Los Congresos, un reflejo m¨¢s preciso ?y optimista? de pol¨ªtica en Latinoam¨¦rica
Am¨¦rica Latina refleja la tendencia global a la polarizaci¨®n pol¨ªtica y una p¨¦rdida de peso de los partidos, unida a la desconexi¨®n de los ciudadanos de las instituciones
En 2022 se cierra el ciclo electoral de Am¨¦rica Latina iniciado en Ecuador en febrero de 2021, con las elecciones presidenciales de Colombia en mayo y Brasil en octubre. En este a?o y medio, Latinoam¨¦rica habr¨¢ renovado la pr¨¢ctica totalidad de presidencias y c¨¢maras legislativas para los pr¨®ximos cuatro a?os.
Los an¨¢lisis habituales muestran elecciones polarizadas, con candidatos de ambos extremos consiguiendo las presidencias con un margen de votos inusualmente reducido, una p¨¦rdida de relevancia de los partidos tradicionales ¡ªincluso con candidatos tradicionales que se presentan como independientes¡ª y una desconexi¨®n profunda de los ciudadanos con las instituciones. A modo de ejemplo, la cobertura medi¨¢tica en Colombia de las primarias de los partidos del pasado domingo ¡ªni siquiera una elecci¨®n formal ni en primera vuelta¡ª ha sido sustancialmente mayor a la del Congreso, que fue electo ya para el periodo 2022-2026 el mismo d¨ªa. Los medios de comunicaci¨®n, con salvadas excepciones como el reciente art¨ªculo de Jorge Galindo en EL PA?S, se centran casi exclusivamente en estos aspectos.
Desde luego, estos elementos son relevantes y patentes en la regi¨®n desde hace a?os. El Latin American Economic Outlook 2018 de la OCDE, que tuve el privilegio de coordinar, ya alert¨®, antes de la pandemia y de la crisis y de las movilizaciones en Chile o Colombia, que el contrato social latinoamericano era muy d¨¦bil, que los mecanismos tradicionales de representaci¨®n por partidos pol¨ªticos y Congreso y la participaci¨®n aproximada por la disposici¨®n a pagar impuestos estaban fallando.
Pero un an¨¢lisis m¨¢s profundo de los procesos electorales, enfocado no solo en la elecci¨®n presidencial, sino tambi¨¦n en las composiciones de congresos y senados a?aden matices clave sobre la situaci¨®n pol¨ªtica e institucional en Latinoam¨¦rica. Para ello, hemos aproximado los diferentes apoyos al presidente en ocho de las principales econom¨ªas de Latinoam¨¦rica, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, M¨¦xico, Per¨² y Uruguay sobre la base del track record de votaciones, declaraciones y alianzas durante las primeras y segundas rondas de elecciones.
En el promedio de estos ocho pa¨ªses, el partido del presidente controla un 26% de c¨¢maras, significativamente menos que la oposici¨®n (36%). En el medio est¨¢ la clave de la gobernabilidad, con un grupo de partidos que se pueden considerar alianzas naturales (21%), alianzas posibles (7%) y neutrales (10%).
Por ello, para lograr aprobar e implementar pol¨ªticas es necesario sumar las alianzas naturales, que son muy numerosas (el 21% citado) y al menos parte de las alianzas m¨¢s lejanas. Para aprobar reformas m¨¢s profundas como tributarias, laborales o de telecomunicaciones, que requieren mayor¨ªas cualificadas, se debe adem¨¢s lograr el apoyo de los neutrales (aunque ello a veces no es suficiente y la oposici¨®n puede bloquearlas). Si ello ya parece desafiante, se ha de a?adir que, en promedio en este grupo de pa¨ªses hay 22 partidos con representaci¨®n en Congreso y Senado.
Sin duda, en este diagn¨®stico hay notables diferencias por pa¨ªses, las c¨¦lebres Am¨¦ricas Latinas. Brasil est¨¢ en el extremo de menor representaci¨®n del partido del presidente (8% en Congreso y 2% en Senado), junto con Ecuador (9%), y Colombia (18%/19% para el presidente saliente en agosto). Pero en Brasil las alianzas reducen la oposici¨®n a menos del 25%. En contraposici¨®n, la oposici¨®n m¨¢s unida se encuentra en Ecuador (54%), Chile (44% Congreso y 50% en Senado), Argentina (47% en Congreso y 43% en Senado) y Per¨² (45%). En el otro espectro, M¨¦xico muestra el mayor respaldo al presidente, por apoyo masivo a su partido (40-49%) y aliados naturales (11-15%). Uruguay tambi¨¦n muestra una favorable gobernabilidad, sin necesidad de las alianzas lejanas.
Por ello, desde luego Latinoam¨¦rica refleja la tendencia global a la polarizaci¨®n pol¨ªtica y una p¨¦rdida de peso de los partidos, unida a la desconexi¨®n de los ciudadanos de las instituciones. Pero este an¨¢lisis m¨¢s granular de los Congresos y Senados muestra una regi¨®n con muchos m¨¢s matices, donde las grandes reformas requieren de negociaci¨®n y consensos elevados, tambi¨¦n con los partidos tradicionales.
?Ello complica o facilita la econom¨ªa pol¨ªtica en la regi¨®n? Hay diversidad de opiniones. Por ejemplo, el economista chileno y actual decano del Instituto de Pol¨ªticas P¨²blicas de la London School of Economics Andres Velasco lo describe como una debilidad estructural del funcionamiento pol¨ªtico de la regi¨®n, que combina de manera in¨¦dita en el mundo reg¨ªmenes presidenciales con representaci¨®n proporcional en los congresos. Ello generar¨ªa mandatos aparentemente fuertes, pero solo sobre el papel. Una visi¨®n alternativa que suscribo es ver esta situaci¨®n como un reflejo de una regi¨®n m¨¢s plural, con un funcionamiento en el que los presidentes se enfrentan a m¨¢s pesos y contrapesos institucionales, y a una sociedad m¨¢s formada y por tanto m¨¢s exigente. En este contexto, el contrato social deber¨¢ combinar elementos tradicionales y modernos. Por tanto, en apariencia es m¨¢s dif¨ªcil, pero a la larga, si se supera el reto, m¨¢s robusto.
El tiempo dar¨¢ la raz¨®n a una u otra interpretaci¨®n. Pero, en todo caso, el mensaje subyacente es claro: atenci¨®n a los congresos.
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