Negar, recordar
¡®No mires arriba¡¯ nos muestra que el problema no es tanto una cuesti¨®n de medios como del propio sistema, incapaz de trabar las partes y proporcionar una respuesta a tiempo
Negar la evidencia puede llegar a ser una pr¨¢ctica rutinaria, un acomodo ventajoso y, a nivel ideol¨®gico, una doctrina. Un acto reflejo mental para sortear aquellos deseos secretos a los que no debemos, podemos, o queremos hacer frente. Los derroteros de la negaci¨®n desembocan en teor¨ªas de conspiraci¨®n (el 11-S fue planificado por el Gobierno norteamericano y/o el lobby jud¨ªo), la desinformaci¨®n de las fake news o en el simple negacionismo de los genocidios (el armenio por parte de Turqu¨ªa, el Holodomor en el caso de Rusia, o Holocausto para no pocos).
La negaci¨®n se vale de la minimizaci¨®n, el aplazamiento o los razonamientos motivados. Lo vimos con el coronavirus, lo vemos ante el calentamiento global y lo comprobar¨ªamos ma?ana si descubrimos que un cometa del tama?o del Everest se dirige hacia la tierra, argumento este de la pel¨ªcula No mires arriba, de Adam McKay que cuestiona la capacidad de las democracias para hacer frente a crisis existenciales con car¨¢cter de urgencia.
Desde la omnipotencia abusiva de las big tech, a la simbiosis entre una sociedad infantilizada y la trivializaci¨®n de los medios, McKay parodia el fallo sist¨¦mico de la vida p¨²blica norteamericana bajo la responsabilidad de un personaje que hace gui?os a Donald Trump, incluso a una futurible Ivanka Trump. Ante la brecha que separa las nuevas tecnolog¨ªas de la responsabilidad ¨¦tica, el liderazgo pol¨ªtico de la comunidad cient¨ªfica, el problema no es tanto una cuesti¨®n de medios, como del propio sistema, incapaz de trabar las partes y proporcionar una respuesta a tiempo.
Conviene no complacerse en la creencia de que esta es una cuesti¨®n exclusiva del populismo y la derecha reaccionaria, hacerlo entra?a caer en otra forma de negacionismo. La calamitosa gesti¨®n de la crisis clim¨¢tica, alegorizada en la pel¨ªcula, va m¨¢s all¨¢ de los Trump de turno ¡ªah¨ª est¨¢n los resultados de Glasgow¡ª y pone de manifiesto fallos individuales y colectivos, privados y p¨²blicos, de populistas y progresistas, liberales y autoritarios: fracasan todos por razones similares, no actuar frente a la emergencia, postergar, distraer, y ceder ante los intereses financieros y empresariales. Es este un negacionismo de buena conciencia, m¨¢s insidioso y sutil, el del ecologismo ficticio y el greenwashing: la ¡°gran estafa¡± que describe Llu¨ªs Bassets en la columna La gran estafa publicada en estas p¨¢ginas.
No mires arriba muestra la tr¨¢gica realidad en clave c¨®mica. La pel¨ªcula recurre al humor histri¨®nico como mecanismo de empat¨ªa para hacer digerible a un p¨²blico amplio y pol¨ªticamente transversal una verdad amarga. Y a la vista de los resultados, lo ha logrado. Podemos respirar tranquilos, sabemos que en seis meses ning¨²n cometa chocar¨¢ contra el planeta. Igualmente tenemos evidencia de que lejos de desactivar el detonante clim¨¢tico, lo estamos intensificando. Si desmentir el enga?o, punto por punto, sirve para confrontar la negaci¨®n, debemos recordarlo. Una y otra vez.
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