Paz en Colombia
El pa¨ªs est¨¢ haciendo un importante esfuerzo por mirarse al espejo y resolver la relaci¨®n con su pasado
Colombia firm¨® hace cinco a?os el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC que puso fin a un conflicto armado de m¨¢s de medio siglo y llev¨® a la desmovilizaci¨®n del grupo insurgente m¨¢s antiguo y organizado de Am¨¦rica. El 24 de noviembre de 2016 el pa¨ªs dej¨® atr¨¢s una guerra y desde entonces los avances han sido enormes: los excombatientes formaron un partido pol¨ªtico, hoy llamado Comunes; tienen representaci¨®n en el Congreso y la inmensa mayor¨ªa de los guerrilleros enterraron las armas. El Gobierno de Estados Unidos, por fin, pretende sacar a las extintas FARC de la lista de grupos terroristas. No obstante, el tr¨¢nsito hacia la vida civil ha contado con m¨¢s trabas de las esperadas. El acuerdo de paz carece del apoyo institucional necesario para implementarlo con garant¨ªas. Ha sido ese, y no otro, el principal obst¨¢culo.
El primer acuerdo por la paz fue rechazado en plebiscito por la ciudadan¨ªa, pero la negociaci¨®n posterior entre Rodrigo Londo?o, alias Timochenko, y Juan Manuel Santos condujo a un nuevo pacto cuya materializaci¨®n ambos sab¨ªan que ser¨ªa ardua. Lo que se encontr¨® el pa¨ªs fue que el Gobierno que sigui¨® al que firm¨® la paz, presidido por Iv¨¢n Duque y con el expresidente ?lvaro Uribe como ariete, ha hecho todo lo posible para torpedear los acuerdos alcanzados, y si no hizo trizas el texto pactado fue por su blindaje constitucional. En estos a?os, los esfuerzos por garantizar la seguridad de los excombatientes y l¨ªderes sociales, la restituci¨®n de tierras y el desarrollo mismo de los seis puntos del acuerdo de La Habana han sido a todas luces ¨ªnfimos por parte del Gobierno.
Las constantes arremetidas del uribismo desde la derecha m¨¢s radical no han ayudado a sanar heridas, como tampoco lo han hecho imperdonables bandazos que han dado facciones disidentes de la guerrilla, como la encabezada por Iv¨¢n M¨¢rquez, anta?o jefe negociador de las FARC en Cuba. Estos sectores, minoritarios, retomaron el conflicto con el Estado en medio de un clima de creciente inseguridad en el campo colombiano, que sufre un goteo incesante de asesinatos de l¨ªderes comunitarios, ind¨ªgenas y excombatientes. El trabajo que realiza la Comisi¨®n de la Verdad y que ver¨¢ la luz en un futuro cercano resultar¨¢ crucial para iniciar un profundo proceso de reconciliaci¨®n de la sociedad colombiana, para lo que necesita del apoyo y la unidad de todos los actores pol¨ªticos, sin fisuras.
Con todo, Colombia est¨¢ haciendo un importante esfuerzo por mirarse al espejo y resolver la relaci¨®n con su pasado, sobre todo a trav¨¦s de la Jurisdicci¨®n Especial para la Paz, el tribunal de justicia transicional encargado de juzgar los cr¨ªmenes m¨¢s graves de la guerra imponiendo penas alternativas a la c¨¢rcel. Las elecciones presidenciales del pr¨®ximo a?o pueden marcar un punto de inflexi¨®n. Duque est¨¢ en la recta final de su mandato y los comicios se anuncian incluso m¨¢s polarizados que los anteriores, entre el progresista Gustavo Petro, hoy favorito seg¨²n todas las encuestas, la derecha uribista y un centro partidario de la paz pero fragmentado. Del resultado depende en buena medida el ¨¦xito de la aplicaci¨®n del texto, un hito del que, pese a las dificultades, se benefician todos los colombianos desde hace cinco a?os.
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