Lo que est¨¢ en juego en Colombia
El pa¨ªs se transformar¨¢ paulatinamente de una econom¨ªa petrolera a una agropecuaria, manufacturera y de servicios
El pesimismo ha invadido a varios pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, y a espa?oles y otros europeos que se interesan en la regi¨®n. En el caso de Colombia, pocas personas parecen percatarse de que est¨¢ en el umbral de una d¨¦cada promisoria y esperanzadora. Colombia se transformar¨¢ paulatinamente de ser una econom¨ªa petrolera a una agropecuaria, manufacturera y de servicios. Estamos por redescubrirla con base en ver lo que no hemos visto, en lugares que han estado olvidados y desatendidos.
Descubrir ser¨¢ hacer las cosas de manera diferente, ¡°crear¡± nueva econom¨ªa, justo donde no la hay. Es ah¨ª donde nos jugamos el futuro. En el anillo pobre, tanto del pa¨ªs, como de las ciudades. Para descubrir al pa¨ªs y crear econom¨ªa, Colombia debe abordar un nuevo proceso de descentralizaci¨®n. Durante las cuatro d¨¦cadas petroleras Bogot¨¢ envi¨® transferencias hacia las regiones para educar a ni?os y j¨®venes, universalizar la salud y dotarlas de infraestructura. El futuro est¨¢ en mover el centro de creaci¨®n de riqueza. Motivar a los pioneros, nacionales y extranjeros, a ver con ojos distintos a muchas zonas del pa¨ªs. Esa es la ¨²nica forma eficaz de combatir las dos Colombias que existen, separadas, distintas, hura?as. Una pobre y otra rica.
El Estado debe parar de ser un estorbo que impone tr¨¢mites y regulaciones, y dificulta cumplirlos; que no hace las v¨ªas capilares ni las mantiene; que no pone jueces suficientes, no los dota de tecnolog¨ªa, ni los entrena continuamente, con lo cual no hay justicia; que no le facilita al empresario el acceso a la tecnolog¨ªa para poscosecha, empaque y aduana, transporte y puertos, tr¨¢mites de comercio y diplomacia comercial, lo cual impide inundar al mundo de productos colombianos.
Debemos devolver la pedagog¨ªa a la educaci¨®n. Estar sentado en un colegio y una escuela y hacer tareas por las tarde no es educaci¨®n, a menos que muchas cosas pasen dentro de las mentes y corazones de los chicos. Si esos conocimientos que descubren no los transforman, y se limitan simplemente a memorizarlos y repetiros, la educaci¨®n se vuelve una p¨¦rdida de tiempo para ni?os y maestros. Debemos llenar a las mentes y los corazones de los j¨®venes de futuro para que cuando lleguen a ¨¦l encuentren trabajo, y no caigan en el desespero y la protesta.
Buena pedagog¨ªa formando j¨®venes y nuevas empresas apostando por las regiones y las zonas pobres de las ciudades crear¨¢n los trabajos del futuro y les pondr¨¢n dinero en el bolsillo. Los j¨®venes crear¨¢n muchas de esas empresas. Seremos un pa¨ªs que crea y soluciona, y no que entorpece y descree.
Una Colombia que conf¨ªa y en la cual confiar. El ni?o que realmente aprende. El padre de familia que sabe que por las tardes sus hijos est¨¢n haciendo deporte, cultura o aprendiendo oficios, y no a merced de que les ofrezcan drogas. El agricultor y el empresario manufacturero que sabe que puede contar con un precio justo para sus productos, y puede sacarlos a tiempo y r¨¢pido al mercado y hacer ganancia.
El sistema financiero que se esfuerce por apostar por el flujo futuro y el ¨¦xito del empresario y el agricultor, entendiendo a fondo su negocio. El Gobierno que ayude a compartir el riesgo para que los cr¨¦ditos lleguen a tiempo y sean abundantes y baratos.
El funcionario p¨²blico que entiende, en cada minuto, que su funci¨®n es ayudar honradamente a que esas personas produzcan y progresen, las empujen y apoyen en lugar de ofuscarlas y entorpecerlas; les allanen el camino a los mercados y les faciliten vender y comprar. Que adapte la tributaci¨®n para crecer, y no al contrario. Ese s¨ª que ser¨ªa un Gobierno para crecer y crear econom¨ªa.
La verdadera redistribuci¨®n de ingresos y riqueza son los puestos de trabajo nuevos para j¨®venes y padres de familia, todos formales y bien pagos. No habr¨¢ ning¨²n trabajo informal en Colombia. Se debe adaptar la formalidad a la realidad y transformar esa realidad para que cada trabajador, bien sea independiente o empleado, progrese y gane. Los primeros empleos de cada persona deben desligarse de su seguridad social. Contribuir¨¢ cuando haya adquirido experiencia y avanzado en sus ingresos.
M¨¢s que un pa¨ªs unitario, Colombia es la suma de regiones heterog¨¦neas. Se construir¨¢n v¨ªas terciarias y se mantendr¨¢n las existentes. Debemos volcarnos sobre la Colombia lejana para que no quede a merced de fuerzas oscuras, hoy m¨¢s potentes que nunca. La batalla por la paz, la seguridad y la justicia es tambi¨¦n la batalla por la econom¨ªa. Cumpliremos con la paz, pero ganaremos las guerras que a¨²n persisten.
Esto requiere un reenfoque de los empresarios, desde su comodidad y mercados actuales, y un redise?o a fondo del Gobierno nacional, desadaptado frente al pa¨ªs que comanda. No conoce a fondo el terreno, no vive en ¨¦l, no est¨¢ involucrado en resolver sus problemas. No m¨¢s frustraci¨®n causada por la corrupci¨®n para contratistas y funcionarios que viven de estrangular el progreso y desnaturalizar al Estado. La gerencia de la integridad y la ¨¦tica debe liderarse desde la cabeza del Estado. La estructura centralista del Estado es anacr¨®nica, ineficaz, ignorante, desconectada del terreno, bomberil, firmona, ombliguista, complaciente e insensible.
Si creemos que el problema de los j¨®venes son los j¨®venes, nos equivocamos. Es problema de los j¨®venes es un pa¨ªs mal gestionado, mal entendido, que no parece saber de d¨®nde sacar diez millones de buenos empleos, dignos, bien pagos, nuevos y creadores de riqueza genuinamente nueva.
Las soluciones est¨¢n en sus cerebros, en sus manos, en su intuici¨®n, en su tierra y trabajo, en sus atractivos locales, all¨ª donde viven y pueden producir cosas para vender en todos lados. Est¨¢ en rodearlos de nuevos negocios, con mercados, tecnolog¨ªa, log¨ªstica, empresarialidad, justicia, Estado no entorpecedor sino facilitador, no paquid¨¦rmico y costoso, sino liviano, ¨¢gil y barato; est¨¢ en llevar pioneros a las regiones y unir capacidades, conocimiento de mercados y tecnolog¨ªa, con las potencialidades locales.
La quinua en el Macizo colombiano, los caprinos y ovinos en La Guajira, la miel y el cacao en Arauca, el ganado de exportaci¨®n, la nueva papa en Nari?o, la oferta tur¨ªstica integral, etc. son ejemplos de un gran iceberg econ¨®mico hundido, que hay que dejar emerger.
A las finanzas p¨²blicas y a la calificaci¨®n Grado de Inversi¨®n los salva el mayor volumen de negocios, no las reformas en el Congreso. A la turbina de los combustibles f¨®siles la reemplazar¨¢ paulatinamente la nueva turbina de m¨¢s y genuinamente nueva econom¨ªa.
Defiendo un enfoque basado en cinco pilares: 1) Transformaci¨®n y no solo reformas. 2) El c¨®mo y no solo el qu¨¦. 3) Desde las regiones y no solo desde Bogot¨¢. 4) Crear econom¨ªa y no solo crecer. 5) Pedagog¨ªa y nunca demagogia.
Juan Carlos Echeverry es precandidato presidencial para elecciones de Colombia 2022
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