La socialdemocracia reinventa sus principios
Que Alemania decida centrarse en la idea de respeto resulta llamativo por su sencillez y cordura, y porque parece buscar un lenguaje pol¨ªtico nuevo
Quiero una sociedad en la que el respeto mutuo tenga un nuevo significado¡±. Palabras de Olaf Scholz, el candidato socialdem¨®crata a la canciller¨ªa alemana que ha colocado a su partido en cabeza a apenas un mes para las elecciones. M¨¢s all¨¢ de otras lecturas pol¨ªticas (por ejemplo, que el socio minoritario de una coalici¨®n no tiene por qu¨¦ verse perjudicado tras estar en el Gobierno), los comicios inaugurar¨¢n la era pos-Merkel en Alemania y Europa en un momento de turbulencias geopol¨ªticas. Ser¨¢n, adem¨¢s, un term¨®metro del estado social tras la pandemia y un indicador de hacia d¨®nde mira el progresismo. Que la cuna de la socialdemocracia decida centrarse en la idea de respeto resulta llamativo por su sencillez y cordura, y porque parece buscar un lenguaje pol¨ªtico nuevo.
Los cambios tecnol¨®gicos y laborales, el nuevo orden global o la violencia del cambio clim¨¢tico explican el apoyo a los viejos partidos sist¨¦micos y, en el caso del SPD, que Scholz pueda presentarse como el verdadero continuista de la era Merkel antes que el candidato de la CDU. Lo interesante es que no es un discurso del miedo el que atrae al electorado, sino una actitud valiente para mirar al futuro y darle forma. Ahora que cierta izquierda ha puesto de moda comercializar con la nostalgia, explotando la incertidumbre mediante la b¨²squeda de identidad en la seguridad de un imaginario origen natal (ese ¡°mundo intacto que en realidad no existe¡±, en palabras de Philipp Blom), es llamativo que otra izquierda reivindique en Europa la idea de respeto, por ejemplo para aceptar con naturalidad que se prefiera vivir en entornos no urbanos y que el respeto consista en dotarlos de infraestructuras y oportunidades para el desarrollo personal. Oponer dos mundos idealizando uno genera una brecha; el respeto busca cohesi¨®n social.
Para Scholz, respetar a los j¨®venes es hablar de la vivienda; respetar a los ancianos, hacerlo de su cuidado; respetar a las mujeres es lidiar con la brecha salarial, y respetar el medio ambiente es, en fin, evitar desastres como las inundaciones de julio. Pero habla tambi¨¦n del respeto al trabajo tras una pandemia que ha visibilizado el hero¨ªsmo de quienes desempe?an labores sin reconocimiento social, demostrando que la divisi¨®n entre lo cultural y material es tramposa. El trabajo no es una mera relaci¨®n de producci¨®n, pues se define tambi¨¦n por el grado de apreciaci¨®n social que le damos. El respeto al trabajo recupera as¨ª el ADN de una lucha pol¨ªtica que la vieja izquierda que acusa a la nueva de culturalista tampoco parece entender: redistribuci¨®n y reconocimiento deben ir unidas, y es ese respeto el que genera cohesi¨®n social. Y f¨ªjense en que el hombre que articula este discurso es pura era Biden: un pol¨ªtico de orden sorpasando a los verdes y a la vieja CDU sin rupturas ni enmiendas a la totalidad. As¨ª que bienvenido sea el nuevo liderazgo alem¨¢n. Europa lo necesita.
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