Nueve millones
Crec¨ª en una Venezuela que bromeaba con que los ¨²nicos que dejaban el pa¨ªs lo hac¨ªan para jugar b¨¦isbol en las Grandes Ligas. Hoy la crisis migratoria es una tragedia in¨¦dita en el continente
Ocho millones novecientos mil emigrados venezolanos se habr¨¢n dispersado por 17 pa¨ªses de la regi¨®n a fines de 2022. Tales son la cifra y las fechas que, en un reciente informe, aporta Eduardo Stein, el representante especial de la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones (OIM) de la ONU.
El cuerpo coordina desde 1951 acciones intergubernamentales en pro de las personas que emigran o se ven forzosamente desplazadas de sus territorios y son recibidos en otro pa¨ªs como refugiadas. Actualmente, agrupa a m¨¢s de 170 naciones y sostiene oficinas en 100 capitales del mundo. La OIM brinda ayuda y asesoramiento tanto a gobiernos como a particulares. El se?or Stein debe saber de qu¨¦ est¨¢ hablando.
Hace apenas dos a?os se acercaban ya a seis millones los venezolanos obligados a dejar su patria debido a las inhumanas condiciones de vida deparadas por el socialismo del siglo XXI y en modo alguno mitigadas por las sanciones estadounidenses que desde hace varios a?os pesan sobre las exportaciones petroleras del pa¨ªs.
Nada indica hoy que la ratio de crecimiento del flujo migratorio pueda disminuir en los meses venideros. Al contrario, al paso que el r¨¦gimen tir¨¢nico de Maduro se consolida, crecen los incentivos para dejar el pa¨ªs, especialmente entre los m¨¢s j¨®venes.
Las cifras, puestas permanentemente al d¨ªa por organizaciones internacionales, destacan la juventud de la masa migratoria centroamericana y del Caribe, cada d¨ªa m¨¢s notable en ella la venezolana.
La rapidez con la que el pa¨ªs viene vaci¨¢ndose, la opacidad de las cifras oficiales y la disparidad de los n¨²meros ¡°independientes¡± son entristecedores. La ansiedad ahoga a quienes sue?an con ver, a corto o mediano plazo, una salida a la tragedia humanitaria venezolana
La crisis pol¨ªtica, de naturaleza y proporciones que a todas luces sobrepasan las capacidades de la dirigencia opositora, obra incesantemente como disparador de la ola migratoria.
La pantomima electoral con la que Maduro ha logrado dome?ar, acaso por mucho tiempo, a los partidos opositores, expone ahora a Juan Guaid¨® como mero gesticulador de una pol¨ªtica torpe e inconducente y ha puesto a los pobres ¡ªm¨¢s del 90% de la poblaci¨®n, seg¨²n estudios muy acreditados¡ª a merced de una de las m¨¢s proteicas dictaduras del siglo XXI latinoamericano. Cada d¨ªa ser¨¢n m¨¢s quienes opten por la incertidumbre que implica expatriarse.
La crisis migratoria venezolana ha sido inn¨²meras veces comparada con las m¨¢s graves de que se tenga noticia en el planeta. Sus consecuencias pol¨ªticas para los pa¨ªses vecinos no son ya proyecciones demogr¨¢ficas de las ONG ni especulaciones alarmistas de la derecha. Ahora ellas avivan como asunto crucial la polarizaci¨®n de varios pa¨ªses en la actual temporada electoral del continente.
Un candidato presidencial chileno, de derechas, ofrece erigir al norte de su pa¨ªs un muro con corona de alambre electrificado. La alcaldesa de Bogot¨¢, sedicente centroliberal, se ha visto varias veces forzada a dar marcha atr¨¢s a ordenanzas claramente xen¨®fobas y desdecirse de inhumanas expresiones chovinistas. La guerra territorial que los se?ores de la guerra, ¡°disidentes¡± de las antiguas FARC, libran en territorio del suroeste de Venezuela empuja a miles de desplazados hacia Colombia.
Crec¨ª, en los a?os cincuenta del siglo pasado, en un pa¨ªs de un mill¨®n de kil¨®metros cuadrados con apenas ocho millones de habitantes. Era el cuarto productor mundial de crudo. Un chiste patriotero afirmaba que los ¨²nicos pobres que dejaban el pa¨ªs lo hac¨ªan para ir a los Estados Unidos a jugar b¨¦isbol de Grandes Ligas.
Hoy, centenares de compatriotas ya han muerto al naufragar tratando de alcanzar ilegalmente, por ejemplo, las costas de Curazao o Trinidad. Ya no solo huyen en masa hacia Colombia, la regi¨®n andina o Brasil. Ahora se unen a la legi¨®n de centroamericanos, haitianos, dominicanos y cubanos que, sin que nada valga como disuasivo, pugnan por llegar a los Estados Unidos.
Y no dejar¨¢n de arrostrar lo peligros del tap¨®n del Dari¨¦n o del desierto de Arizona hasta que Venezuela no vea verdaderamente libre del hambre y la miseria pavorosas a que la ha reducido la mafiosa tiran¨ªa de Nicol¨¢s Maduro.
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