Nostalgia
Las redes sociales acogen juicios sumar¨ªsimos, pero son tambi¨¦n una atalaya privilegiada para detectar estados de ¨¢nimo
El hashtag, la palabra precedida del s¨ªmbolo de la almohadilla que hace referencia a un tema de conversaci¨®n en redes sociales, acaba de cumplir 14 a?os. La Real Academia Espa?ola no ha admitido el extranjerismo y mantiene el t¨¦rmino ¡°en observaci¨®n¡±. Puede que en alg¨²n momento decida incluirla en su diccionario, como ya hizo con ¡°emoji¡± (¡°peque?a imagen o icono digital que se usa en las comunicaciones electr¨®nicas para representar una emoci¨®n, un objeto, una idea¡±), ¡°avatar¡± (¡°representaci¨®n gr¨¢fica de la identidad virtual de un usuario en entornos digitales¡±) o ¡°trolear¡± (¡°en foros de internet y redes sociales, publicar mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de boicotear algo o a alguien, o entorpecer la conversaci¨®n¡±).
Cada d¨ªa miles de personas introducen la almohadilla antes del enunciado de algo que las ha sorprendido o conmovido, entusiasmado ¡ªo las m¨¢s de las veces¡ª provocado indignaci¨®n con la intenci¨®n de invitar a otros a esa conversaci¨®n para sumarlos a una causa o convertir su opini¨®n en corriente. Pese a la juventud del hashtag, apenas un adolescente, su poder ya es inmenso y en muchos casos, incontrolable. Como todos los poderes, puede utilizarse para hacer el bien ¡ªense?ar algo que merece ser conocido, recuperar un objeto perdido, forzar a una compa?¨ªa remolona a reparar una aver¨ªa, desearnos un #felizlunes...¡ª o el mal ¡ªgenerar odio, recoger insultos, difundir calumnias...¡ª.
Las redes sociales son capaces de sacar del anonimato a perfectos desconocidos en cuesti¨®n de horas y acogen juicios sumar¨ªsimos saldados en sentencias de 280 caracteres. Pero son tambi¨¦n una privilegiada atalaya ¡ªseg¨²n la definici¨®n de la Real Academia, ¡°torre hecha com¨²nmente en lugar alto para dar aviso de lo que se descubre¡±; ¡°estado o posici¨®n desde la que se aprecia bien una verdad¡±¡ª para conocernos mejor, incluso cuando la ¨²nica certeza es que hay un ej¨¦rcito invisible dispuesto a acribillarnos a mentiras.
Bucear en los trending topics (los temas m¨¢s populares de conversaci¨®n en Twitter) equivale a asomarse a cientos de ventanas, colarse en los salones y entrar a desayunar en los bares para poner la oreja y detectar estados de ¨¢nimo. En los ¨²ltimos d¨ªas, las redes hablaron, sobre todo, de nostalgia. Hubo muchos hashtags sobre f¨²tbol, cuyos estadios celebraban la posibilidad de ampliar el aforo hasta el 60%, acerc¨¢ndose a la ansiada vieja normalidad; se celebr¨® tambi¨¦n por todo lo alto, con profusi¨®n de almohadillas, el anuncio del regreso de Abba 40 a?os despu¨¦s de su separaci¨®n; se recuper¨® un viejo asunto, la renovaci¨®n del Consejo General del Poder Judicial, en funciones desde diciembre de 2018 por falta de acuerdo entre los dos grandes partidos, y se record¨® el nacimiento del escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido en 2015. Sin saberlo, el autor de El libro de los abrazos, ya predijo hace muchos a?os el comportamiento y la versatilidad de las redes sociales, ese mar de fueguitos: ¡°Hay fuegos grandes y fuegos chicos. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende¡±.
El grupo sueco Abba vuelve casi cuatro d¨¦cadas despu¨¦s de autodestruirse. M¨¢s dif¨ªcil parece el regreso del consenso en la pol¨ªtica espa?ola de Pimpinela. Pero seguiremos observando el fuego de las redes para detectar cualquier cambio de viento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.