Arder de miseria en Barcelona
Las cifras oficiales estiman que en la capital catalana hay un m¨ªnimo de 200 menores viviendo en las mismas condiciones que las v¨ªctimas del incendio
Siempre arden pobres en invierno. Arden por intentar no helarse, por no poder pagar la luz, por dormir junto a la chatarra oxidada que recogen por las calles, por hacinarse donde pueden para resguardarse de las inclemencias del tiempo y de la estratificaci¨®n social. Con la agravante de que ahora, a la vista de todos, han pasado a ser invisibles, erosionada su condici¨®n humana hasta neutralizar cualquier atisbo de compasi¨®n, que no es otra cosa que el acto de compartir el dolor ajeno. Tan lejos ha llegado esta indiferencia de la mayor¨ªa que anda abrigada por las aceras que el otro d¨ªa un se?or que vive en una de ellas ironizaba amargamente en un cartel escrito frente a su lecho de cartones: ¡°Publicidad: que da mucha penita pena¡±.
Pero no cabe la iron¨ªa cuando mueren en llamas unos padres, un ni?o de tres a?os y un beb¨¦ de meses como pas¨® esta semana en Barcelona. Los dos menores nacieron, vivieron y murieron en un local a pie de calle, una antigua sucursal bancaria ocupada. Ante las consecuencias tr¨¢gicas de este barraquismo del siglo XXI, desde el consistorio municipal nos dicen que atendieron proactivamente a la familia y que ayudaron en lo que pudieron. En lo que no pudieron es en proporcionarles una vivienda digna. Ni el Ayuntamiento ni la Direcci¨®n General de Atenci¨®n a la Infancia ni ninguna administraci¨®n conocedora del caso pens¨® que tal vez esa no era vida para dos ni?os ni para unos padres que est¨¢ criando a dos seres humanos. Ni para nadie. Que convivir con desconocidos que van y vienen en un local es lo opuesto a un hogar. Las leyes exigen c¨¦dulas de habitabilidad pero solo cuando median tr¨¢mites oficiales de por medio.
Lo m¨¢s decepcionante y doloroso es que esto ocurre en una ciudad que tiene por alcaldesa a una mujer que fue en su momento icono y esperanza de los desahuciados y su lucha. Los que la votaron tendr¨¢n que consolarse con que su equipo fue proactivo y dieron pa?ales a la familia. Las cifras oficiales estiman que en la capital catalana hay un m¨ªnimo de 200 menores viviendo en las mismas condiciones que las v¨ªctimas del incendio. Ni?os y beb¨¦s que crecer¨¢n creyendo que la opulencia de esta parte del mundo es nacer y correr el riesgo de arder en un local a pie de calle.
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