Rusia y la soluci¨®n alemana
Por muchos errores que hayan cometido la OTAN y los pa¨ªses occidentales, el ¨²nico culpable de un drama totalmente injustificado es Putin. Sin embargo, har¨ªamos mal si volvi¨¦ramos a ignorar la historia de la que venimos
Tres motivos llevaron a los compa?eros de partido de Nikita Jruschov a destituirlo como l¨ªder de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1964: hab¨ªa provocado una grave crisis de seguridad internacional ¨Dla de los misiles de Cuba¨D, hab¨ªa generado un gran caos interno y hab¨ªa acumulado demasiado poder. As¨ª lo recordaba hace unos d¨ªas un veterano experto en Rusia, trazando una analog¨ªa directa con Vlad¨ªmir Putin y apuntando a una de las posibles consecuencias de su catastr¨®fica locura. Es inevitable ¨Daunque no muy realista¨D jugar con el deseo de que sean los propios rusos los que paren a su presidente y su decisi¨®n de arrasar Ucrania.
Desde que empez¨® esta guerra absurda y cruel se hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil imaginar en qu¨¦ acabar¨¢. Las especulaciones pasan por la m¨¢s grave ¨Dla conflagraci¨®n total¨D, por una ocupaci¨®n larga y una resistencia acorde, por la implantaci¨®n en Mosc¨² de un Gobierno ya abiertamente fascista, por la implosi¨®n en forma de guerra civil¡ Mientras, en el haber del Kremlin, se suman varios logros imprevistos, como el nacimiento de la UE geopol¨ªtica, el refuerzo de la relaci¨®n trasatl¨¢ntica o la consolidaci¨®n del sentimiento nacional ucranio.
Imaginemos, por un minuto, que Putin y los suyos pierden el poder; que quien le sustituye representa a esa parte de Rusia que hoy, pese a todo lo que implica, est¨¢ saliendo a la calle para pedir el fin de la guerra; que se siente parte integral de Europa. Habr¨ªa que contemplar tambi¨¦n ese escenario, el de la reconstrucci¨®n de unas relaciones cuyo deterioro, que ya ven¨ªa de antes, se aceler¨® desde 2014.
Cuando se desmoron¨® la Uni¨®n Sovi¨¦tica y lleg¨® la euforia de la ampliaci¨®n comunitaria, Rusia se qued¨® al margen. Siempre recordar¨¦ la cara de p¨®quer que puso una funcionaria rusa cuando le preguntaron si su pa¨ªs quer¨ªa entrar en la UE. Ser¨ªa el a?o 2007. La cuesti¨®n nunca estuvo encima de la mesa; en su lugar, una asociaci¨®n estrat¨¦gica que en su mayor parte no pas¨® de testimonial.
Por muchos errores que hayan cometido la OTAN y los pa¨ªses occidentales, el ¨²nico culpable de un drama totalmente injustificado es Putin. Sin embargo, har¨ªamos mal si volvi¨¦ramos a ignorar la historia de la que venimos. La gran lecci¨®n de la I Guerra Mundial fue que la humillaci¨®n alemana solo llev¨® a rearmar al pa¨ªs y entregarlo a Hitler (cuyos ecos resuenan tambi¨¦n mucho estos d¨ªas). Una lecci¨®n que asimilaron bien Jean Monnet, Robert Schuman y el resto de padres fundadores de lo que hoy es la Uni¨®n Europea: que la paz en Europa solo ser¨ªa posible incluyendo a Alemania, no volviendo a arrinconarla.
Pensemos, aunque sea por un momento, c¨®mo recuperar para Europa una Rusia pos-Putin. Ofrezcamos, aunque sea f¨²til, un escenario a quienes dentro de Rusia piensan que otro mundo es posible. Por improbable que sea.
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