Lecciones de la reforma laboral
Si Ayuso gana en brillo y desparpajo a Pablo Casado, Garamendi le ha dado ahora una lecci¨®n de estrategia y oportunidad
El debate sobre la reforma laboral da un buen retrato de situaci¨®n de la escena pol¨ªtica espa?ola. La patronal ha demostrado tener m¨¢s cintura ¡ªy m¨¢s sentido pr¨¢ctico¡ª que el PP. Colocando los prejuicios y las querencias ideol¨®gicas por detr¨¢s de sus intereses, la CEOE ha sostenido un largo ciclo negociador con el Gobierno, y en especial con Yolanda D¨ªaz, que est¨¢ en plena construcci¨®n de liderazgo para acabar con el minifundismo izquierdista, buscando el equilibrio que les permitiera salvar algunas de sus prioridades a cambio de ciertas concesiones. El resultado es un acuerdo, al que le queda un complejo recorrido parlamentario, que ha dejado al PP descolocado y algunos sectores del empresariado contrariados.
La reforma ¡ªdespu¨¦s de la contrarreforma desplegada por el PP¡ª era inevitable, en tanto que propuesta emblem¨¢tica del pacto que permiti¨® la formaci¨®n del Gobierno de coalici¨®n. La patronal sabedora de que al Gobierno le saldr¨ªan los n¨²meros en la fase de bloques en la que estamos, ha actuado en consecuencia. Los resultados son evidentes: ha conseguido una cierta modulaci¨®n de la reforma. Y deja el marr¨®n en manos del Gobierno que es el que ahora ha de conseguir que sus socios potenciales no le arruinen el ¨¦xito. Dicho de otro modo, la patronal ofrece margen de transigencia, d¨®nde la derecha no quiere ni siquiera entrar en el juego. Es decir, Pablo Casado traza m¨¢s corto que los empresarios que se da por supuesto que son mayoritariamente de los suyos.
?Sabe la derecha realmente d¨®nde estamos? ?Tenemos que entender que su apuesta por la extrema derecha es estructural y no coyuntural? Parece como si Pablo Casado se moviese todav¨ªa en la l¨®gica del bipartidismo imperfecto que imper¨® desde 1982 hasta 2014. En un sistema con solo dos grandes partidos, el que llegaba primero gobernaba con el apoyo de los partidos gozne ¡ªtradicionalmente PNV y CIU¡ª que le daban, logradas las correspondientes compensaciones, los votos necesarios para completar las mayor¨ªas. Pero los tiempos han cambiado y ahora mismo no hay dos partidos sino dos bloques, con poco margen para cruzar la frontera, en buena parte fruto de la radicalizaci¨®n del PP que, no olvidemos, empez¨® con la llegada de Mariano Rajoy a la presidencia del Gobierno y su proyecto de restauraci¨®n conservadora de la mano de Ruiz-Gallard¨®n (restricci¨®n de derechos y libertades) y de Jos¨¦ Ignacio Wert (contrarreforma educativa).
Pablo Casado, convencido de que su ¨²nica posibilidad de acceso al poder pasa por el discurso de confrontaci¨®n, se mueve a pi?¨®n fijo: con la presi¨®n de Vox por la espalda y descargando su ansiedad contra el Gobierno sin otro horizonte que la descalificaci¨®n permanente. Si Ayuso le gana en brillo y desparpajo, Garamendi le ha dado ahora una lecci¨®n de estrategia y oportunidad. Y Yolanda D¨ªaz pasar¨¢ la primera prueba de su capacidad de moverse en amplio espectro: ?conseguir¨¢ los apoyos parlamentarios que le faltan?
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