El Estado como novela picaresca
En pol¨ªtica, el ¡®non sequitur¡¯ es una forma de vida, y nos creemos muy listos cuando pensamos que perjudicamos al rival aunque estropeemos lo que tambi¨¦n es nuestro
Hace a?os, una vecina que estaba en contra del Gobierno celebraba que su hijo funcionario llevara un tiempo de baja con un esguince: ¡°Que se joda el presidente¡±, me dec¨ªa, feliz de que tuviera que pagarle aunque no trabajase. Su actitud recuerda a la de los partidos en la deprimente renovaci¨®n del Tribunal Constitucional, donde se han vulnerado el esp¨ªritu de la ley y normas no escritas determinantes para la calidad democr¨¢tica.
Diez a?os despu¨¦s del 15-M y su impulso reformista, hemos terminado con magistrados que han realizado su carrera en obscena proximidad a los partidos, en alg¨²n caso con actuaciones ¨¦ticamente muy discutibles, con el Gobierno reivindicando un papel que corresponde a los parlamentarios y con declaraciones edificantes sobre tragar sapos, votar con la pinza o candidatos socialistas. Pedro Cruz Villal¨®n ha se?alado el peligro de que el Tribunal Constitucional caiga en la irrelevancia. Germ¨¢n Teruel alerta del ¡°intento de convertir a este Tribunal en una tercera c¨¢mara donde prolongar las disputas pol¨ªticas, destruyendo el car¨¢cter integrador y abierto de la Constituci¨®n, como marco que recoge las normas fundamentales en las que todos debemos encontrarnos, para convertirla en un instrumento m¨¢s para la confrontaci¨®n partidista¡±.
As¨ª, en vez de juristas de prestigio se buscan jueces pr¨®ximos a los partidos pol¨ªticos. Parece que el l¨ªmite de la polarizaci¨®n es el reparto de las instituciones, pero ese acuerdo es solo un simulacro que acaba deslegitimando lo que es de todos, y presentando la justicia y el debate sobre las normas de convivencia como una mera cuesti¨®n de ideolog¨ªa o activismo. Se ampara en una especie de cinismo epistemol¨®gico, como aquella vi?eta que dec¨ªa: ¡°Hemos visto el pron¨®stico del tiempo para los republicanos, a continuaci¨®n las previsiones para los dem¨®cratas¡±. En Espa?a tenemos partidos cuyo prop¨®sito original es desprestigiar las instituciones neutrales y otros que, aunque partan de un objetivo distinto, no se comportan de manera muy diferente: no siempre es f¨¢cil distinguirlos. As¨ª, vemos la insalubre cercan¨ªa de Pablo Casado con Enrique Arnaldo, o la reacci¨®n de Pedro S¨¢nchez ante las sentencias del Tribunal Constitucional que dicen que los estados de alarma no se ajustaron a la Constituci¨®n: lo volver¨ªa a hacer porque salv¨® a mucha gente. En pol¨ªtica, el non sequitur es una forma de vida, y nos creemos muy listos cuando pensamos que perjudicamos al rival aunque estropeemos lo que tambi¨¦n es nuestro. @gascondaniel
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