Sintomatolog¨ªa de la libertad en Madrid
Los lectores escriben sobre el deterioro de la sanidad p¨²blica en Madrid, el tabaquismo, los incentivos para vacunarse contra la covid y la salud mental
Esta ma?ana he ido a vacunarme, con cita previa, claro. Al mismo tiempo, ten¨ªa que pedir consulta para mi doctora. Casi cien metros antes de llegar al centro de salud ya se divisaban dos colas de gente, de considerable longitud. Este ha sido mi primer atisbo de lo que es la libertad. Luego he tenido que esperar, en la calle, de pie, media hora larga para vacunarme y luego, volver a salir y hacer otra media hora de cola para acceder a la persona que daba las citas para el m¨¦dico. Eran las normas y mi segunda ocasi¨®n de disfrutar de la libertad. Tanto en las dos esperas, como dentro del centro, la gente se amontonaba, sin distancia alguna y eran atendidos, en la puerta, por una sola persona. En el lugar habilitado para vacunar solo hab¨ªa dos enfermeras. Era la tercera comprobaci¨®n, en la ma?ana, de la libertad de la que gozamos los madrile?os. ?Ah!, al menos en el centro que me corresponde, que nadie se moleste en solicitar cita, ni hacer ninguna otra gesti¨®n por tel¨¦fono, porque no lo cogen casi nunca. As¨ª que me he vuelto a casa gritando: ?Viva la libertad!
?ngel Villegas Bravo. Madrid
Felicidades, pap¨¢
Pap¨¢ cumpli¨® la pasada semana 55 a?os. Una buena edad, dir¨ªa incluso que es joven todav¨ªa. Yo, sin embargo, no puedo evitar estar triste. No s¨¦ exactamente desde cu¨¢ndo, pero se me hace dif¨ªcil asumir que m¨¢s pronto que tarde entrar¨¢ en la vejez. Mi felicitaci¨®n no fue sincera: me hubiera gustado que tardase un poco m¨¢s en cumplirlos para tener la certeza de que estar¨¢ conmigo en todos los momentos importantes por venir. Creo que hoy soy un poco menos inocente y he asumido que el tiempo no espera a nadie. Me hubiese gustado que no cumpliese a?os ayer, pero la carrera contra el tiempo est¨¢ perdida y, por eso, me veo en la obligaci¨®n de aprovechar todos los d¨ªas con ¨¦l, sin desperdiciar ninguno, y de seguir pidi¨¦ndole, como hago desde ni?o, que, por favor, deje de fumar.
Pablo Navarro L¨¢zaro. Zaragoza
Indignos alicientes
Parece ser que uno de los medios para conseguir que los hombres se vacunen ha sido ofrecer vales de entrada gratuita en un burdel, como ha ocurrido en Austria. Es suficientemente alarmante que, sin alicientes, la gente se vacune, pero el colmo es que el incentivo sea la cosificaci¨®n de la mujer. Mucho dejan que desear quienes se han vacunado solo para entrar de forma gratuita al burdel. Son estrategias espeluznantes que deber¨ªan hacernos reflexionar.
Mariona Bosch Vanrell. Barcelona
Si lo necesitas, pide ayuda
Poco a poco la salud mental est¨¢ tomando mayor relevancia. En muchos hogares por fin se puede tratar con normalidad y cada vez son m¨¢s las personas que se animan a pedir ayuda cuando lo consideran necesario. Se ha avanzado mucho en cuanto a la lucha en contra de los prejuicios que envuelven esta tem¨¢tica, pero todav¨ªa queda mucho por hacer. Quienes sufren problemas de salud mental necesitan ser escuchados y no juzgados. No podemos cuestionar mentes que no son las nuestras ni restar importancia a la mochila que cada uno carga a sus espaldas. Por esto mismo, con esta carta animo a todo el mundo a pedir auxilio si lo necesita, a ayudar a aquellos que no se atreven y a no desprestigiar la importancia de la salud mental.
Raquel Mart¨ªn Montemayor. Hospitalet de Llobregat (Barcelona)
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