Autoritarismo chino
La r¨¢pida pero inexorable anulaci¨®n del autogobierno en Hong Kong se ha producido a espaldas de las instituciones y de la ley b¨¢sica del enclave, pero tambi¨¦n de la legalidad internacional sin que apenas haya suscitado protestas
La democracia y la libertad de prensa han dejado de existir en Hong Kong. Una nueva ley de seguridad dictada en mayo de 2020, unas elecciones legislativas aplazadas 15 meses con la excusa de la covid-19, una restrictiva reforma electoral en marzo de 2021 y una represi¨®n sistem¨¢tica contra la oposici¨®n democr¨¢tica han terminado con el pluralismo pol¨ªtico, con su representaci¨®n en el Consejo Legislativo y con todos y cada uno de los medios de comunicaci¨®n independientes.
Todo se ha hecho siguiendo los principios centralistas y autoritarios del sistema de partido ¨²nico que rige en la Rep¨²blica Popular China, pero en contravenci¨®n de la Declaraci¨®n Conjunta de 1984 firmada por los gobiernos de Pek¨ªn y Londres, que preve¨ªa la devoluci¨®n de la soberan¨ªa de la antigua colonia a China y a la vez la preservaci¨®n de su sistema de mercado, las libertades p¨²blicas y la justicia independiente hasta 2049. La Declaraci¨®n tiene rango de tratado internacional, de forma que la r¨¢pida pero inexorable anulaci¨®n del autogobierno se ha producido a espaldas de las instituciones y de la ley b¨¢sica de Hong Kong, pero tambi¨¦n de la legalidad internacional, una cuesti¨®n que apenas ha suscitado una protesta del Gobierno de Boris Johnson, ocupado especialmente en el Brexit y en la pandemia.
Ciertamente, Hong Kong nunca fue una democracia bajo el Imperio Brit¨¢nico, pero s¨ª fue y ha dejado de ser una econom¨ªa plenamente abierta, con libertades p¨²blicas y seguridad jur¨ªdica. La Declaraci¨®n Conjunta trazaba el camino hacia la democracia, reconoc¨ªa el valor del sufragio universal y lo amparaba en el principio, ahora desde?ado, de ¡°un pa¨ªs, dos sistemas¡±. La aspiraci¨®n democr¨¢tica era ampliar el n¨²mero de esca?os de elecci¨®n directa, mientras que el r¨¦gimen ha impuesto una reducci¨®n hasta poco m¨¢s de un 20% y a la vez una descalificaci¨®n de los candidatos que no se consideran afines al r¨¦gimen. El resultado es que en la asamblea salida de las elecciones de diciembre solo un diputado sobre 90 no responde a la disciplina de Pek¨ªn. El estatuto de Hong Kong permit¨ªa aspirar a una ampliaci¨®n de la democracia, mientras que el impuesto ahora la anula.
Hong Kong tiene una sociedad civil moderna, que se expresaba en el pluralismo de sus medios de comunicaci¨®n independientes y en sus expresiones culturales libres, ahora todos clausurados y reducidos a cero. S¨ªmbolo de la p¨¦rdida de las libertades ha sido la retirada, con nocturnidad y aprovechando las vacaciones de Navidad, del monumento a las v¨ªctimas de la matanza de Tiananm¨¦n de 1989, un tab¨² obsesivo para el r¨¦gimen, que quiere borrarlo de la memoria colectiva. La escultura monumental retirada, obra del artista dan¨¦s Jens Galschi?t y emplazada en la universidad, era conocida como la Columna de la Verg¨¹enza y su ausencia se?ala el car¨¢cter vergonzoso de la actuaci¨®n autoritaria de Pek¨ªn.
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