Comer, pensar
El cuchillo sirve lo mismo para cortar la tarta de cumplea?os que para poner fin a una reyerta
Si fu¨¦ramos animales rumiantes como algunos herb¨ªvoros nos dar¨ªa tiempo a pensar en lo que comemos, puesto que comer no consiste solo en masticar sino tambi¨¦n en ensalivar el alimento con el pensamiento. En este caso, al llevarse un pedazo de pan a la boca un comensal sensible deber¨ªa pensar en el labrador que sembr¨® ese trigo, en el jornalero que lo seg¨®, en el molinero que lo moli¨®, en el panadero que lo amas¨® y en el grado de amor, de sacrificio o de explotaci¨®n con que cada uno ejerci¨® su trabajo. Si el comensal fuera un poeta deber¨ªa imaginar que esa fruta que estalla en su boca fue una flor en primavera y ese vino que resbala por la lengua fue un racimo dorado y ese aceite virgen fue la luz de los ojos de la diosa Minerva, sin olvidar que la mayor ganancia de su cultivo se la han llevado los intermediarios. Si supi¨¦ramos con todo pormenor el camino que han recorrido ciertos alimentos, por ejemplo, una chuleta de cordero antes de llegar a la mesa, no habr¨ªa est¨®mago que lo soportara, de modo que frente a la basura que nos vemos obligados a comer ser¨ªa bueno volver a rezar como hac¨ªan los burgueses anta?o. Al elevar en el restaurante la cuchara y el tenedor a la boca uno deber¨ªa pensar que est¨¢ atado a la cadena de miles de personas que los han usado previamente y han depositado en ellos su karma. Por otra parte, ya se sabe, el cuchillo sirve lo mismo para cortar la tarta de cumplea?os que para poner fin a una reyerta. En medio de una sobremesa acalorada en que se discute de pol¨ªtica puede que un comensal de izquierdas o de derechas suelte got¨ªculas de saliva que despu¨¦s de volar por el aire vienen a caer en tu plato cargadas de ideolog¨ªa. De hecho, si te las tragas envueltas en la sopa deber¨¢s imaginar qu¨¦ pasar¨¢ cuando esa crispaci¨®n entre a formar parte de tu sangre. Ante el alimento de cada d¨ªa, pensar o no pensar, esta es la cuesti¨®n.
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