Tarazona
El director general de la ONG Fundaredes es, desde julio de 2021, uno de los 240 presos pol¨ªticos en la Venezuela de Nicol¨¢s Maduro
El doctor Javier Tarazona preside Fundaredes, una muy respetada ONG venezolana que desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas se ocupa en la defensa de los derechos humanos.
La organizaci¨®n que dirige Tarazona se extiende por casi todos los Estados de la naci¨®n y pone ¨¦nfasis en la educaci¨®n ciudadana desde los niveles m¨¢s tempranos de escolaridad. Ello traduce el inter¨¦s primordial de Tarazona, doctorado en Educaci¨®n, autor, acad¨¦mico, activista social y conferencista de brillo internacional. Desde julio del a?o pasado, Tarazona es uno m¨¢s de los 240 presos pol¨ªticos de la dictadura de Nicol¨¢s Maduro.
Ninguno de ellos ha gozado jam¨¢s de garant¨ªas procesales desde el momento de su detenci¨®n, mucho menos de condiciones humanitarias para su reclusi¨®n; en la mayor¨ªa de los casos, se les ha privado de libertad por tiempo indefinido, sin imputarles delito alguno salvo el temible¡ªpor vago e impreciso¡ª de ¡°traici¨®n a la patria¡±, tan del gusto de nuestros militares. El derecho a designar abogados de confianza, el derecho a visitas familiares y a la atenci¨®n m¨¦dica oportuna, todo le es negado al preso pol¨ªtico venezolano.
En el caso del doctor Tarazona, luego de su arbitraria detenci¨®n, como dec¨ªa, en julio pasado, transcurrieron seis meses antes de que fuese presentado al tribunal que, ya en v¨ªsperas de Navidad, le imput¨® las consabidas vaguedades de uso m¨²ltiple en Cuba, Venezuela y Nicaragua: ¡°terrorismo, instigaci¨®n al odio y traici¨®n a la patria¡±.
Tarazona y dos de sus colaboradores fueron apresados por los esbirros de los servicios de inteligencia de Maduro justo cuando, ante una fiscal¨ªa estatal, denunciaban formalmente el acoso policial al que, con muy cre¨ªble amenaza contra sus vidas y las de sus familiares, estaban siendo sometidos.
La situaci¨®n de los derechos humanos en Venezuela ha sido ya m¨¢s que suficientemente examinada por organismos internacionales de imparcial competencia e indiscutible autoridad. El r¨¦gimen ha hecho sentir, una y otra vez, su desd¨¦n por la opini¨®n internacional. Una de sus v¨ªctimas m¨¢s conspicuas fue el capit¨¢n de corbeta Rafael Acosta, quien muri¨® en 2019 a consecuencias de las b¨¢rbaras torturas a que fue sometido en cautiverio.
El capit¨¢n Acosta, opositor del r¨¦gimen, fue presentado a un tribunal, en alarmante condiciones de maltrato f¨ªsico, por los mismos esbirros de la Inteligencia Militar que lo apresaron y manten¨ªan detenido.
Le result¨® imposible a Acosta tenerse en pie, y al serle preguntado por el juez si hab¨ªa sido objeto de torturas, apenas alcanz¨® a asentir antes de desvanecerse. Muri¨® al cabo de pocas horas, literalmente al tiempo que la Alta Comisionada de ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet, arribaba al pa¨ªs para una inspecci¨®n sistem¨¢ticamente obstaculizada desde entonces.
El delito de Tarazona y sus colaboradores fue denunciar en boletines de prensa m¨²ltiples delitos de lesa humanidad contra la poblaci¨®n del Estado Apure, fronteriza con Colombia. Esos delitos incluyen la ejecuci¨®n extrajudicial de toda una familia apure?a a manos de efectivos militares venezolanos.
Es all¨ª, en el Estado Apure, donde desde hace mucho m¨¢s de un a?o, Tarazona ven¨ªa advirtiendo acerca de la indefensi¨®n de los pobladores, v¨ªctimas civiles del rabioso conflicto armado entre las llamadas ¡°disidencias¡± de las antiguas FARC colombianas, el tambi¨¦n colombiano ELN y facciones delictivas de las Fuerzas Armadas venezolanas.
Tarazona ha sido siempre un palad¨ªn de los miles de desplazados por la violencia fronteriza y un insobornable denunciador de la criminalidad que la pugna por el control del territorio y los negocios del narcotr¨¢fico y la miner¨ªa ilegal ha hecho del Ej¨¦rcito venezolano el mejor aliado de al menos una de las organizaciones delictivas en pugna.
Hombre de salud fr¨¢gil¡ªen verdad, muy fr¨¢gil¡ª, Tarazona corre, en opini¨®n de sus m¨¦dicos, hoy arbitrariamente impedidos de auxiliarle, grave peligro de morir en cautiverio. Esto no ser¨ªa una novedad en Venezuela: fue escalofriante la calculada indolencia m¨¦dica que rode¨® la muerte del general El¨ªas Baduel, otro preso pol¨ªtico del r¨¦gimen. Ocurri¨® el pasado mes de octubre, sin que se le brindase el menor auxilio.
No existe causa leg¨ªtima alguna, salvo la indeclinable disposici¨®n a servir a los suyos, por la que el doctor Tarazona deba permanecer en prisi¨®n con riesgo cierto de su vida. La sa?a de los militares venezolanos contra ¨¦l y sus colaboradores los acusa inequ¨ªvocamente de sus faltas al deber de defender con pundonor la soberan¨ªa de Venezuela.
Javier Tarazona es un preso de conciencia y debe ser puesto inmediatamente en libertad.
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