Otro canciller, la misma Alemania
En ausencia de una figura como Merkel, los votantes han apuntalado el centro pol¨ªtico y la vocaci¨®n pactista
El d¨ªa despu¨¦s de Angela Merkel deja a Alemania sin un sucesor claro y la impresi¨®n de que una gran mayor¨ªa de los alemanes se articula alrededor del mismo centro pol¨ªtico que supo encarnar la canciller, si bien fragmentado ahora en cuatro rostros en vez de uno. Emerge como modesto vencedor el partido socialista (SPD), con el actual ministro de Finanzas, Olaf Scholz, como candidato a canciller. La socialdemocracia comenz¨® el domingo un cierto renacer despu¨¦s de tres lustros de decadencia, con un 25,7% de los votos. Nada tiene que celebrar la democracia cristiana de la CDU, que no ha sabido dar continuidad al liderazgo de Merkel con Armin Laschet como candidato y ha obtenido el peor resultado de su historia (24,1%). Se abren ahora semanas, quiz¨¢ meses teniendo en cuenta los precedentes, de incertidumbre en las que el canciller lo decidir¨¢n dos partidos bisagra: Los Verdes y los liberaldem¨®cratas (FDP).
Este lunes Scholz asegur¨® que ten¨ªa el mandato de los votantes para formar Gobierno. Ganar por menos de dos puntos y depender de dos partidos para gobernar no es exactamente un mandato, aunque el ascenso de su partido sea real mientras su rival conservador est¨¢ en aparente declive. Tiene sentido que sean los tres partidos que han salido reforzados de la elecci¨®n (socialdem¨®cratas, verdes y liberales) los que intenten ponerse de acuerdo. Pero no hay hueco para el triunfalismo y seguramente tampoco para tentaciones de ruptura. El centroderecha ha perdido m¨¢s de ocho puntos y aun as¨ª ha empatado las elecciones. Ese 50% del electorado que vota a los dos grandes partidos tradicionales est¨¢ dividido por la mitad, y si est¨¢ de acuerdo en algo es en que ninguno de los dos candidatos es Merkel.
Merece especial atenci¨®n la diferente suerte de los partidos a izquierda y derecha de los dos grandes. La importante subida de Los Verdes (del 8,9% al 14,6%) permite intuir que el ¨¢ngulo ciego de la socialdemocracia es una mayor contundencia en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, que durante la campa?a se revel¨® como la principal preocupaci¨®n ciudadana. La izquierda alternativa de Die Linke se ha hundido hasta rozar el l¨ªmite que la dejar¨ªa fuera del Bundestag. Por el otro lado, la ultraderecha no tiene recorrido pol¨ªtico, mientras los liberales del FDP se consolidan (11,5%). La erosi¨®n de los dos grandes partidos no ha llevado al electorado a los extremos, sino a buscar en cuatro partidos la centralidad pactista que antes buscaban en dos, o m¨¢s bien, en Merkel.
En ese juego, los Verdes han mostrado m¨¢s disposici¨®n a pactar con el centroderecha que el FDP con el centroizquierda, y tambi¨¦n se han abierto a colaborar la l¨ªder ecologista Annalena Baerbock y el l¨ªder liberal Christian Lindner. La fragmentaci¨®n pol¨ªtica es ya la norma en toda Europa, pero lo que ha hecho ejemplar a Alemania ha sido la determinaci¨®n de aislar a la ultraderecha y eliminar los vetos entre los partidos democr¨¢ticos.
Acierta Laschet cuando dice que ¡°toda Europa est¨¢ pendiente de lo que pase en Alemania¡±. Por ese lado, y despu¨¦s de Merkel, las cosas han cambiado poco: el resto de europeos saben que buena parte del futuro depende de las decisiones que tomen los partidos alemanes en las pr¨®ximas semanas o meses.
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