No hay racismo en Catalu?a
La diferencia entre un racista culto y uno que no lo es est¨¢ en los recursos de los que dispone el primero para defender sus postulados
Nos hipnotizaba con los movimientos sinuosos de sus manos al contarnos el devenir tr¨¢gico de Edipo o Fausto, al describir con entusiasmo la adoraci¨®n que profesaban los trovadores a sus amadas y se mostraba fascinada por El loro de Flaubert. Yo la escuchaba con admiraci¨®n en aquel primer a?o de carrera sentada en los bancos antiguos del edificio central de la Universidad de Barcelona. Me pareci¨® entonces una mujer de amplia cultura, sensible y capaz de analizar las obras m¨¢s importantes de la literatura universal con una mirada profunda. Tal vez proyectara sobre ella mi sed de conocimientos despu¨¦s de haber luchado tanto por llegar a lo que entonces supon¨ªa era la catedral del saber. Idealismo puro que tambi¨¦n debi¨® mencionar en alguna de sus clases mi profesora de teor¨ªa de la literatura. Se llamaba Laura Borr¨¤s y hoy es presidenta del Parlament de Catalu?a. Representante, por lo tanto, de todos los catalanes del presente sea cual sea su procedencia.
Es por todo esto por lo que me entristeci¨® profundamente saber que el jueves participaba en un homenaje a Heribert Barrera, uno de sus predecesores en el cargo que arremeti¨® con dureza contra Catalu?a por llegar cuando los que entonces nos est¨¢bamos incorporando a ella no ten¨ªamos posibilidad alguna de alzar la voz contra sus disparates. Su discurso es calcado al de cualquier ultraderecha xen¨®foba y centra la ciudadan¨ªa en la identidad, lo que nos lleva f¨¢cilmente a derroteros biologicistas. Yo ya me he curado un poco los pecados de juventud, me di cuenta hace tiempo de que la cultura no nos hace mejores personas y que hay tanto racismo entre las instancias m¨¢s elevadas del mundo acad¨¦mico como en el barrio m¨¢s poligonero. El clasismo difundido por quienes se tienen por mejores es lo que nos lleva a creer que son m¨¢s racistas los pobres y analfabetos. Pero nada m¨¢s lejos de la realidad: la diferencia entre un racista culto y uno que no lo es est¨¢ en los recursos de los que dispone el primero para defender sus postulados.
Cuando los ni?os catalanes (me refiero a los catalanes impuros, los hijos de la peligrosa inmigraci¨®n seg¨²n Barrera) vayan a visitar el Parlament para educarse como ciudadanos iguales a los dem¨¢s, ?c¨®mo les contar¨¢ la muy honorable presidenta que participara en un homenaje a quien cre¨ªa que los negros eran intelectualmente inferiores? ?C¨®mo justificar¨¢ que no rechace abiertamente su xenofobia?
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