Nacida libre

Pill¨¦ por azar, en un informativo de la tele, a una se?ora bien amueblada, con aspecto de madre o abuela de clase alta, seguramente alemana o flamenca, a la que preguntaban sobre las vacunas. ?Cree usted, dec¨ªa el locutor, que vacunarse deber¨ªa ser obligatorio? La se?ora lo tomaba con cierta vacilaci¨®n, pero al final afirmaba que lo de la vacuna era algo personal y no ve¨ªa bien que se obligara a la gente a vacunarse. Me pareci¨® asombroso.

Conozco a un par de personas inteligentes que opinan como la se?ora alemana. Me parece a m¨ª que hay un curioso entendimiento de la libertad que se aproxima a la anarqu¨ªa, pero sin el menor designio pol¨ªtico o incluso ideol¨®gico. Es una visi¨®n de la libertad hija del antiguo ¡°porque me da la real gana¡± aplicado a algunas cosas, pero no a otras. Si el locutor le hubiera preguntado a la mujer si deb¨ªa obligarse a los borrachos a no conducir autobuses escolares, seguramente la se?ora habr¨ªa dicho que s¨ª, que debe obligarse a los borrachos a que no conduzcan autobuses escolares. No me la imagino respondiendo que conducir borracho es algo personal y que debemos respetar la libertad de esa persona.

Lo cierto es que tiene raz¨®n en ambos casos. Obligar a algo es siempre restringir la libertad personal. No obstante, es aconsejable hacerlo cuando esa persona amenaza, no ya la libertad, sino la vida de los dem¨¢s. La se?ora alemana no se hab¨ªa percatado de que alguien no vacunado, como un borracho al volante, pone en peligro a los dem¨¢s. Y no por una causa sustancial, sino por el capricho de beber hasta perder el sentido o por una pulsi¨®n est¨¦tica, como Miguel Bos¨¦.

Yo no s¨¦ si las vacunas son eficaces, pero no me importa saberlo. Lo que s¨ª s¨¦ es que el 60% de los que ahora est¨¢n entrando en las UCI no est¨¢n vacunados, seg¨²n informaci¨®n de los centros sanitarios. Con eso me basta.