Necesaria
La representaci¨®n de las relaciones laborales cuaja en obras esperanzadoramente cr¨ªticas, pero tambi¨¦n en obras que, obviando la buena voluntad, lavan blanco la conciencia
Al hablar de trabajo ¡ªpatrones, limpiadoras¡ª en novelas o pel¨ªculas, abordamos cuestiones que, m¨¢s all¨¢ de las pelotillas del ombligo, nos incumben. Nombro las pelotillas del ombligo con respeto; a trav¨¦s de ellas, podemos enfocar peque?as cosas grandes que validan la m¨¢xima de que lo personal es pol¨ªtico, as¨ª como aquella frase de Jorge Luis Borges de que lo que pasa me pasa a m¨ª. De abajo arriba o de arriba abajo, es dif¨ªcil separar individuo y contemporaneidad. Texto de contexto. ?tica de est¨¦tica. La representaci¨®n de las relaciones laborales cuaja en obras esperanzadoramente cr¨ªticas ¡ªcr¨ªticamente esperanzadoras¡ª, pero tambi¨¦n en obras que, obviando la buena voluntad, lavan blanco la conciencia. En cuanto al peligro de ¡°usurpar¡± la mirada de quienes no tienen voz, ficci¨®n y m¨¢scara son recursos est¨¦ticos para solapar puntos de vista y aprender a ver con profundidad. Adem¨¢s, la gente trabajadora en oficios no culturales tiene derecho a su propia expresi¨®n art¨ªstica. Desde la literatura y el arte, se cuentan f¨¢bricas, salones o fondos submarinos, pero tambi¨¦n habr¨ªa que dotar de recursos no solo de lectura, sino tambi¨¦n de expresi¨®n, a quienes carecen de ellos para que construyan su propio relato. Artes pl¨¢sticas, cine, literatura, m¨²sica son importantes. Para pensar, ver, transformar, existir. Gozar.
¡°Mis libros no son necesarios, las limpiadoras s¨ª¡±. Emmanuel Carr¨¨re, escritor brillant¨ªsimo, ha hecho una pel¨ªcula, centrada en un conflicto de clase, que seguramente s¨ª es necesaria. Aunque ¨¦l diga que no: tiene que hacerlo si aspira a venderla. Es la modestia obligatoria. Yo no creo que, para dignificar el trabajo de las limpiadoras de los ferris, sea preciso devaluar la necesidad de la cultura. ¡°Venimos simplemente a trabajar¡±, cantaba La Bullonera. Practicamos un oficio y, aunque sea para que nos amordacen como al bardo de Ast¨¦rix o para convertirnos en diana del resentimiento, ese papel poco agradecido se parece mucho a una funci¨®n social.
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