Una Alemania a dos bandas
El pa¨ªs tiene todos los incentivos para ejercer una pol¨ªtica propia, no europea, hacia Pek¨ªn
Para saber c¨®mo vamos a llevarnos con China a partir de ahora, los europeos dependemos de Alemania. Si quiere cambiar las cosas, Bruselas necesita que el futuro Gobierno alem¨¢n est¨¦ por la labor. Pek¨ªn lleva cinco a?os siendo el primer socio comercial bilateral de Berl¨ªn. Las empresas alemanas han invertido all¨ª m¨¢s que cualquier otro pa¨ªs europeo. Para ellas, lo m¨¢s importante es que el Ejecutivo que salga de las negociaciones no toque lo que funciona.
Como la occidental, estos d¨ªas la prensa china tambi¨¦n ha puesto en perspectiva la etapa de Angela Merkel. Entre las alabanzas: su actitud prudente y conciliadora, como la de sus predecesores, pero con un toque de curiosidad. ¡°En 2014, durante una visita a Chengdu, Merkel se par¨® en un mercado a comprar berros, fideos, pimienta y an¨ªs estrellado¡±, destacaba la propaganda de la agencia Xinhua esta semana. Ha sido una socia pragm¨¢tica, como le gusta al Partido Comunista, y ha firmado contratos que ya habr¨ªan querido suscribir sus socios europeos. Por eso hay quien le critica que haya jugado a dos bandas.
En los 16 a?os de Gobierno de Merkel, ning¨²n pa¨ªs ha cambiado tanto como China. El consumo privado tiene m¨¢s peso y cada vez fabrican bienes de mayor valor a?adido, lo que les permite depender menos del exterior. El Partido Comunista vende que est¨¢n ocupando la posici¨®n que les corresponde. Para que las empresas alemanas no perdieran en esa transici¨®n, la propia Merkel llev¨® la pol¨ªtica exterior desde Canciller¨ªa, con el apoyo del ministro Altmeier. En total viaj¨® 12 veces a China. Es habitual que dentro de un mismo Gobierno haya posiciones distintas en Comercio, por ejemplo, que en Exteriores o Defensa, pero en este caso Merkel tom¨® una posici¨®n muy clara: evitar un conflicto con China.
Esto ha tenido consecuencias a nivel europeo. Aunque Bruselas est¨¢ revisando su postura con Pek¨ªn en frentes como el 5G o la pol¨ªtica de inversiones, en algunos asuntos la UE es tibia, dicen los cr¨ªticos, porque Berl¨ªn no empuja lo suficiente. Un ejemplo es la estrategia europea de cooperaci¨®n con la regi¨®n Indo-Pac¨ªfico, que se public¨® hace un a?o. Es muy gen¨¦rica y evita hablar de rivalidad con China.
Alemania tiene todos los incentivos para ejercer una pol¨ªtica propia, no europea, hacia Pek¨ªn. El tema es si el nuevo Gobierno seguir¨¢ la l¨ªnea actual o adoptar¨¢ un discurso m¨¢s parecido al de otros pa¨ªses que abogan por poner l¨ªneas rojas. Todos los partidos alemanes tienen una posici¨®n m¨¢s esc¨¦ptica que hace a?os, pero no hay consenso: unos creen que no hay que tratar a China como enemigo porque entonces la econom¨ªa alemana sufrir¨¢; otros insisten en que es el momento de la asertividad en temas como el respeto a los derechos humanos y que las compa?¨ªas alemanas no pueden tomar como reh¨¦n a la pol¨ªtica exterior.
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