No me duele Espa?a
Entregarse al melodrama cuando ning¨²n dictador nos amenaza es una cursiler¨ªa fr¨ªvola de la que deber¨ªan huir todos los que a?oran un debate libre, racional e inteligente
Hace unos d¨ªas, un amable lector me reproch¨® que no me doliera Espa?a. En un acto p¨²blico me preguntaron sobre ese clich¨¦ y me lo sacud¨ª a manotazos: ?c¨®mo me va a doler Espa?a? A m¨ª me duelen los huesos y la cabeza, y para eso tengo analg¨¦sicos. El amable lector estaba decepcionado: ?c¨®mo alguien que hab¨ªa escrito algunos libros con la palabra Espa?a en el t¨ªtulo no se dol¨ªa con todo el sentimiento tr¨¢gico debido?
Algunos pol¨ªticos se duelen de Espa?a para llamar la atenci¨®n, como los ni?os gritan ¡°pupa¡± para reclamar mimos, por eso suenan tan falsos. Casi todo el mundo sabe que el t¨®pico se debe a Unamuno, pero pocos conocen la frase entera: ¡°Me ahogo, me ahogo, me ahogo en este alba?al y me duele Espa?a en el cogollo del coraz¨®n¡±. Pertenece a una carta que mand¨® a un profesor argentino en noviembre de 1923, dos meses despu¨¦s del golpe de Primo de Rivera, el dictador que le destituir¨ªa de sus cargos en la universidad y lo desterrar¨ªa a Fuerteventura. El tono es tr¨¢gico porque la hora era tr¨¢gica para Unamuno. Se estaba jugando el tipo, su ahogo no era metaf¨®rico.
Acogerse a aquellos dolores cuando ning¨²n dictador nos amenaza es una cursiler¨ªa fr¨ªvola de la que deber¨ªan huir todos los que a?oran un debate libre, racional e inteligente. La discusi¨®n p¨²blica espa?ola est¨¢ desbordada de melodrama, de gestos sobreactuados, de sofocos y desmayos. Si no te dueles con muchos aullidos, pareces un c¨ªnico.
A m¨ª Espa?a me preocupa, respond¨ª al amable lector, pero no me duele, y sospecho que a los dem¨¢s tampoco, porque a todos nos duelen m¨¢s o menos las mismas cosas: que nuestra pareja no nos quiera, contemplar la vejez de los padres, enfrentarnos a la nuestra, la muerte de los amigos y asistir al sufrimiento de los hijos sin poder ayudarles. Es un repertorio peque?o, constante y cerrado donde rara vez caben la inflaci¨®n o el modelo de financiaci¨®n auton¨®mica.
El mejor consejo literario que me han dado nunca fue: no te pongas traje para escribir, que se note que llevas pijama. Un diputado est¨¢ preso de su puesta en escena. Quiera o no, el esca?o le hincha el pecho y le estri?e la cara, pero los dem¨¢s podemos comentar la vida p¨²blica en prosa y sin entonar quej¨ªos, incluso con cierta ligereza y ¨¢nimos burlones. Por suerte, no somos Unamuno y no vivimos en el pa¨ªs que le toc¨® a ¨¦l, aunque nos empe?emos en resucitarlo. @sergiodelmolino
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