El valor de hacer oposici¨®n
Pablo Casado no da pruebas de disponer de un proyecto coherente que pueda resultar reconocible y pol¨ªticamente fiable para sus votantes
La tarea de hacer oposici¨®n es tan relevante para el buen funcionamiento de un sistema pol¨ªtico como la propia acci¨®n de gobierno. Se trata de una verdad dif¨ªcil de cuestionar en un modelo democr¨¢tico apoyado precisamente en la l¨®gica de que son los ciudadanos quienes eligen cada cuatro a?os entre una pluralidad de opciones igualmente leg¨ªtimas. Pues bien, la visualizaci¨®n de un gobierno alternativo toma forma precisamente en los a?os de ejercicio de oposici¨®n. De ah¨ª que resulte tan interesante observar qu¨¦ se dice y qu¨¦ se propone para mejorar la vida de las personas; qu¨¦ se acuerda y en qu¨¦ se discrepa con el Gobierno; qui¨¦n forma parte del equipo que te acompa?a o c¨®mo se lidera la organizaci¨®n pol¨ªtica a la que se pertenece¡ Todo ello ofrece evidencias suficientes que permiten anticipar con cierta solvencia las aut¨¦nticas capacidades de quien dice querer presidir el pa¨ªs; m¨¢s a¨²n, si no se ha tenido la oportunidad de demostrarlo con experiencia previa en asuntos de gobierno.
Desde esta aproximaci¨®n, resulta dif¨ªcil imaginarse al actual l¨ªder del Partido Popular como un presidente m¨ªnimamente solvente. De hecho, su desempe?o al frente del principal partido de la oposici¨®n saca a la luz algunas carencias que solo sirven para incrementar las dudas de propios y ajenos. Tampoco le ayuda esa manera grotesca que adopta al ejercer como diputado en Cortes. M¨¢s all¨¢ de lo expuesto, hay dos aspectos recientes que resultan particularmente preocupantes y que ilustran la afirmaci¨®n vertida. El primero tiene que ver con una pertinaz obsesi¨®n encaminada a desacreditar, dentro y fuera de Espa?a, la acci¨®n del Gobierno de coalici¨®n con iniciativas extravagantes, cuando no simplemente rid¨ªculas. El segundo aspecto conecta con esa necia negativa a considerar cualquier espacio de acuerdo posible con el Gobierno. No importa si se trata de la pandemia, de las condiciones para impulsar la transformaci¨®n de pa¨ªs o de aquellos aspectos del mercado laboral en los que ya se han puesto de acuerdo todos los agentes sociales.
Pablo Casado no da pruebas de disponer de un proyecto coherente que pueda resultar reconocible y pol¨ªticamente fiable para sus votantes, adem¨¢s de atractivo para aquellos otros electores que podr¨ªan ver en la oposici¨®n una alternativa. La debilidad pol¨ªtica de la que da prueba Pablo Casado, tambi¨¦n dentro de su partido, se traduce en una cascada de medidas cada vez m¨¢s desconcertantes. Con todo, la precariedad del liderazgo de Pablo Casado ni siquiera est¨¢ en el hecho de que pierda sistem¨¢ticamente elecciones, esto es algo m¨¢s bien circunstancial. El aut¨¦ntico problema es de ra¨ªz y se percibe en el escaso valor que hasta la fecha ha sido capaz de aportar como l¨ªder de la oposici¨®n. Su poca talla pol¨ªtica hace expresa una ausencia de capacidades para la gesti¨®n del pa¨ªs verdaderamente inquietante. Ahora la cuesti¨®n es determinar cu¨¢ntos en su partido ya lo saben.
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