S¨¢nchez y esta ¡°Espa?a de Espa?as¡±
Sentarse en una mesa a escenificar un di¨¢logo con Catalu?a es mejor que casi cualquier otra cosa que haya sucedido en los ¨²ltimos diez a?os
Sentarse en una mesa a escenificar un di¨¢logo con Catalu?a es mejor que casi cualquier otra cosa que haya sucedido en los ¨²ltimos diez a?os. Desde luego es mejor que escenificar un refer¨¦ndum ilegal para la desconexi¨®n del Estado, o interiorizar una revoluci¨®n ficticia con barricadas bajo la etiqueta m¨ªtica de los CDR, o creerse h¨¦roes libertadores al frente de un MLN a fuerza de pervertir una ret¨®rica de efectos lis¨¦rgicos hasta crear el delirio del proc¨¦s ante la perplejidad de las canciller¨ªas y de las instituciones internacionales de referencia... Mejor escenificar un di¨¢logo, desde luego. E incluso es posible que a fuerza de escenificar ese di¨¢logo en una mesa bilateral, se acabe dialogando por pura inercia, y que en ese di¨¢logo, rizando el rizo, llegasen a entenderse. Podr¨ªa ser una novela de Mar¨ªas o un buen relato de Italo Calvino: la historia de un lugar fracturado en el que salen del bloqueo con la escenificaci¨®n de un di¨¢logo, y por error acaban dialogando de verdad y solventan sus diferencias. La realidad es que la Catalu?a del siglo XXI es territorio propicio para los trucos de la ficci¨®n.
De momento esto sucede entre las reacciones hist¨¦ricas del nacionalpopulismo convergente, envenenado por la l¨®gica puigdemon¨ªaca, y las reacciones hist¨¦ricas de la derecha espa?ola, sobre todo esa derecha turbonacionalista que trata de recuperar viejos esencialismos, aunque de esto no quepa deducir una equidistancia. La efervescencia de Vox debe mucho al abuso del independentismo catal¨¢n, que ha aprovechado la aritm¨¦tica parlamentaria para forzar asimetr¨ªas, retorcer la legalidad, excluir a la mitad de la poblaci¨®n imponiendo su identidad, generar una cultura de la impunidad.... Esto, y el creciente protagonismo del populismo filocomunista de Podemos, aviv¨® la irrupci¨®n de la extrema derecha con su arsenal completo. Todo, en fin, son malas noticias. Desde la perspectiva de 2021, demasiadas. Previsiblemente, como en Euskadi, habr¨¢ que aceptar una cierta amnesia colectiva para salir de la espiral, pero nunca se podr¨¢ olvidar la verdad.
Hay que repensar, entretanto, esto. Por m¨¢s que repensar Espa?a provoque una pereza oce¨¢nica despu¨¦s de un siglo de irreprimible debate intelectual en torno a Espa?a como problema, t¨ªtulo de aquel ensayo de La¨ªn Entralgo despu¨¦s de la pol¨¦mica de Am¨¦rico Castro y Claudio S¨¢nchez de Albornoz, al que replica Calvo Serer con Espa?a sin problema... esa pasi¨®n que atraviesa el siglo de Ganivet a Maravall o Caro atrapando al pa¨ªs en un bucle melanc¨®lico. Los aprendices de brujo que han querido estigmatizar el 78 nos han devuelto a ese latazo; y Catalu?a amenaza el modelo constitucional. Mientras S¨¢nchez hace equilibrios para ganar tiempo, especialidad de la casa, desde otros territorios se le alerta de los riesgos no s¨®lo simb¨®licos, incluyendo algunos barones socialistas. Tal vez toque aproximarse a la idea de Espa?a como ¡°Espa?a de Espa?as¡±, f¨®rmula empleada por Ximo Puig, para reequilibrar decididamente mediante la financiaci¨®n y salir del confinamiento de los nacionalismos. De momento, a la espera del twist ending, no parece que la v¨ªa actual lleve a nada. Pero siempre ser¨¢ mejor nada que el proc¨¦s.
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