Adolescentes que se autolesionan como salida a su frustraci¨®n
Psiquiatras de la sanidad p¨²blica alertan sobre la falta de recursos para prevenir los cada vez m¨¢s frecuentes da?os f¨ªsicos autoinfligidos entre j¨®venes
Luc¨ªa, de 16 a?os, no recuerda el comienzo. Desde que tiene ¡°uso de raz¨®n¡± busca c¨®mo hacerse da?o f¨ªsico. Cintas apretadas en el abdomen, pellizcos, o ara?azos a los que m¨¢s tarde siguieron cortes en los brazos. Luc¨ªa sufre una patolog¨ªa que consiste en autolesionarse para regular su dolor emocional. ¡°Cuando lo hago no siento nada, no me duele¡±, dice con la mirada baja y una melena larga y negra perfectamente peinada, sentada en una mesa de la unidad de Psiquiatr¨ªa del hospital Gregorio Mara?¨®n de Madrid. Luc¨ªa, que prefiere no dar su nombre real, ingres¨® en ese centro hace un a?o y medio y acaba de recibir el alta. En 2019, el hospital ha realizado m¨¢s de 400 intervenciones a adolescentes de 12 a 18 a?os por causarse da?o f¨ªsico para bloquear su sufrimiento mental. En un a?o han tratado a 85 nuevos pacientes.
Tanto en el Gregorio Mara?¨®n como en el Vall d'Hebron (Barcelona), dos de los centros hospitalarios con una unidad espec¨ªfica para adolescentes que se autolesionan, aseguran que es un fen¨®meno que no para de crecer y que se remonta a principios de la d¨¦cada de 2000. Ante la falta de datos nacionales y la escasez de investigaciones, los psiquiatras lo asocian al uso ¡°descontrolado¡± de Internet y a la difusi¨®n de im¨¢genes expl¨ªcitas de las lesiones que los propios adolescentes hacen en redes sociales como Instagram.
?Qu¨¦ les conduce a hacerse da?o? Algunos fueron v¨ªctimas de abuso sexual, f¨ªsico o psicol¨®gico. Otros sufren ansiedad, depresi¨®n o trastorno de la personalidad. Tambi¨¦n hay quienes simplemente no saben gestionar su frustraci¨®n adolescente. ¡°Algunos de estos j¨®venes presentan un estado mental de disociaci¨®n, les cambia el estado de consciencia y no sienten dolor al cortarse, al contrario, segregan endorfinas y lo viven como un momento de alivio¡±, explica Mar¨ªa Mayoral, psic¨®loga cl¨ªnica y coordinadora de Prisma, un programa de salud mental para adolescentes que el Gregorio Mara?¨®n puso en marcha en 2018 ante el aumento de ingresos. ¡°Hay una idea generalizada y err¨®nea de que lo hacen para llamar la atenci¨®n; es mucho m¨¢s complejo, estos adolescentes tienen una patolog¨ªa mental y necesitan la ayuda de un profesional¡±, expone. El ministerio de Sanidad no tiene datos oficiales de autolesiones.
La mayor¨ªa de los pacientes ingresan con cortes infligidos con c¨²ter, cristales o cuchillas extra¨ªdas de sacapuntas en brazos, mu?ecas, muslos o partes del torso. Otros presentan quemaduras o golpes. ¡°Es una respuesta de los j¨®venes de hoy a la frustraci¨®n y el factor Internet aumenta el efecto contagio¡±, explica Carlos Delgado, psiquiatra del Gregorio Mara?¨®n. El 90% de sus pacientes le cuentan que no sienten dolor al hacerlo. ¡°Es adictivo; la tendencia es aumentar los da?os y la frecuencia¡±, a?ade. ¡°Es un proceso mental complicado, muchos de ellos se hacen da?o porque creen que lo merecen, sienten culpabilidad por algo que les ha pasado¡±. Delgado cree que el ministerio deber¨ªa implicarse, reunir a un grupo de expertos que analicen la situaci¨®n y asesoren sobre una campa?a preventiva. ¡°En los a?os noventa se hizo con la anorexia y la bulimia; con este tema ya vamos tarde¡±, lamenta.
En el caso de Luc¨ªa, su madre se enter¨® cuando ella ten¨ªa 13 a?os. La alert¨® su tutora del instituto. Desde hac¨ªa a?os, cuenta la madre, le ve¨ªa estr¨ªas por el cuerpo; pensaba que era por perder y ganar peso y no por atarse cintas a presi¨®n. ¡°En sexto de primaria ten¨ªa una actitud complicada y en la ESO se dispar¨®¡±, asegura. Hace un mes que le dieron el alta a su hija, pero sabe que puede haber reca¨ªdas. La media de recuperaci¨®n est¨¢ en los dos a?os. ¡°La tutora me dijo que era una moda, que los chavales se pasaban im¨¢genes por Whatasapp. Mi hija estaba enferma y yo no supe verlo¡±. Luc¨ªa no quiere contar qu¨¦ es lo que la atormenta. Su madre tampoco y la enfermera asiente. A¨²n no est¨¢ preparada.
El hospital Vall d'Hebron es otro de los que ha registrado un aumento de adolescentes que se autolesionan. En los ¨²ltimos tres a?os, el 20,5% de los ingresos por urgencias se corresponden con esos casos. ¡°Es un problema relativamente nuevo y es s¨ªntoma de que algo no se est¨¢ haciendo bien; no existen recursos espec¨ªficos para prevenir y los profesionales no est¨¢n formados para hacer frente a esta patolog¨ªa, que afecta sobre todo a adolescentes de 15 a 17 a?os¡±, denuncia Marc Ferrer, jefe de hospitalizaci¨®n psiqui¨¢trica del centro, que alerta de que programas como el del Gregorio Mara?¨®n son escasos en Espa?a.
En Estados Unidos, un estudio de la American Medical Association de 2012 se?al¨® que, por primera vez desde los a?os sesenta, las enfermedades mentales superaron a las f¨ªsicas entre los adolescentes en ese pa¨ªs. Seg¨²n ese informe, que destacaba que los problemas de comportamiento se dan en mayor medida entre familias con salarios m¨¢s elevados, las consecuencias son menos horas de escolarizaci¨®n y, por lo tanto, menores oportunidades educativas. En la edad adulta, esos chicos trabajan una media de siete semanas menos al a?o que los que padecieron problemas f¨ªsicos cr¨®nicos en su infancia. ¡°En Estados Unidos ya hace tiempo que se habla de la necesidad de destinar m¨¢s recursos a salud mental en ni?os; aqu¨ª todav¨ªa no se ha reconocido la gravedad del asunto¡±, recalca Ferrer.
La Sociedad Espa?ola de Psiquiatr¨ªa denuncia que Espa?a solo destina el 5% de su presupuesto sanitario a la salud mental, frente al 7% de media europea. ¡°No es una prioridad ni la prevenci¨®n ni la financiaci¨®n de proyectos de investigaci¨®n¡±, considera Celso Arango, el presidente de la organizaci¨®n.
Comunicaci¨®n familiar
Los psic¨®logos advierten de que los problemas de los adolescentes para gestionar su frustraci¨®n se remontan, en muchos casos, a la infancia como consecuencia de la falta de comunicaci¨®n con sus padres. ¡°No atender las necesidades emocionales de tu hijo desde peque?o puede desembocar en este tipo de conductas; si se reprimen sus emociones es m¨¢s f¨¢cil que se bloqueen y tomen decisiones inadecuadas y da?inas¡±, explica Mar¨ªa Mayoral, del Gregorio Mara?¨®n.
La historia de autolesiones de Marta, de 21 a?os, que no quiere dar su nombre real, arranc¨® durante una discusi¨®n familiar en el coche cuando ten¨ªa 16. ¡°Hubo una discusi¨®n, me puse muy nerviosa y me empec¨¦ a ara?ar los brazos hasta hacerme sangre¡±, cuenta la joven. Le prometi¨® a su madre que no se repetir¨ªa, pero entr¨® en un bucle del que no sab¨ªa salir. ¡°Desmontaba sacapuntas, utilizaba grapas... Internet me dio muchas ideas de c¨®mo hacerlo sin que mi vida corriese peligro¡±. A Marta le diagnosticaron retraso madurativo a los tres a?os y m¨¢s tarde, en primaria, d¨¦ficit de atenci¨®n sin hiperactividad. Su familia no cont¨® con el apoyo que necesitaba. Cada vez perd¨ªa m¨¢s los nervios. Su madre cuenta c¨®mo d¨ªas previos a los ex¨¢menes, su hija se pon¨ªa muy nerviosa y se daba cabezazos contra los azulejos de la cocina. ¡°En la terapia te das cuenta de c¨®mo las heridas f¨ªsicas te enga?an, son una falsa anestesia¡±.
¡°Llegan al hospital sin saber que est¨¢n enfermos¡±
Los adolescentes, cuentan los m¨¦dicos, llegan al hospital sin ser conscientes de que sufren una enfermedad. ¡°Con la terapia entienden que se agreden porque no pueden regular sus emociones¡±, explica Bego?a Cer¨®n, enfermera especialista en salud mental del Gregorio Mara?¨®n. All¨ª emplean la terapia dial¨¦ctico conductual ¡ªde forma individual y en grupos¡ª, que consta de cinco m¨®dulos centrados en ense?arles habilidades para romper con su patr¨®n de conducta. Ejercicios de relajaci¨®n para tomar conciencia de uno mismo y entrenamiento para detectar cu¨¢ndo arranca el pensamiento negativo que lo desencadena ¡°todo¡±. Las enfermeras lo llaman la radiograf¨ªa de la emoci¨®n.
¡°Primero aparece un pensamiento hostil que se repite en la cabeza; eso estimula el sistema nervioso central y el cuerpo empieza a segregar adrenalina y cortisol, a partir de ah¨ª aparecen s¨ªntomas f¨ªsicos, como sudoraci¨®n en las manos o dificultad para respirar, y por ¨²ltimo llega la planificaci¨®n del da?o f¨ªsico para frenar la avalancha mental¡±, describe Carmen Mart¨ªn Alegre, otra de las enfermeras del equipo.
La clave es que aprendan a hacer algo diferente que frene ese bucle. ¡°No se trata de que perdonen a alguien por el da?o que les ha podido causar (en el caso por ejemplo de abusos f¨ªsicos o sexuales), sino de que acepten su emoci¨®n y aprendan a manejarla para que no les lleve a hacerse da?o¡±, a?ade. La medicaci¨®n se compagina con la terapia en los casos m¨¢s agudos.
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