¡°Aprovech¨¦ el confinamiento para dejar el tabaco¡±

Sergio Benito fumaba. Fumaba mucho. ?Pero cu¨¢nto es mucho? Con el confinamiento decidi¨® hacer un peque?o experimento: dejar cada paquete vac¨ªo encima de la mesa de su sal¨®n. Un paquete. Dos. Tres. Cuatro. Como compraba tabaco de cart¨®n en cart¨®n, cada seis d¨ªas ten¨ªa diez cajetillas m¨¢s. Cinco. Seis. Siete. A medida que esa monta?a de cajas aplastadas, toses a destiempo y pulmones negros iba creciendo, la imagen se le volv¨ªa m¨¢s clara. ?Por qu¨¦ fumo tanto? Ocho. Nueve. Diez. Tras un mes y medio encerrado en casa, el 28 de abril decidi¨® no fumarse ni un cigarro m¨¢s. Por ahora, va ganando a la monta?a.

El caso de este madrile?o de 39 a?os que trabaja como profesor de instituto en M¨¢laga no es el ¨²nico: cientos de personas han tomado la decisi¨®n de acabar con este mal h¨¢bito en plena pandemia. Aunque el Ministerio de Sanidad no tiene a¨²n estad¨ªsticas oficiales sobre pacientes incluidos en programas de abandono del tabaquismo, en abril las ventas de cigarrillos bajaron casi un 27% ¡ªel mayor descenso desde 2013¡ª, seg¨²n el Comisionado para el Mercado de Tabacos. El departamento que dirige Salvador Illa considera que, a ra¨ªz del coronavirus, hay una mayor concienciaci¨®n sobre los efectos perjudiciales del tabaco en la salud respiratoria, lo que ha podido llevar a que se haya decidido dejar este h¨¢bito. De hecho, el 29 de mayo se present¨® una encuesta realizada a 17.000 personas durante el confinamiento cuyos resultados muestran que un 6,73% de los fumadores ha dejado el h¨¢bito, mientras que un 5,98% ha reducido su consumo en este periodo.

La bajada, recuerda la Mesa del Tabaco ¡ªque aglutina al sector¡ª, puede deberse a m¨¢s factores ¡ªmenos turismo, menos bares, menos poder adquisitivo¡ª, pero todos coinciden en que ha habido personas que han dejado de fumar. ¡°Es posible que esta situaci¨®n excepcional de confinamiento se haya visto como una oportunidad para dejar de consumir tabaco¡±, dice una portavoz del ministerio. Una mayor concienciaci¨®n sobre la salud a consecuencia del coronavirus ¡ªuna enfermedad respiratoria¡ª y el radical cambio de h¨¢bitos han ayudado a quienes se han lanzado a intentarlo.

¡°El confinamiento era un cambio total de rutinas: est¨¢s m¨¢s en casa, haces ejercicio en el sal¨®n, pasas todo el d¨ªa con tus hijos. Entre todos esos cambios, aprovech¨¦ para dejar el tabaco¡±, dice Paula Rodr¨ªguez Laval, madrile?a de 43 a?os que vive en Toledo. ¡°Hab¨ªa le¨ªdo que cuando cambias tu d¨ªa a d¨ªa, como en unas vacaciones, es el mejor momento para instaurar rutinas nuevas, as¨ª que me decid¨ª a intentarlo¡±. Rodr¨ªguez se fumaba unos 15 cigarros diarios y ahora, con ayuda de un tratamiento de la sanidad p¨²blica, lleva m¨¢s de un mes sin hacerlo.¡°Mi principal motivo es no morirme de c¨¢ncer de pulm¨®n y dejar a mis ni?os sin madre¡±, dice.

La idea de la muerte tambi¨¦n atorment¨® a Richard Zubelzu, un director de cine c¨¢ntabro de 42 a?os que se fumaba casi un paquete al d¨ªa. ¡°El 13 de abril enferm¨¦ de coronavirus y neumon¨ªa. Me llevaron al hospital. Los m¨¦dicos me dijeron que una de las causas de que me diera tan fuerte es porque era fumador. Y me asust¨¦, claro¡±. De vuelta a su casa, en Madrid, debi¨® permanecer dos semanas en cuarentena y aprovech¨® la situaci¨®n para no volver a encenderse un cigarrillo. ¡°Se me hizo muy cuesta arriba, pero no solo por no tener tabaco, sino por estar encerrado, no poder ver a mi familia¡­ Le daba vueltas a todo. Ahora estoy mucho mejor¡±, explica.

Luis Cruz, en cambio, ten¨ªa decidido dejarlo en cuanto se jubilara. Y eso que ha pasado fumando la mayor parte de su vida: comenz¨® con 17 a?os y tiene 63. En total, 46 a?os con un cigarrillo en la boca. Literalmente. Se fumaba dos cajetillas al d¨ªa. Un poco antes del estado de alarma, acudi¨® al m¨¦dico para pedir un tratamiento con pastillas. El confinamiento vino en su ayuda. ¡°Ten¨ªa decidido que no quer¨ªa fumar m¨¢s, pero estar encerrado me ha venido muy bien para llevarlo a rajatabla. Al estar en casa, no veo a nadie que fume a mi lado ni que me ofrezca tabaco¡±, explica este jubilado que vive en Talamanca del Jarama (Madrid). ¡°La mayor¨ªa de los compa?eros tambi¨¦n fumaban, ofrec¨ªan, al estar con ellos era m¨¢s dif¨ªcil no fumar t¨²¡±, a?ade. Ahora, se encuentra mucho mejor, respira m¨¢s f¨¢cilmente y se ve con fuerzas para subir las empinadas cuestas de su urbanizaci¨®n sin cansarse.

Los fumadores sociales

Seg¨²n Sanidad, ¡°es posible que esta situaci¨®n excepcional de confinamiento se haya visto como una oportunidad para dejar de consumir tabaco u otros productos similares¡±. Adem¨¢s, los considerados como fumadores sociales, es decir, aquellos que solo fuman cuando se re¨²nen con otra gente en momentos de ocio, podr¨ªan haber disminuido su consumo al estar confinados en sus casas.

Es el caso de Carmen Guti¨¦rrez, murciana de 40 a?os y residente en Madrid. ¡°La cuarentena tiene una parte mala, porque est¨¢s m¨¢s preocupada, pero tambi¨¦n tiene una parte buena, y es que no tienes vida social, y ver menos a los amigos significa menos tentaciones¡±, apunta. Guti¨¦rrez fumaba unos 15 cigarros al d¨ªa, pero cuando sal¨ªa con sus amigos pod¨ªa fumar m¨¢s de un paquete. Lo dej¨® al inicio de la pandemia, con ayuda de los parches de nicotina. ¡°Vivir sola, no poder ver a la gente y encima dejar de fumar ha sido muy agobiante. Pero llevo tres meses sin un cigarrillo. Ahora me tengo que quitar los parches y volver¨¦ a ver a gente. Espero no recaer¡±, dice.

En este sentido, el ministerio recuerda que desde el pasado 1 de enero los tratamientos farmacol¨®gicos para dejar de fumar son financiados por el Sistema Nacional de Salud, lo que ¡°puede estar empezando a dar sus frutos y puede suponer parte de este porcentaje en la bajada de la venta de tabaco¡±. No descarta que otra parte pueda deberse a una bajada del poder adquisitivo de los fumadores que hayan perdido su empleo o sufrido un ERTE; algunos de ellos han podido pasarse a tabaco de liar ¡ªaument¨® un 45% en abril, aunque solo supone un 2,3% del total de ventas¡ª.

Ahora, llega lo m¨¢s complicado: resistirse cuando los amigos salgan a fumar, decir que no cuando te acercan el cigarrillo a la boca. Aspirar, de lejos, el humo y negarse a que te inunde. Otra vez. Sergio Benito piensa en su particular monta?a antes de responder: ¡°Mis amigos me siguen picando y dici¨¦ndome que voy a recaer. Al principio me lo tomaba mal, pero ahora me lo tomo como una cuesti¨®n de pundonor. No voy a volver a fumar. No voy a volver a fumar¡±.

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