La tristeza de los j¨®venes
La adolescencia siempre fue una etapa de crisis existencial, pero no s¨¦ si alguna vez lleg¨® al extremo de provocar los actuales niveles de sufrimiento
La adolescencia siempre fue una etapa de crisis existencial, pero no s¨¦ si alguna vez lleg¨® al extremo de provocar los actuales niveles de sufrimiento. Hasta el punto de que el suicidio es la principal causa de muerte entre los j¨®venes en Occidente. Lo cual, como cultura y como civilizaci¨®n, tendr¨ªa que convertirse en el centro de todos los debates filos¨®ficos.
Como madre que lo fue por primera vez al filo del milenio no puedo evitar sentirme interpelada. Tal vez ser¨ªa un buen momento para revisar nuestros modelos de crianza y de educaci¨®n. Recordemos, por ejemplo, que hubo una ¨¦poca en la que hac¨ªa furor el concepto nativos digitales. ?Con qu¨¦ euf¨®rico entusiasmo nos lo vendieron! La principal consecuencia de aquella moda es que los adultos dejamos solos a los ni?os con las pantallas, convirti¨¦ndose estas en transmisoras de valores, no en vano pasaban m¨¢s tiempo con ellas que con nosotros. Esta visi¨®n ingenua y confiada de la tecnolog¨ªa convivi¨® con dos modelos de crianza opuestos difundidos de forma masiva: el Estivill y el Gonz¨¢lez. Uno de estricto y cruel conductismo al servicio de la productividad y otro de falta absoluta de l¨ªmites en el que el ni?o y sus necesidades eran el centro de todo. Dir¨ªa que se impuso el segundo y eso explicar¨ªa muchas cosas. ?C¨®mo enfrentarte a la vida y al mundo cuando desde peque?o te lo han dado absolutamente todo y te han ahorrado hasta la m¨¢s m¨ªnima frustraci¨®n? Entiendo que el ejercicio del deber parental es un muy dif¨ªcil equilibrio entre evitar que los hijos se hagan da?o y dejar que desarrollen sus propias estrategias para solucionar los problemas que se les van presentando. Hacerlo, encarar dificultades y superarlas, dota de una robusta confianza en uno mismo infinitamente m¨¢s ¨²til que la sobreprotecci¨®n.
Al fin y al cabo, a pesar de la incertidumbre, estos j¨®venes viven en realidad mucho mejor que las generaciones que les preceden y sus condiciones econ¨®micas son incomparables con las que imperan en otros pa¨ªses. ?Por qu¨¦ est¨¢n tan tristes los j¨®venes occidentales mientras que el empuje vital de los j¨®venes africanos es tan grande que les lleva a cruzar medio continente y arriesgar sus vidas en el mar? Tal vez porque estos ¨²ltimos tienen la esperanza de llegar a un mundo mejor mientras que los primeros ya nacieron en el mejor de los mundos y en ¨¦l parece que no son felices.
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