Hipocres¨ªa para hoy, guerra para ma?ana
S¨ª, hay que defender los valores de libertad, fraternidad e igualdad pero de verdad y para toda la humanidad, sin venderlos c¨ªnicamente al mejor postor
Dar apoyo a los ucranios ante una invasi¨®n extranjera es la ¨²nica postura ¨¦ticamente aceptable. Que pol¨ªticos y dem¨¢s dirigentes afirmen que hay que hacerlo en nombre de los valores europeos es una aut¨¦ntica hipocres¨ªa. Podr¨ªamos llenar todas las p¨¢ginas de este peri¨®dico enumerando las veces que Occidente ha traicionado sus valores en aras del beneficio econ¨®mico. Basta recordar a los afganos que ca¨ªan del cielo desesperadamente agarrados a un avi¨®n en marcha o echar un vistazo a los cad¨¢veres que flotan en el Mediterr¨¢neo. Los d¨¦spotas, los genocidas y las guerras africanas parece que son de otro mundo y causen un sufrimiento de segunda. ?Cu¨¢l ser¨¢ la diferencia? Ah, s¨ª, algo nada relevante: su color de piel.
?Qu¨¦ m¨¢s tiene que pasar para que de una vez por todas Europa se d¨¦ cuenta de que es un oasis democr¨¢tico en medio de un mundo autoritario y que el hecho de establecer tan estrechas y fruct¨ªferas relaciones con estos reg¨ªmenes es un comportamiento idiota a largo plazo?
Europa mira para otro lado siempre que le conviene. Vendemos armas a Arabia Saud¨ª, que lleva a?os us¨¢ndolas para masacrar a la poblaci¨®n civil de Yemen y cometiendo cr¨ªmenes de guerra sin que ninguna declaraci¨®n de solidaridad se haya escuchado entre quienes ahora lloran por los ucranios. Nos duelen tanto los yemen¨ªes o que las mujeres saud¨ªes no tengan derechos, nos afecta tanto que no exista la democracia en Arabia Saud¨ª, que decidimos trasladar all¨ª la Supercopa de Espa?a (?de Espa?a!). Hemos negociado con Putin siempre que nos ha convenido, alimentando as¨ª el monstruo que amenaza ahora con devorarnos. Seguimos haciendo lo mismo con otras petrodictaduras porque nos importa m¨¢s que no suba la gasolina que que las mujeres est¨¦n sometidas a leyes medievales. Consentimos la explotaci¨®n de trabajadores en otros pa¨ªses que no sean europeos porque los derechos laborales terminan en nuestras fronteras, a pesar de que parte de la riqueza de unos pocos (oligarcas a su modo, aunque sea por la v¨ªa de la ingenier¨ªa financiera) es fruto de la misma vergonzosa explotaci¨®n. Que se encarcele y torture a defensores de los derechos humanos en Marruecos no impide que sigamos teniendo unas estupendas relaciones con nuestro vecino del sur.
As¨ª que s¨ª, hay que defender los valores de libertad, fraternidad e igualdad pero de verdad y para toda la humanidad, sin venderlos c¨ªnicamente al mejor postor.
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