Exiliados no: zascandiles
A los nietos de los que tuvieron que abandonar Espa?a tras la Guerra Civil nos llevan los demonios cada vez que alguien se empe?a en compararlos con el em¨¦rito, Puigdemont o los ¡®youtubers¡¯
Dice la periodista Patri di Filippo que la realidad es su ficci¨®n favorita y yo le doy la raz¨®n cada vez que nos llegan nuevas del em¨¦rito. En una de esas cr¨®nicas desde Abu Dabi que ya se han consagrado como un g¨¦nero bufo nacional le¨ª que el pobre lo estaba pasando mal. Que ten¨ªa muchas ganas de volver y que pensaba hacerlo cuando por fin par¨¢semos de hablar de ¨¦l. Y no pude evitarlo: me entr¨® la ternura. En el fondo, Juan Carlos I no es muy distinto a nosotros pensando que empezaremos a ahorrar cuando tengamos un contrato indefinido o que iremos por fin al gimnasio en invierno, que como anochece antes no dan tantas ganas de andar por ah¨ª de picos pardos.
El caso es que este mes tampoco podr¨¢ ser: el excomisario Villarejo asegur¨® el mi¨¦rcoles en el Congreso que al monarca se le inyectaron hormonas femeninas para bajarle la l¨ªbido porque ¡°se consideraba un problema de Estado que este se?or fuera tan ardiente¡±. Y volvimos a hablar de ¨¦l, claro.
Hace un par de semanas fueron Puigdemont y su corte quienes protagonizaron el entrem¨¦s nacional de bragueta: varios medios se hicieron eco de que, en 2018, los capos de JxC se habr¨ªan dejado 900 euros en un lupanar berlin¨¦s. El dinero proced¨ªa, presuntamente, de una cuenta vinculada al propio expresidente de la Generalitat desde la cual se pagaban otros gastos relacionados con su huida de Catalu?a, como el casopl¨®n de Waterloo. En los aposentos de su humilde morada dice Puigdemont que se levanta cada ma?ana pensando si ser¨¢ ¡°el ¨²ltimo d¨ªa en el exilio¡±.
El ¨²ltimo d¨ªa en el exilio de mi bisabuelo fue el de su muerte. El final le pill¨® en Francia, donde pas¨® media vida tras escapar de la prisi¨®n de Valdenoceda con una condena a muerte que no lleg¨® a cumplir. Muri¨® lejos de aquel penal y a¨²n m¨¢s lejos de su familia. La silicosis que le entr¨® trabajando all¨ª fue finalmente su verdugo, porque ni los exilios ni los exiliados fueron lo que son ahora: antes eran de verdad, no retiros dorados.
Igual por eso a los nietos de aquellos nos llevan los demonios cada vez que alguien se empe?a en ponerle ese mismo nombre a las sinvergonzoner¨ªas del em¨¦rito o de Puigdemont, no te digo ya a las de los youtubers, a los que algunos se refieren como ¡°exiliados fiscales¡±. Y no son pocos ni poco variados los que se compadecen de ellos: de los que tragar¨ªan con cualquier cosa de apellido Borb¨®n e impiden que se le investigue, como el PP o el PSOE, a los que, como Espinosa de los Monteros, cargan contra las ¡°¨¦lites globalistas¡± pero empatizan con las fortunas nacionales cuando, pobrecitas, huyen del fisco.
¡°Dejad a los chavales que camelen¡±, vino Espinosa a decir cuando le preguntaron por El Rubius y sus colegas mud¨¢ndose a Andorra, despu¨¦s de calificar a Espa?a de ¡°infierno fiscal¡±. Y lo dijo sin iron¨ªa, como cuando Pablo Iglesias llam¨® a Puigdemont exiliado pol¨ªtico en prime time, obviando que nuestros bisabuelos huyeron de la injusticia y no de la justicia ¡ªpenal o fiscal¡ª, como han hecho todos estos pillastres. Que no se largaron ni a para¨ªsos fiscales como Anna Gabriel ni a petromonarqu¨ªas campechanas, sino donde bien pudieron. Y que dejaron atr¨¢s su patria de verdad, porque a diferencia de estos zascandiles, para ellos era algo m¨¢s que un pu?ado de billetes. As¨ª que no les cab¨ªa en el bolsillo.
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