Compasi¨®n
En estas fechas me pregunto c¨®mo es que la humanidad no se ha volcado sobre los m¨¢s necesitados
Pienso en la navidad y su mundo de regalos que llegan y van entre casas y familias y amigos y me imagino un mundo donde en estas fechas solo nos concentr¨¢ramos en la compasi¨®n. Pasado un a?o de ver migrantes morir en las traves¨ªas, protestas por el dolor de la desigualdad, tantos muertos, incontables, por una pandemia sin resoluci¨®n que viaja ahora contagiando sin diferencias, me pregunto c¨®mo la humanidad no se ha volcado sobre los m¨¢s necesitados.
Los titulares de los medios de comunicaci¨®n se repiten como edictos de juzgados alrededor del mundo donde aparecen los cr¨ªmenes m¨¢s dolorosos como son los abusos de menores violados por los mayores. Capturas de delincuentes de todos los pelambres que se reproducen por nuestra incapacidad para llenar los espacios de una institucionalidad eficaz, estados de emergencia por tr¨¢fico y consumo de fentanilo en Estados Unidos, masacres escolares, asesinatos entre l¨ªderes de los carteles del narcotr¨¢fico en M¨¦xico, brutalidad y persecuci¨®n de pastores cristianos en la India, l¨ªderes sociales asesinados y poblaciones desplazadas en Colombia.
Cuando veo a un continente como el americano te?irse de rojo me surgen muchas reflexiones. Los triunfos en Chile de Gabriel Boric o como fue el caso meses antes de Pedro Castillo en Per¨² est¨¢n soportados en un voto protesta de ciudadanos que ni siquiera miden las consecuencias de esos sistemas que terminan por profundizar las brechas sociales como en Venezuela. Me pregunto si en Colombia la indiferencia no terminar¨¢ privilegiando las mismas opciones en las pr¨®ximas elecciones presidenciales de mayo de 2022. U otras a la extrema contraria como fue el caso de Donald Trump Estados Unidos. Lo que hay en el fondo es el agotamiento. Las decisiones ciudadanas responden a las mismas realidades alrededor del mundo.
Necesitamos una verdadera ceremonia espiritual que limpie al mundo de tanta ambici¨®n, que regule a tiempo la creaci¨®n de universos paralelos como los de Facebook, que podamos habitar un planeta real no un metaverso, donde el cuidado sea el norte de nuestro comportamiento. Pero no la habr¨¢, no hasta tanto quienes m¨¢s tienen vean amenazado lo que tienen.
De la pandemia aprendimos a refugiarnos e incluso a profundizar las distancias, no solo las de la bioseguridad, siempre el contagiado era el otro: el pobre, el desempleado y especialmente el que no comparte las mismas ideas. Pero ahora somos todos. Y as¨ª deber¨ªa ser siempre, a todos nos deber¨ªa y nos pasa lo mismo. La diferencia es el acceso de unos y otros para atender sus necesidades y encontrar soluciones.
La reactivaci¨®n econ¨®mica es la noticia para cientos de econom¨ªas en el mundo. Pero no lo ser¨¢ realmente si la distribuci¨®n no cambia. Los grandes debates del 2022 presiento que ser¨¢n los que obliguen a los gobiernos a aprobar la renta b¨¢sica universal, a lograr las reformas laborales, de pensiones, en la educaci¨®n y la salud dentro de un escenario de gobernanza global.
Ha sido un a?o revelador en lo que tiene que ver con mirar al otro, a ese otro que pide limosna en la salida de la casa, ha sido un a?o en que las letras reemplazaron los discursos pol¨ªticos para reconciliarnos con la manera en que los seres humanos hemos ido escribiendo la historia. Desde la literatura, as¨ª nos lo hizo sentir en cada p¨¢gina de su libro Irene Vallejo; desde la ciencia, tantos que dedicaron sus d¨ªas y minutos a investigar un virus y crear una vacuna que aunque parece insuficiente, nos permiti¨® momentos de respiro, desde quienes miran al universo de otras maneras, al cosmos grande para buscar la vida cuando la que conocemos est¨¢ en riesgo.
Pero sobre todo ha sido un a?o de un grito rabioso en las calles por la compasi¨®n. Y la respuesta sigue siendo insuficiente, de medidas coyunturales para calmar la que protesta, de leyes para amparar el exceso de la fuerza, de salidas autoritarias y de populistas recogiendo de los desaciertos de quienes las imponen.
Estos pocos d¨ªas de las celebraciones religiosas, y para quienes un a?o termina el 31 de diciembre para iniciar otro nuevo, podr¨ªan convertirse en ¨¦poca de reflexi¨®n, de reenviar cada video que nos hable de la realidad por fuera de nuestras fronteras f¨ªsicas e imaginarias y nos haga preguntarnos y responder: qu¨¦ podemos cada uno de nosotros hacer por ellos.
Por ahora entonar una canci¨®n que me recuerda por su t¨ªtulo que ¡°Yo no soy diferente¡±. Y usted pol¨ªtico, tampoco lo es. Y por eso si no se comporta con honestidad, las calles se seguir¨¢n llenando de protesta y la anarqu¨ªa ser¨¢ lo siguiente. Ya lo vimos y lo seguiremos viendo. Que no se sientan tranquilos los Boric y los Castillo. A ellos se las cobrar¨¢n a¨²n con m¨¢s rudeza, porque cuando alguien cree y da su voto de confianza, no hay un despu¨¦s. Hay reacci¨®n a la traici¨®n amenazando el mejor sistema que conocemos hasta hoy: la democracia.
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