Echarle morro
Los chicos de barrio que nacimos con la democracia santificamos los valores sumisos de la honradez, el esfuerzo y el talento, pero, apenas nos destetamos en la universidad, nos iniciamos en la impostura
Among us es un videojuego de moda entre la chavaler¨ªa ambientado en una nave espacial. Entre los jugadores hay uno o varios impostores y la trama consiste en descubrirlos o en evitar ser descubierto y asesinar al resto de jugadores. El buen impostor no despierta sospechas e inculpa de sus cr¨ªmenes a otros. No se me ocurre una simulaci¨®n mejor de la vida contempor¨¢nea.
Los chicos de barrio que nacimos con la democracia santificamos los valores sumisos de la honradez, el esfuerzo y el talento, pero, apenas nos destetamos en la universidad, nos iniciamos en la impostura. M¨¢s en sufrirla que en ejercerla, pues no ten¨ªamos pr¨¢ctica en lo segundo. Si fing¨ªamos ser lo que no ¨¦ramos, nos delat¨¢bamos enseguida: pod¨ªa ser la ropa, los andares, las palabrotas o beber caf¨¦ con leche con la cucharilla dentro del vaso.
Nos costaba mucho echarle morro a la vida, como hac¨ªan los amigos ricos, que exhib¨ªan con aplomo cualquier talento, lo tuvieran o no. Ellos sab¨ªan lo que nosotros ignor¨¢bamos: si entras con paso firme en una casa, como si fueras el due?o, ning¨²n portero te cortar¨¢ el paso. Quienes entienden esto desde ni?os no reciben jam¨¢s un portazo en las narices. Los dem¨¢s nos pasamos la vida sinti¨¦ndonos impostores, por m¨¢s premios, t¨ªtulos y m¨¦ritos que engorden nuestro curr¨ªculum. Nunca nos relajamos, pendientes del guarda jurado que nos tocar¨¢ en el hombro en mitad de la fiesta y nos pedir¨¢ que le acompa?emos a la salida sin armar jaleo.
Por eso me maravillan los chicos de barrio que han superado esa ansiedad, y leo con gusto y envidia el ¨²ltimo libro de Valent¨ªn Roma, El capitalista simb¨®lico (que cierra una trilog¨ªa autobiogr¨¢fica inaugurada con El enfermero de Lenin y seguida por Retrato del futbolista adolescente), donde narra unas acrobacias morales que revientan el cuento de la meritocracia. En vez de honrar los valores de sacrificio y probidad de la clase obrera del extrarradio de Barcelona en que creci¨®, el protagonista adopta la caradura de los ricos. Consigue un trabajo muy bien pagado de redactor de gu¨ªas tur¨ªsticas, invent¨¢ndose, en la prueba de selecci¨®n, descripciones de paisajes y ciudades que nunca ha visto. Cuando le ascienden en la empresa, enchufa a su novia y a unos colegas del barrio que saben del negocio lo mismo que ¨¦l: nada.
En medio, habla del desclasamiento, que es el gran tema de Espa?a, esa sociedad que pas¨®, masivamente y en dos generaciones, de deslomarse arando los campos de Castilla a chapurrear ingl¨¦s en despachos de rascacielos, donde todos juegan una versi¨®n de Among us en la que al impostor ya no le importa ser descubierto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.