El espectro
Lo que ahora acontece es un juego ¡®lose-lose¡¯ para el PP. Casado pierde porque le debilita a los ojos de sus votantes potenciales; y Ayuso tambi¨¦n, porque nunca podr¨¢ hacer realidad su sue?o
Un fantasma recorre el PP: el espectro de Ayuso. Todas las potencias del nuevo aparato se han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese fantasma: Casado, Egea, Almeida, a las que se ha sumado un importante sector de la prensa conservadora. Quienes desean fervientemente que este partido tenga algunas posibilidades de victoria en las pr¨®ximas elecciones se las ven y se las desean para despejarlo cuanto antes. Ignoran, sin embargo, que con eso, con esa unanimidad en el rechazo, no hacen m¨¢s que alimentarlo.
Ya lo intent¨® antes la izquierda en las elecciones de Madrid: cuanto m¨¢s se empecinaban en combatirla, m¨¢s contribu¨ªan a su crecimiento. Porque esta criatura vive de dicha unanimidad en el rechazo. Esta es la sangre que, como a los vampiros, le da la vida, fortalece el mito de d¨ªscolo lobo solitario que se afirma frente a las ¨¦lites pol¨ªticas establecidas. Pertenece a la estirpe de Trump, de quienes crecen en la medida en que captan la atenci¨®n, los libertarios que van a su bola, provocan, desprecian, y gustan de adoptar actitudes frikis. Son tan amenazadores para los estados mayores de los partidos porque en realidad no los necesitan. Sus provocaciones y bravatas les aseguran una permanente centralidad medi¨¢tica que luego se encargan de potenciar las redes sociales.
Lo interesante es que, en esta ola populista, son una mina durante los procesos electorales, pero luego se convierten en una pesadilla para los partidos. Despu¨¦s de su ¨¦xito, Trump fagocit¨® al Partido Republicano, que ni siquiera despu¨¦s del asalto al Capitolio ha podido desprenderse de ¨¦l. Ayuso barri¨® en Madrid y ahora quiere hacer lo propio, primero tomar el control del partido local y luego ya se ver¨¢. First we take Manhattan, then we take Berlin.
Lo peor de esta situaci¨®n para el PP es que pone en entredicho el gran logro de su ¨²ltimo congreso en Valencia, el haber conseguido apretar las filas detr¨¢s del liderazgo de Casado. Y en estos momentos cesaristas no hay nada peor que el c¨¦sar y su aparato se vean desafiados desde dentro. Queda desnudo. M¨¢s a¨²n por lo que Ayuso busca, un liderazgo de ¡°hombre fuerte¡± ¡ªmujer en este caso¡ª con el partido a su servicio. Lo contrario de lo que pretende Garc¨ªa Egea: un aparato fuerte con los l¨ªderes locales bajo su batuta. Pero los nervios y el deseo de control les est¨¢n jugando una mala pasada. Se han precipitado con esta oposici¨®n frontal a que Ayuso dirija el partido en Madrid. Pod¨ªan haber cedido y esperado a que el fen¨®meno se fuera desinflando en vez de engrandecerlo con esa terca actitud.
Digo esto ¨²ltimo porque a Ayuso ya no le da tiempo a aspirar a tomar Berl¨ªn. Si Casado gana y puede gobernar tras las pr¨®ximas generales, su liderazgo estar¨¢ asentado. Quien gana se come a su rival interno, es una ley de hierro. Si no ganara, Ayuso ser¨ªa se?alada como responsable, y cuando toque buscar un sustituto estar¨ªa ya sentenciada. No hay nada peor que el medro de uno arrastre la organizaci¨®n al abismo. En ese caso, siempre que venza en las pr¨®ximas andaluzas, el hombre a designar ser¨ªa Moreno Bonilla ¡ªFeij¨®o cada vez parece autoexcluirse m¨¢s y m¨¢s¡ª. Lo que ahora acontece es un juego lose-lose para el PP. Casado pierde porque le debilita a los ojos de sus votantes potenciales; y Ayuso tambi¨¦n, porque, por lo dicho, nunca podr¨¢ hacer realidad su sue?o. ?Qui¨¦n dijo que en pol¨ªtica la clave est¨¢ en saber entender los tiempos? Pues s¨ª, el viejo Maquiavelo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.