Tu cuerpo no existe
La comunidad m¨¦dica vive en un mundo en el que las diferencias de g¨¦nero no existen en los estudios cl¨ªnicos y, con ello, se incurre en una mala pr¨¢ctica que deteriora la salud de las mujeres
Empez¨® como un murmullo, problemas de salud aparentemente aislados, que se iban colando en las conversaciones con las amigas, con las compa?eras de trabajo, siempre confidenciales. Cuando sospech¨¦ que hab¨ªa una conexi¨®n entre ellos, me puse a investigar. D¨¦jenme que les cuente algunas de estas historias para que vean a qu¨¦ me refiero.
Mar¨ªa tiene 60 a?os. Hace un tiempo acudi¨® al m¨¦dico por un dolor en la zona del estern¨®n y malestar abdominal, le recetaron anti¨¢cidos. Como los s¨ªntomas persist¨ªan, volvi¨® a consulta, esta vez el facultativo le pregunt¨® por su estado emocional ¡ªno era bueno, como es l¨®gico¡ª y le recetaron ansiol¨ªticos. Fue meses despu¨¦s, tras ingresar en urgencias por un ataque masivo al coraz¨®n, cuando se descubri¨® que sus s¨ªntomas ten¨ªan origen card¨ªaco.
A Amparo, que tiene 35 a?os, le realizaron una episiotom¨ªa, es decir le cortaron la vagina, cuando dio a luz a su hija, a pesar de que no hab¨ªa ning¨²n riesgo palpable y de que ella no hab¨ªa dado su consentimiento a la intervenci¨®n. Como consecuencia sufre dolor cr¨®nico e incontinencia urinaria.
Sara, de 40, empez¨® a notar alteraciones graves en su menstruaci¨®n despu¨¦s de que le administraran la vacuna contra la covid-19. El ginec¨®logo le recet¨® un tratamiento de fitoestr¨®genos para la menopausia, a pesar de que su anal¨ªtica era la de una mujer f¨¦rtil. Cuando Sara coment¨® que cre¨ªa que los s¨ªntomas eran efectos secundarios de la vacuna, el facultativo, por toda respuesta, arque¨® una ceja y resopl¨®.
Lo cierto es que la primera causa de mortandad a nivel mundial entre las mujeres es la afecci¨®n card¨ªaca que, aun as¨ª, se infradiagnostica y, como consecuencia, la probabilidad que tiene una mujer de morir tras un episodio coronario es hasta 35 puntos porcentuales m¨¢s que la de un hombre. Lo cierto es que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) desaconseja la episiotom¨ªa, intervenci¨®n que puede acarrear graves secuelas, pero en Espa?a, tal y como se?ala la periodista Ana Requena en un reciente art¨ªculo, el porcentaje es del 26% en partos vaginales, y, aunque ha descendido desde el 42% de 2010, sigue siendo absurdamente alta. Lo cierto es que la terapia hormonal para la menopausia no solo ha demostrado no ser demasiado efectiva, sino que, adem¨¢s, puede provocar c¨¢ncer de mama y aumentar el riesgo de c¨¢ncer de vejiga, entre otras dolencias. Lo cierto es que ¨²ltimos estudios, como el que se est¨¢ llevando a cabo en el Instituto de Investigaci¨®n Biosanitaria de Granada, indican que la vacuna contra la covid-19 tiene efectos secundarios sobre la menstruaci¨®n.
?Por qu¨¦ se produce esta transgresi¨®n del juramento hipocr¨¢tico en la pr¨¢ctica m¨¦dica con las pacientes mujeres? Mar¨ªa, Amparo y Sara son, lo habr¨¢n imaginado, nombres ficticios, pero sus historias representan a una mayor¨ªa mujeres que, con suerte, son ignoradas o vejadas verbalmente en las consultas y, sin ella, resultan v¨ªctimas de alg¨²n tipo de mala pr¨¢ctica m¨¦dica que deteriora su salud. Y, mientras todo esto sucede, el Colegio de M¨¦dicos declaraba el pasado 13 de julio que en Espa?a no hay violencia obst¨¦trica. ?C¨®mo es posible?
La respuesta es muy sencilla, pero muy complicada. Sara y el resto de mujeres creemos tener un cuerpo y que este, adem¨¢s, es diferente del de los varones. Sin embargo, la comunidad m¨¦dica vive en un mundo en el que ese cuerpo no existe. Y esto es as¨ª porque las mujeres han sido, y son, sistem¨¢ticamente excluidas de los estudios cl¨ªnicos y, aunque participen en ellos, en estos, rara vez, se desagregan los datos por g¨¦nero. Lo expone la doctora Carme Valls en su imprescindible libro Mujeres Invisibles, donde concluye: ¡°Se part¨ªa de la base, como en toda ciencia androc¨¦ntrica, de que estudiar al hombre ya permit¨ªa deducir que la manifestaci¨®n, la evoluci¨®n y el tratamiento de las enfermedades eran id¨¦nticos para ambos sexos. Esta premisa se ha demostrado falsa¡±.
Esto explicar¨ªa las cejas arqueadas en las consultas cuando las mujeres hablan de la menstruaci¨®n, o los errores en los diagn¨®sticos y en las intervenciones, porque: ?C¨®mo va a haber violencia contra un cuerpo que no existe? Elemental, si no hay cuerpo, no hay delito. En un reciente art¨ªculo en este mismo diario, la catedr¨¢tica Cecilia Casta?o, se?alaba que desde la Primera Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer en 1975, se demand¨® a los pa¨ªses la recopilaci¨®n de datos desagregados por sexo, pero, 20 a?os despu¨¦s, el Informe sobre Desarrollo Humano constat¨® que apenas hab¨ªa avances. Seg¨²n un estudio publicado en Nature hace pocos meses, solo un 4% de los estudios de covid-19 presenta dicha desagregaci¨®n.
As¨ª que, si tu nombre es femenino, tengo una noticia que darte: tu cuerpo no existe. O m¨¢s bien, existe solo cuando funciona como se espera que lo haga, pero cuando no es as¨ª, o empieza a dar signos de debilidad, desaparece. Y esta caracter¨ªstica tuya, esta suerte de indeterminaci¨®n cu¨¢ntica, que podr¨ªa ser muy jugosa para una serie de ciencia ficci¨®n, no solo te convierte en ser rayano en lo mitol¨®gico, sino que te somete a un riesgo permanente.
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