Estupidez

A veces me pregunto qu¨¦ piensa Tedros Adhanom Ghebreyesus en sus noches el¨¦ctricas. Tema no le falta: no s¨®lo es el director de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud sino et¨ªope y, en su pa¨ªs, la hostilidad entre el Gobierno y el Frente de Liberaci¨®n del Pueblo de Tigray produce por estos d¨ªas una crisis bestial, con muertos y 28 millones de personas sin agua ni medicamentos. Me pregunto qu¨¦ piensa cuando no est¨¢ repitiendo la necesidad de repartir equitativamente las vacunas, desaconsejando cierres de fronteras. ?Se pregunta qu¨¦ parte del concepto ¡°pandemia¡± no han entendido los gobiernos que dejan las patentes en manos privadas y reparten terceras dosis mientras en el continente del que ¨¦l proviene apenas el 10,7% de la poblaci¨®n ha recibido una? Yo, a veces, pienso que eso no es producto de un sistema siniestro sino de la estupidez. Dentro de unos a?os, cuando ya no nos alcancen los alfabetos para mentar variantes, cuando el virus haya mutado al punto de ser capaz de atacar poblaciones espec¨ªficas ¡ªneozelandeses rubios con vocaci¨®n art¨ªstica, mujeres de un metro setenta con tendencia al narcisismo¡ª, cuando el due?o de una corporaci¨®n farmac¨¦utica sea el nuevo presidente de Estados Unidos, cuando los pa¨ªses primermundistas hayan cerrado definitivamente sus fronteras al tercer mundo, cuando vivamos pringosos de vacunas ya in¨²tiles, tapizados de certificados que no proteger¨¢n a nadie (como no nos protegen ahora: qu¨¦ parte de ¡°los vacunados tambi¨¦n contagian¡± no entendieron, por ejemplo, en los caf¨¦s de Par¨ªs en los que semanas atr¨¢s me solicitaron el certificado para entrar y de los que sal¨ª pitando porque deb¨ªa sentarme junto a personas pegadas a mi hombro que respiraban arriba de mi t¨¦), cuando todo eso suceda quiz¨¢s nos digamos: ¡°Debimos ser m¨¢s ego¨ªstas y pensar en nosotros mismos: debimos vacunar a todo el mundo¡±.