No es Arnaldo... ?eres t¨²!
El problema no es el apoyo del PP al candidato al Constitucional, es el apoyo del PSOE certificando que vale la pena pasar por el aro para mantener el ¡®statu quo¡¯
No, claro que no hubo una rebeli¨®n en nombre de los principios o la coherencia. La izquierda vot¨® de consuno con la derecha, y viceversa. Hay dedos de sobra para contar los votos desviados de la disciplina f¨¦rreamente controlada en el grupo socialista. Nadie devolvi¨® el acta y se march¨® a casa. Od¨®n Elorza s¨ª dio un no p¨²blico, a sabiendas de que ¨¦l no sufrir¨¢ represalias y apenas la acarrear¨¢ una multa como si le hubieran sorprendido en patinete por la acera; pero ese voto tuvo un efecto potente: donde ¨¦l proclama que lo hac¨ªa ¡°en defensa del prestigio y la dignidad de las instituciones¡±, estaba recordando que todo su grupo actuaba contra el prestigio y la dignidad de estas. Otra diputada de Podemos habl¨® de conciencia, retratando que todos hab¨ªan aparcado la conciencia fuera del hemiciclo. Esta es la paradoja. El problema no es el apoyo del PP a Arnaldo, que eso va de suyo, bajo la l¨®gica de uno de los nuestros. El problema es el apoyo del PSOE certificando que vale la pena pasar por el aro para mantener el statu quo. El PP hurg¨® en la herida: si votan con Bildu, no les iba a costar demasiado aceptar ese obsceno tr¨¢gala suyo. Y as¨ª fue.
Arnaldo no merec¨ªa el voto. De hecho, su candidatura retrata la autoridad del PP al enarbolar la regeneraci¨®n del Poder Judicial. Una milonga. Eso s¨ª, tampoco los otros candidatos. Desde el Tribunal Supremo se ha ironizado sobre el ascenso de magistrados de aene o tesejotas que corregir¨¢n sentencias de una instancia cuyo nivel no han alcanzado. La cualificaci¨®n acent¨²a el fraude. Por dem¨¢s, algunos medios llevan d¨ªas atacando a Arnaldo como ¡°juez de reconocido prejuicio¡±, ?pero son menos notorios los prejuicios ideol¨®gicos de S¨¢ez Valc¨¢rcel, al que llaman El Indignado de la Audiencia Nacional? Esa falsa autoridad moral dando por hecho que s¨ª caben los prejuicios, pero s¨®lo tus prejuicios, es el peor servicio que se puede hacer al debate al rebajarlo a un pulso de sectarismos. As¨ª est¨¢ el nivel.
Desprestigiar el Tribunal Constitucional no es un hito m¨¢s en el desprestigio del Poder Judicial. Devaluar el ¨®rgano que dirime las tensiones entre los poderes del Estado y que ha de velar interpretativamente sobre los derechos fundamentales no es moco de pavo. Esto pone en riesgo la consistencia del sistema. El bipartidismo ya hab¨ªa puesto en almoneda el Constitucional, pero nunca hasta este extremo. Al menos se cuidaba el listado de los nombres; ahora se imponen los juristas apadrinados con la certeza de ser peones en el tablero. Arnaldo es un s¨ªntoma, pero no la patolog¨ªa. Esta es m¨¢s profunda, y se representa en quienes aseguran que aceptan el cuarteto con una pinza en la nariz. Por supuesto, lo hacen a sabiendas de que despu¨¦s el ciudadano los votar¨¢ a ellos con la pinza en la nariz. Al cabo, la pinza en la nariz es la coartada pueril de quien cree que eso lo sit¨²a sobre el cenagal y le ayuda a resistir el hedor. No es verdad. La pinza s¨®lo sirve para no oler hasta qu¨¦ punto t¨² tambi¨¦n formas parte del sistema corrompido.
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