Reforma de infarto
Cualquier soluci¨®n distinta a la convalidaci¨®n de la reforma laboral habr¨ªa significado un fracaso colectivo
Los trabajadores espa?oles m¨¢s precarizados en sueldos y temporalidad pueden felicitarse hoy por la aprobaci¨®n de la reforma laboral en el Congreso de los Diputados. Pero ellos y el resto de la poblaci¨®n no se merecen el espect¨¢culo que dio el jueves la pol¨ªtica en un pleno que solo puede tener como peligros¨ªsimo efecto secundario la alimentaci¨®n de la antipol¨ªtica. El mejor retrato de la degradaci¨®n de las prioridades de sus se?or¨ªas son las im¨¢genes del j¨²bilo del PP cuando un error de la presidenta Batet dio por tumbado el decreto de la reforma y, con ¨¦l, la mejora de la vida de miles de trabajadores y la posibilidad de la llegada de miles de millones de los fondos europeos. El estrambote del vodevil fue que la reforma se aprob¨® finalmente por el voto err¨®neo de un diputado popular. A continuaci¨®n, el diputado se present¨® en el Congreso para rectificar; hay decenas de antecedentes de que si el error es humano el voto no se puede rectificar y se le deneg¨®. Los populares argumentan que el error fue inform¨¢tico y ya se anuncian recursos legales y batalla pol¨ªtica para repetir la votaci¨®n. Menci¨®n aparte merece lo ocurrido con los votos de UPN con que contaba el Gobierno tras pactar con sus dirigentes. El Ejecutivo ha pecado de exceso de confianza o ha sido enga?ado sin m¨¢s. Los diputados navarros que rompieron la disciplina no anunciaron su intenci¨®n en la tribuna y votaron en contra por sorpresa.
Semejante espect¨¢culo se produce en torno a un acuerdo hist¨®rico entre la patronal, los sindicatos y el Gobierno. Al margen del error del diputado popular, la votaci¨®n final hizo llegar al Gobierno apoyos pol¨ªticos desde ¨¢reas infrecuentes del espectro parlamentario. Hubiesen sido dif¨ªciles de prever hace apenas unas semanas, cuando entr¨® en vigor la reforma laboral que corrige y enmienda la que impuls¨® el Gobierno de Rajoy en 2012 y cuyos efectos fueron inequ¨ªvocamente desastrosos en amplios sectores del mercado laboral. La votaci¨®n de ayer consagr¨® de forma visible una quiebra del bibloquismo: tanto ERC como el PNV y Bildu han sido esta vez impermeables a las razones de Estado que otras veces han aducido para respaldar medidas del Gobierno de coalici¨®n. Sus motivos para votar en contra de la convalidaci¨®n (junto al PP y Vox) parecen cargadas de tacticismo electoral cuando empieza un largo ciclo de dos a?os. La prevalencia de los convenios auton¨®micos frente a los estatales que demandan esas formaciones dif¨ªcilmente justifica de forma consistente su rechazo a la transformaci¨®n del mercado de trabajo en lo relativo a temporalidad y precariedad. Los primeros datos atribuibles a la influencia de la reforma refuerzan sus razones: un 15% de media de contratos indefinidos en enero es una cifra relevante ¡ªcasi 239.000, un 90% m¨¢s que en el mismo mes de 2021¡ª frente a la media del 9% con la ley del PP.
La b¨²squeda desesperada de los votos de ERC ha resultado est¨¦ril y ha generado un desgaste en la ministra de Trabajo, que merma parte de los r¨¦ditos pol¨ªticos que obtuvo en una negociaci¨®n a varias bandas. Consigui¨® el acuerdo de patronal y sindicatos, con la implicaci¨®n de todo el Gobierno en el proceso final. El af¨¢n por aprobarlo con la mayor¨ªa de la investidura parec¨ªa devaluar la calidad de los votos de Ciudadanos y otras formaciones pol¨ªticas que han bendecido la reforma, a pesar de sus diferencias pol¨ªticas o incluso de sus discrepancias hacia ella. El mal sabor de boca que deja la votaci¨®n en Unidas Podemos pone negro sobre blanco la dificultad de los acuerdos con formaciones nacionalistas (y/o independentistas), que suelen regresar a su campo de intereses cuando sospechan el menor rasgu?o o herida desde el Congreso a la competencia electoral en sus territorios. Por eso es tambi¨¦n buena noticia que el PDeCAT haya convalidado la ley sin muchos esfuerzos argumentales. No hac¨ªa falta gran aparato ret¨®rico para votar a favor de una reforma comprometida con Bruselas. Hasta el jueves ERC y el PNV ten¨ªan muy dif¨ªcil explicar su rechazo; hoy tendr¨¢n que echar mano de una ingente imaginaci¨®n verbal para convencer a su electorado de la decisi¨®n. Pedro S¨¢nchez no ha encontrado una nueva geometr¨ªa pol¨ªtica en el Parlamento ni una mayor¨ªa alternativa ante el desplante de sus socios habituales, y es impredecible lo que pueda suceder cuando haya que afrontar la reforma de las pensiones o la subida del salario m¨ªnimo.
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