?Es posible una respuesta regional integral a la migraci¨®n en Am¨¦rica?
La pandemia ha demostrado que, a menos que cooperemos de manera estrecha, ser¨¢ imposible una alianza para una migraci¨®n segura, ordenada, regular y digna
Acabo de concluir una visita a cuatro pa¨ªses americanos, la primera desde que en septiembre asum¨ª mi cargo como directora general adjunta de Gesti¨®n y Reforma de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM). El viaje pretend¨ªa entender de primera mano las din¨¢micas migratorias en el continente americano.
Recorr¨ª Bajo Chiquito, una comunidad ind¨ªgena localizada en el Tap¨®n del Dari¨¦n (Panam¨¢); la ciudad Tapachula, en el sur de M¨¦xico; pas¨¦ por Ciudad de Panam¨¢, Bogot¨¢, por Washington y Ciudad de M¨¦xico para reunirme con altos funcionarios de esos pa¨ªses. Tambi¨¦n habl¨¦ con las personas migrantes y escuch¨¦ de viva voz sus historias y los riesgos que enfrentan en las rutas.
En estos ¨²ltimos meses la cifra de personas en situaci¨®n de movilidad en las Am¨¦ricas ha aumentado significativamente. Si bien la mayor¨ªa procede de Hait¨ª, otras personas son nacionales de Cuba, Chile, Brasil y Venezuela. Tambi¨¦n encontr¨¦ muchas personas procedentes de Asia y ?frica.
El n¨²mero por s¨ª solo es sorprendente. Hasta octubre, m¨¢s de 120.000 personas migrantes, sobre todo originarias de Hait¨ª, han atravesado la frontera con Colombia con Panam¨¢ y puesto en peligro sus vidas en la regi¨®n del Dari¨¦n. En M¨¦xico, en 2021 la cifra de solicitantes de asilo se ha triplicado respecto al a?o anterior y supera las 110.000 peticiones de enero a octubre. Desde 2018 5,9 millones de venezolanos han dejado su pa¨ªs para buscar otros horizontes, en muchos casos hacia los pa¨ªses de la regi¨®n.
Algunas personas migrantes me contaron los complicados viajes que pusieron en riesgo sus vidas, otras relataron c¨®mo inundaciones, huracanes o sequ¨ªas hab¨ªan acabado con sus hogares, sus cosechas, y sus medios de vida. Y no eran vidas de opulencia, sino todo lo contrario, vidas marcadas por la vulnerabilidad y la incertidumbre. Est¨¢ claro que ha llegado el momento de abordar las causas de la migraci¨®n irregular en el continente americano.
En toda la regi¨®n, los cierres de fronteras y las dificultades econ¨®micas consecuencia de la pandemia de la covid-19 han llevado a un aumento de la migraci¨®n irregular estos ¨²ltimos dos a?os.
Ha llegado el momento de alinear las respuestas nacionales con las multilaterales y apostar con decisi¨®n por la cooperaci¨®n internacional. Me doy cuenta de que ning¨²n pa¨ªs de las Am¨¦ricas puede responder solo, con eficacia, a los desaf¨ªos de la movilidad humana, pero todos tienen un rol que jugar.
Hay cuatro componentes clave que deben ser incorporados en un enfoque regional coordinado: primero, asistencia humanitaria para los m¨¢s necesitados. Segundo, desarrollo mediante inversiones a corto plazo en las comunidades de acogida que vayan m¨¢s all¨¢ de la atenci¨®n a las causas ra¨ªz de la migraci¨®n irregular o forzada y que permitan fortalecer los servicios que puedan beneficiar a toda la poblaci¨®n en su conjunto. Tercero, fortalecimiento del sistema de asilo y oferta de alternativas de regularizaci¨®n, incluyendo oportunidades para migrar de manera segura, ordenada y regular, por ejemplo, por trabajo o reunificaci¨®n familiar. Y cuarto, difundir informaci¨®n confiable y tomar medidas en¨¦rgicas contra los tratantes y traficantes que explotan a las personas migrantes.
En julio pasado, Estados Unidos plante¨® dos estrategias, una para una gesti¨®n colaborativa de la migraci¨®n y otra que atienda a sus causas ra¨ªz. Sin embargo, es necesario crear un momento pol¨ªtico adecuado para impulsarlas. Solucionar flujos migratorios irregulares asociados con la pobreza, la violencia, y la desigualdad hace necesaria una respuesta desde el desarrollo sostenible e inclusivo, tambi¨¦n fortalecer la resiliencia contra la degradaci¨®n del medio ambiente exacerbado por el cambio clim¨¢tico que provoca desplazamiento, y a¨²n m¨¢s, porque no es suficiente dar atenci¨®n solo a una emergencia o crisis.
Hay algunos hechos positivos: EE UU ya ha propuesto un enfoque integral para gestionar la migraci¨®n; Colombia ha ofrecido Estatus de Protecci¨®n Temporal a personas de origen venezolano; M¨¦xico, con la ayuda de la OIM y de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), est¨¢ considerando alternativas de regularizaci¨®n migratoria para las personas haitianas en el pa¨ªs; y los gobiernos de toda la regi¨®n est¨¢n reconociendo que deben cooperar para encontrar las oportunidades, y no ¨²nicamente reaccionar a crisis. Existen acuerdos como el Pacto Global sobre Migraci¨®n para hacer de la movilidad humana un proceso m¨¢s seguro y digno para las personas. El marco para un acuerdo existe dentro del Pacto, ahora es el momento de implementar los principios y objetivos en t¨¦rminos muy concretos.
Todos los pa¨ªses deben aumentar la disponibilidad y flexibilidad de las v¨ªas de migraci¨®n regular, las visas humanitarias o por motivos laborales, de reducir las vulnerabilidades en la migraci¨®n, y de gestionar las fronteras de manera integrada, segura y m¨¢s humana. Mediante un enfoque regional podemos atender las necesidades humanitarias m¨¢s perentorias, y plantearnos horizontes de m¨¢s largo plazo para crear m¨¢s oportunidades.
La pandemia ha demostrado que, a menos que cooperemos de manera m¨¢s estrecha, ser¨¢ imposible una alianza para una migraci¨®n segura, ordenada, regular y digna en las Am¨¦ricas. El momento de actuar es ahora.
Amy Pope es directora general adjunta de Gesti¨®n y Reforma de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM).
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