Elogio del acuerdo para la reforma laboral
Es de justicia destacar el esfuerzo de di¨¢logo y la voluntad mostrada por los actores sociales que la han protagonizado: las dos mayores organizaciones sindicales y las dos mayores patronales
Sea cual sea el destino parlamentario del decreto ley de reforma laboral que se votar¨¢ el pr¨®ximo jueves en el Congreso, as¨ª como el desarrollo posterior de la misma, es de estricta justicia destacar el esfuerzo de di¨¢logo y la voluntad de acuerdo mostrada por los actores sociales que la han protagonizado: las dos mayores organizaciones sindicales ¡ªCC OO y UGT¡ª y las dos mayores patronales ¡ªCEOE y CEPYME¡ª. Esta reflexi¨®n la hago como ciudadano y como presidente del Consejo Econ¨®mico y Social, un ¨®rgano constitucional dedicado al di¨¢logo social permanente del que forman parte estas organizaciones.
Es dif¨ªcil exagerar la importancia de este acuerdo. Especialmente en la encrucijada en la que se encuentran la econom¨ªa y la sociedad espa?olas. Enfrentada a profundas transformaciones ¡ªecon¨®micas, tecnol¨®gicas, medioambientales, demogr¨¢ficas y geopol¨ªticas¡ª que desaf¨ªan los niveles de bienestar, el crecimiento y la capacidad para crear mejores empleos, para m¨¢s personas, en mayores lugares del pa¨ªs, la sociedad espa?ola necesita este tipo de acuerdos para lograr transiciones digitales y verdes justas. De lo contrario, el aumento de desigualdad y de oportunidades, as¨ª como de los desequilibrios territoriales que podr¨ªan producirse, ser¨ªan socialmente disruptivos y pol¨ªticamente inmanejables.
Para lograr una transici¨®n digital y verde justa, conviene sacar lecciones adecuadas de lo ocurrido con los procesos de deslocalizaci¨®n y de reconversi¨®n industrial del ¨²ltimo tercio del siglo pasado. Los impactos sobre el empleo, las oportunidades y el bienestar de comunidades, ciudades y territorios en los que estaban asentadas las industrias m¨¢s expuestas a la deslocalizaci¨®n fueron tremendas. El cine, a trav¨¦s de pel¨ªculas como Los lunes al sol, rodada precisamente en la ciudad industrial de Vigo, dio buena noticia de ese impacto. No se hizo una reconversi¨®n industrial justa. A las personas y familias que quedaron sin empleo y sin expectativas de prosperidad se les dijo que la industrializaci¨®n era una fatalidad inevitable de la globalizaci¨®n. Que no ten¨ªan otra opci¨®n que emigrar a otros lugares donde hab¨ªa trabajo o resignarse a quedar ignorados en sus comunidades. El resentimiento, la rabia y la ira social provocados por esa forma de conducir aquellos procesos de reconversi¨®n est¨¢n detr¨¢s de la polarizaci¨®n pol¨ªtica que ahora estamos sufriendo.
La descarbonizaci¨®n podr¨ªa tener impactos negativos similares. Muchas empresas y actividades que funcionan con tecnolog¨ªas contaminantes est¨¢n localizadas en territorios y comunidades que se ver¨ªan duramente afectadas si esa transici¨®n no se hace de forma justa y no se dise?an pol¨ªticas industriales centradas en esos lugares. Una descarbonizaci¨®n justa no se puede hacer sin di¨¢logo social y concertaci¨®n.
Volviendo al acuerdo para la reforma laboral, con ser importantes, lo m¨¢s relevante no son tanto sus contenidos concretos como el procedimiento seguido para alcanzarlos.
Sobre los contenidos caben valoraciones distintas. La mayor¨ªa leg¨ªtimas. Probablemente, ninguno de los protagonistas est¨¢ del todo contento con su totalidad. Cada uno hubiese preferido avanzar m¨¢s o menos en alguno de ellos. Pero todos han cedido en sus pretensiones para buscar el acuerdo con los otros. El m¨¢ximo com¨²n divisor. La grandeza de la propuesta es que constituye un acuerdo arm¨®nico de frustraciones rec¨ªprocas. En eso consiste la convivencia y la democracia.
Lo m¨¢s relevante de la reforma es el camino seguido para alcanzarla: el di¨¢logo y la concertaci¨®n. He escuchado a mi antecesor en la presidencia del CES, Marcos Pe?a, experto en el arte de la b¨²squeda de consensos sociales, que la verdad en la ordenaci¨®n de las relaciones laborales est¨¢ en el procedimiento de b¨²squeda. La verdad entendida como lo que es posible y bueno en cada momento.
Para comprender mejor porque doy tanta importancia al ¡°c¨®mo¡± de la reforma, conviene hacer una distinci¨®n entre pol¨ªticas y reformas. Las pol¨ªticas son actuaciones que los gobiernos toman (con las reglas e instituciones) dentro de los procesos de decisi¨®n vigentes. Para su aprobaci¨®n s¨®lo necesitan contar con sus mayor¨ªas parlamentarias. Un ejemplo de pol¨ªticas son los Presupuestos Generales del Estado. Por el contrario, las reformas implican cambios en las reglas e instituciones que regulan el funcionamiento de la econom¨ªa y determinan, por ejemplo, c¨®mo se reparten los costes de las recesiones y los beneficios del crecimiento. Un ejemplo son los ERTE. Han repartido de forma m¨¢s equitativa los costes de la recesi¨®n pand¨¦mica de lo que hizo la regla de la ¡°austeridad¡± utilizada en la recesi¨®n de 2008.
Las reformas que cambian las reglas e instituciones vigentes han de buscar el apoyo de mayor¨ªas sociales y parlamentarias amplias. Solo as¨ª ser¨¢n estables. Las reformas oportunistas, aquellas que se llevan a cabo sin consenso, aprovechando una crisis o la debilidad de alguno de los actores, quedan sometidas al zig-zag de la pol¨ªtica. De ah¨ª que la Econom¨ªa Pol¨ªtica recomiende que las reformas se lleven a cabo mediante procedimientos de di¨¢logo y concertaci¨®n, de ¡°consenso social¡±. Por eso es tambi¨¦n recomendable que el apoyo pol¨ªtico a las reformas vaya m¨¢s all¨¢ de la mayor¨ªa simple que necesitan las pol¨ªticas.
El esfuerzo, el tiempo, las resistencias y las renuncias que han tenido que aceptar todos los actores que han participado en el acuerdo permiten comprender mejor la exigencia de los actores sociales de que en su convalidaci¨®n parlamentaria no se cambie ¡°ni una coma¡±. Podr¨ªa entenderse como una imposici¨®n inadmisible dado que la soberan¨ªa pol¨ªtica, la potestas, reside en el Parlamento. Pero este no es el caso. Esa exigencia es la contrapartida l¨®gica al esfuerzo de consenso social desarrollado. Adem¨¢s, hay que recordar que nuestra Constituci¨®n, en su T¨ªtulo Preliminar, junto a los partidos pol¨ªticos (art. 6), menciona a los sindicatos y a las patronales (art. 7) como actores fundamentales de la vida econ¨®mica y social, y ordena a los actores pol¨ªticos fomentar su participaci¨®n en las decisiones p¨²blicas. Esta democracia social mejora la democracia pol¨ªtica, no la sustituye.
Un aspecto muy positivo de este acuerdo es que deslegitima el abuso de la temporalidad y la precariedad laboral, a la vez que compromete al mundo empresarial en la formaci¨®n de los trabajadores y en la lucha por una econom¨ªa moral. Al contrario de lo que en ocasiones se piensa, una econom¨ªa justa promueve el dinamismo econ¨®mico, la innovaci¨®n, la productividad y el crecimiento. Una econom¨ªa justa es un pilar b¨¢sico de una econom¨ªa vibrante. Al haber logrado convencer de esta visi¨®n de futuro, los dirigentes empresariales que han liderado este acuerdo tienen motivos para estar orgullosos.
Junto al elogio, perm¨ªtanme hacer una defensa del consenso social como procedimiento eficaz y justo para afrontar las reformas que se han de llevar a cabo para enfrentarnos a los desaf¨ªos de la digitalizaci¨®n y la descarbonizaci¨®n. Junto con promesas de prosperidad y vida buena, estas transformaciones introducen una elevada incertidumbre frente al futuro. Utilizando la terminolog¨ªa de John Rawls, el gran fil¨®sofo de la justicia y del contrato social del siglo XX, esta incertidumbre crea un ¡°velo de ignorancia¡± que no nos permite saber c¨®mo estaremos nosotros (y nuestros descendientes) cuando surjan los resultados de las reformas. En estas circunstancias, la teor¨ªa de la pol¨ªtica econ¨®mica recomienda buscar ¡°contratos voluntarios y un¨¢nimes¡± para las reformas; es decir, el ¡°consenso social¡±.
La pandemia de la covid ha permitido recuperar la cultura de di¨¢logo social y la concertaci¨®n, que tantos y tan buenos frutos ha dado a lo largo de la Transici¨®n. La manifestaci¨®n m¨¢s importante de este retorno del di¨¢logo social es el acuerdo para la reforma laboral. ?Ojal¨¢ no se frustre!
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