Si me secuestran
Una chica de 16 a?os consigue ser rescatada de su secuestro gracias a una se?al de alarma popularizada por TikTok. Al mismo tiempo, Netflix vuelve a hacer medi¨¢tico en redes el asesinato de Marta del Castillo
Hab¨ªa aprendido la se?al en TikTok. Eso es lo que dijo despu¨¦s el polic¨ªa que la liber¨® de su secuestro. Iba la joven con la mano por fuera de la ventanilla por una autopista de Ohio, un gesto bastante sencillo: el dedo gordo en la palma de la mano, los cuatro dedos por encima. Al contrario que en el pu?o reivindicativo. Un conductor reconoci¨® el gesto como una se?al de auxilio popular en la red social, llam¨® a la polic¨ªa, pararon el coche y descubrieron que un hombre de 61 a?os ten¨ªa secuestrada a una joven de 16 que hab¨ªa desaparecido de su casa en Carolina del Norte hac¨ªa dos d¨ªas.
A missing girl from North Carolina was rescued after she signaled for help using a hand gesture she learned on TikTok, police say. A motorist recognized the gesture and called police.https://t.co/r27x0jjXhO
— CNN Breaking News (@cnnbrk) November 7, 2021
En The New York Times explican que esta se?al fue creada por la Fundaci¨®n de Mujeres Canadienses (CWF), un grupo contra la violencia de g¨¦nero, durante el confinamiento. El aislamiento pon¨ªa en peligro a¨²n mayor a las v¨ªctimas y hac¨ªa tambi¨¦n m¨¢s dif¨ªcil pedir ayuda. La se?al se invent¨® para alertar en videollamadas o a los seguidores en las redes sociales y se extendi¨® de forma exponencial en TikTok.
Seg¨²n leo la noticia voy al sal¨®n donde mi hija de 10 a?os ve en una plataforma alguna serie de la que ignoro todo. Le pregunto: ¡ªMosquis (no es su verdadero nombre), ?t¨² sabes qu¨¦ significa esto? Y hago el gesto sinti¨¦ndome un poco vieja. ¡ªS¨ª, ayuda. Me contesta muy r¨¢pido mirando a trav¨¦s de m¨ª para intentar ver lo que le interesa, esa serie de vampiros o cantantes o ?ambas cosas?
Al parecer todo el mundo lo sabe. ¡°?Y lo usas para jugar?¡± Le pregunto. Me dice que no, pero que lo usar¨ªa si la secuestran.
A veces pregunta por secuestros. Tambi¨¦n por incendios, volcanes, accidentes de cohetes espaciales o por orfanatos. Por eso creo que todav¨ªa ella no tiene su Caperucita real. As¨ª llam¨® la periodista Noem¨ª L¨®pez Trujillo en un reportaje en EL PA?S a las mujeres secuestradas, violadas y asesinadas y convertidas en casos medi¨¢ticos como las ni?as de Alcasser, Diana Quer o Marta del Castillo. La narrativa de Caperucita, la joven que sale sola y est¨¢ en peligro, es lo que la investigadora Nerea Barjola denomina terror sexual y es una forma de que ¡°aumente el miedo y la percepci¨®n de amenaza¡± entre quienes pueden identificarse con la v¨ªctima.
Este viernes se estren¨® en Netflix la docuserie ?D¨®nde est¨¢ Marta?. En ella se reconstruye el caso de Marta del Castillo, asesinada en 2009 y cuyo cuerpo nunca se encontr¨®. Por supuesto fue trending topic en Twitter el fin de semana entero (y tambi¨¦n en la propia plataforma, donde es lo m¨¢s visto desde hace d¨ªas). En las redes estaban los que analizaban la concatenaci¨®n de fallos policiales y judiciales, los que sab¨ªan perfectamente c¨®mo resolver el caso, los que exig¨ªan venganza y los que pensaban solo en la familia. Tambi¨¦n estaban las mujeres que percib¨ªan en el en¨¦simo documental sobre un crimen sexual una forma de amedrentarlas.
Soy de las ni?as que se cri¨® con las noticias de Marta del Castillo. De las que vivi¨® su adolescencia con el caso Diana Quer. Y los primeros a?os de uni con el caso de la Manada.
— Mar¨ªa de oto?o (@Mariiaa98_) November 6, 2021
Soy como todas las mujeres: educadas en el miedo.
El furor por lo que se conoce como true crime -documentales o narraciones basadas en cr¨ªmenes reales- y sus implicaciones para las mujeres lo ha analizado hasta el tu¨¦tano la periodista Noelia Ram¨ªrez en su newsletter Lo raro es vivir. Copio: ¡°Ahora que hab¨ªamos empezado a entender que esas postales de t¨²neles oscuros con violadores al acecho no eran tan habituales como nos hac¨ªa creer nuestro cerebro ¨Cen Madrid, en 2020, el 80% de las agresiones denunciadas se llevaron a cabo en entornos conocidos o familiares¨C, vivo rodeada de los tormentos y moralejas de las nuevas caperucitas del true crime¡±.
Me alegra que la joven rescatada en Estados Unidos aprendiera una se?al que pudo ser identificada. Me alegra que mi hija piense todav¨ªa que la utilizar¨¢ en un caso tan remoto como un secuestro, un tsunami o un viaje al espacio. Que a¨²n no tenga sus nombres propios.
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