El paciente espa?ol
En el actual clima de divisi¨®n pol¨ªtica, toca tomar partido. Hay que atacar al oponente con adjetivos descalificativos, no estudiarlo fr¨ªamente
Los otros est¨¢n enfurru?ados. Nosotros somos equilibrados, pero nuestros rivales pol¨ªticos son iracundos. ?Les suena? Es el dictado favorito de las musas a las plumas m¨¢s reconocidas del momento. Y no me sorprende este manique¨ªsmo en muchos an¨¢lisis de esta ¨¦poca tan polarizada, pero s¨ª en una de las mentes mejor amuebladas de la izquierda, Ignacio S¨¢nchez-Cuenca. Hace unos d¨ªas escrib¨ªa aqu¨ª sobre ¡°las ¨¦lites enfurru?adas de la Transici¨®n¡± que, humilladas ante el surgimiento de movimientos pol¨ªticos alternativos (como Podemos) se han desplazado a la derecha, formando ¡°una alianza amplia y poderosa que se revuelve¡± ante cualquier reforma pol¨ªtica.
Me asombra viniendo del profesor que me ense?¨® dos reglas b¨¢sicas para examinar la realidad: pensar en individuos concretos, no en grupos amorfos, y evitar los adjetivos. El profesor S¨¢nchez-Cuenca ha educado a generaciones de cient¨ªficos sociales de nuestro pa¨ªs en un principio propio del mundo anglosaj¨®n, y ajeno a una Espa?a bajo la sombra del postmodernismo estructural y otros devaneos mentales franco-germanos: el individualismo metodol¨®gico. Es decir, asumir que quienes act¨²an en una sociedad no son entes abstractos (como ¡°alianzas poderosas¡±), sino personas de carne y hueso, con intereses diversos que hay que estudiar minuciosamente. Cortar con bistur¨ª de cirujano, no pintar con brocha gorda.
La segunda lecci¨®n que aprend¨ª de S¨¢nchez-Cuenca es que explorar el mundo social es como en el p¨®ker: las emociones deben quedarse en la puerta. S¨¢nchez-Cuenca es para m¨ª el Conde Alm¨¢sy de El paciente ingl¨¦s cuando Katherine le dice: ¡°Quer¨ªa conocer a la persona que escribi¨® un libro tan largo con tan pocos adjetivos¡±. A lo que Alm¨¢sy responde: ¡°Una cosa es una cosa sin importar el adjetivo que le pones. Coche grande, coche peque?o, sigue siendo un coche¡±.
Pero parece que ya no es as¨ª. Ahora, los otros son coches enfurru?ados. Y es que a algunos intelectuales espa?oles les ha pasado como al paciente ingl¨¦s y sus amigos exploradores al estallar la guerra mundial, que antepusieron la lealtad patri¨®tica a la raz¨®n internacionalista. En el actual clima de divisi¨®n pol¨ªtica, toca tomar partido. Hay que atacar al oponente con adjetivos descalificativos, no estudiarlo fr¨ªamente.
Y lo dejo aqu¨ª porque nadie querr¨¢ conocer a alguien que escribe una columna tan corta con tantos adjetivos. @VictorLapuente
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