Violencias

Hace unos d¨ªas, Mario Vargas Llosa particip¨® de la Feria del Libro de Cajamarca, Per¨². Le preguntaron por su alejamiento de la religi¨®n y, para responder, hizo una introducci¨®n necesaria. Cont¨® que a los 12 a?os tuvo ¡°un incidente de origen sexual¡± cuando un d¨ªa, al presentarse en el colegio religioso al que iba, uno de los curas lo llev¨® al quinto piso: ¡°Este hermano que hab¨ªa sido muy buen profesor sac¨® unas revistas mexicanas que eran de desnudos. Muy asustado, empec¨¦ a hojearlas. De pronto descubr¨ª que este hermano me estaba tocando la bragueta, como si quisiera masturbarme. Me ech¨¦ a llorar y se asust¨® mucho, me abri¨® la puerta, me dej¨® salir y me dijo ¡®c¨¢lmate¡¯. Le cuento esto porque, a partir de entonces, yo, que hab¨ªa sido un ni?o muy creyente, me fui desinteresando de la religi¨®n¡±. Al d¨ªa siguiente, esc¨¢ndalo: ¡°Vargas Llosa confes¨® que fue v¨ªctima de abuso sexual a los 12 a?os¡±, ¡°la traum¨¢tica revelaci¨®n de Vargas Llosa¡±, ¡°Vargas Llosa revel¨® que fue abusado de ni?o¡±. Pero Vargas Llosa no habla de abuso sino de ¡°un incidente de origen sexual¡±. Al mencionar al cura lo llama serenamente ¡°hermano¡± y aclara que era un buen profesor. Ni en ese relato ni en declaraciones posteriores se?ala que la situaci¨®n lo haya traumatizado o que se sienta ¡°v¨ªctima¡± de alguna cosa. Tampoco confes¨® ni revel¨® nada: todo eso estaba contado con pelos y se?ales en El pez en el agua, su libro de memorias de 1993, cuando ya era autor de algunas de las mejores novelas de la historia de la literatura, y sin embargo nadie le pregunt¨® nada, ni entonces ni despu¨¦s. El abuso sexual infantil es una abominaci¨®n que puede dejar da?os irreparables. Pero ser incapaces de distinguir entre experiencia y trauma (algo que sucedi¨®, algo que todav¨ªa sucede), y colocar el r¨®tulo de v¨ªctima a personas que no se sienten tales, es reproducir el mecanismo de violencia que se quiere, con nobleza, denunciar.