee, abordaba el terrorismo isl¨¢mico. No habl¨¢bamos de guerra cultural: iba en serio. Hubo invasiones, en Occidente se experimentaba el peligro de los atentados, que adoptaban nuevas t¨¢cticas, eran globales y a la vez estaban debajo de casa. Esa amenaza no ha desaparecido, pero tenemos tambi¨¦n otros miedos. Adem¨¢s de los errores ¡ªque no se construyera un Estado, que se descuidara la econom¨ªa, que se olvidase que para que funcione una democracia es necesario crear una burocracia, como dec¨ªa V¨ªctor Lapuente, la corrupci¨®n¡ª esas experiencias, la grotesca trampa de Irak y el descr¨¦dito que gener¨®, y los fracasos y la percepci¨®n de fragilidad de Occidente nos han hecho desconfiar de la idea del intervencionismo liberal. No s¨®lo por los resultados tr¨¢gicos en el extranjero. Tambi¨¦n por los resultados aqu¨ª. Como ha escrito Edward Luce, la guerra en Afganist¨¢n siempre ha obedecido a las condiciones sobre el terreno; y el terreno es Washington. Tenemos otras preocupaciones y otras distracciones. Y la ¨¦pica que mejor aceptan nuestras sociedades es el hero¨ªsmo de los cuidados.
Reconocer los l¨ªmites es desalentador. Christopher Hitchens se equivoc¨® en algunas cosas, pero acert¨® al escribir que lo que los terroristas del 11-S abominaban de Occidente ¡°no es aquello que los progresistas occidentales rechazan y no pueden defender de su propio sistema, sino lo que s¨ª les gusta y deben defender: sus mujeres emancipadas, su investigaci¨®n cient¨ªfica, su separaci¨®n entre religi¨®n y Estado¡±. Quiz¨¢ nosotros hemos cambiado, ellos no tanto. @gascondaniel
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