Biden ante Venezuela: una nueva oportunidad
El objetivo fundamental no debe ser normalizar las relaciones con un Gobierno autoritario, sino crear oportunidades para la restauraci¨®n de la democracia
La reciente visita de funcionarios estadounidenses a Caracas ha generado importantes debates sobre lo que significa este evento en el marco de la respuesta internacional a la crisis de Venezuela. Actores internacionales interesados en Venezuela, incluidos los Gobiernos de Estados Unidos, Europa y Am¨¦rica Latina, pueden aprovechar esta oportunidad para romper con una estrategia fallida de ¡°m¨¢xima presi¨®n¡± y promover una transici¨®n democr¨¢tica negociada.
El 5 de marzo, por lo menos tres diplom¨¢ticos estadounidenses viajaron a Caracas para reunirse con el Gobierno de facto de Venezuela, liderado por Nicol¨¢s Maduro. Tambi¨¦n se reunieron con miembros de la oposici¨®n venezolana, entre ellos el jefe de la delegaci¨®n opositora a las negociaciones que comenzaron el a?o pasado en la Ciudad de M¨¦xico, Gerardo Blyde.
De lo que se habl¨® en esas conversaciones no est¨¢ del todo claro, pero en los d¨ªas siguientes, algunos logros importantes fueron anunciados. El primero y m¨¢s p¨²blico es que el Gobierno venezolano liber¨® a dos ciudadanos estadounidenses que llevaban a?os detenidos: Gustavo C¨¢rdenas y Jorge Fern¨¢ndez. En segundo lugar, el Gobierno de Maduro tambi¨¦n ha anunciado que est¨¢ dispuesto a volver a las negociaciones. Por primera vez desde que abandon¨® la mesa de negociaci¨®n en octubre de 2021, Maduro parece no seguir insistiendo en la liberaci¨®n del presunto lavador de dinero colombiano, Alex Saab, como condici¨®n para renovar el di¨¢logo.
Estos primeros acuerdos no son menores, y la propia visita a Venezuela demuestra un cambio notable en la estrategia de la Casa Blanca. Sin embargo, las primeras versiones que afirmaban que esto sencillamente se trataba de un intento de obtener acceso inmediato al petr¨®leo venezolano fueron incompletas. Si bien la Administraci¨®n del presidente Joe Biden ha dejado claro que se discuti¨® con Maduro la posible modificaci¨®n de algunas sanciones, tambi¨¦n ha insistido en que no habr¨¢ cambios significativos en su pol¨ªtica de sanciones a menos que haya avances importantes en el contexto de las negociaciones con la oposici¨®n. La Administraci¨®n Biden afirma que, en su reuni¨®n con Maduro, los diplom¨¢ticos estadounidenses ¡°resaltaron lo que ser¨ªa posible en t¨¦rminos de alivio de la presi¨®n internacional en caso de que las negociaciones produzcan resultados ambiciosos, concretos e irreversibles¡±.
Esto no debe ser interpretado como que Estados Unidos est¨¢ abandonando sus esfuerzos para promover negociaciones que puedan revertir el deterioro democr¨¢tico de Venezuela. La administraci¨®n Biden est¨¢ tratando de canalizar la presi¨®n sobre Maduro hacia acuerdos que puedan incentivar reformas. Despu¨¦s de a?os de una estrategia bajo el Gobierno del presidente Donald Trump que intent¨® utilizar sanciones financieras y petroleras y fracas¨®, as¨ª como amenazas de una supuesta ¡°opci¨®n militar¡±, para promover el colapso del Gobierno de Maduro, la Casa Blanca ahora est¨¢ persiguiendo objetivos m¨¢s realistas que puedan facilitar una apertura democr¨¢tica gradual.
Este contacto diplom¨¢tico, sin duda, tendr¨¢ repercusiones dentro de la oposici¨®n venezolana. Seg¨²n algunas fuentes, el Gobierno interino de Juan Guaid¨® no sab¨ªa del viaje hasta el ¨²ltimo minuto. Sin embargo, el hecho de que los diplom¨¢ticos estadounidenses se hayan reunido con el principal negociador de la oposici¨®n, Gerardo Blyde, sugiere que siguen interesados en apoyar sus demandas en una mesa de negociaci¨®n.
Es comprensible que algunos en el Gobierno interino se sientan amenazados por la comunicaci¨®n entre Washington y Caracas. Para un conjunto de actores pol¨ªticos que se identifica como el Gobierno leg¨ªtimo de Venezuela, esta visita representa un reconocimiento t¨¢cito de que no tienen el control del territorio. Pero esta realidad no es nueva para los millones de venezolanos que hoy viven y sufren dentro de un pa¨ªs que no tiene una oposici¨®n coordinada ante su realidad autoritaria. Por eso, en vez de ver la posible reactivaci¨®n de las negociaciones como una amenaza, la oposici¨®n deber¨ªa ver esto como una oportunidad de poder recuperar relevancia con una poblaci¨®n que ha perdido la fe en su clase pol¨ªtica.
Esta reorientaci¨®n es audaz y arriesgada. Para que tenga ¨¦xito, tambi¨¦n requiere coordinaci¨®n multilateral con otros Gobiernos de Europa y Am¨¦rica Latina. En espacios internacionales relevantes como Naciones Unidas, o el Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela, estos Gobiernos deben tener claro dos objetivos: lograr la reactivaci¨®n de las conversaciones iniciadas y la aplicaci¨®n de lo ya acordado entre Maduro y la oposici¨®n en la Ciudad de M¨¦xico en 2021, y que estas negociaciones produzcan reformas sustanciales que puedan conducir al respeto de los derechos humanos de la poblaci¨®n venezolana, incluyendo sus derechos democr¨¢ticos.
Sin embargo, sobre la naturaleza de las negociaciones futuras, todav¨ªa hay incertidumbre. Si bien el Gobierno de Estados Unidos y la oposici¨®n venezolana han tratado de reanudar las conversaciones en el marco del Memorando de Entendimiento firmado en agosto de 2021 en la Ciudad de M¨¦xico, hasta ahora Maduro ha evitado dar detalles sobre los t¨¦rminos en que est¨¢ dispuesto a regresar a la mesa de di¨¢logo. En un discurso del 7 de marzo, el mandatario anunci¨® que volver¨ªa a un ¡°proceso de di¨¢logo nacional¡±, pero tambi¨¦n habl¨® sobre un ¡°reformateo¡±, diciendo: ¡°Vamos hacia un proceso m¨¢s inclusivo, m¨¢s amplio, que le tienda la mano a todos los venezolanos que quieren echar adelante nuestro pa¨ªs¡±. Esto parece ser un intento de tratar de incorporar a otros actores de la oposici¨®n percibidos como menos f¨¦rreos en contra del Gobierno de Maduro.
Al apoyar futuras negociaciones, los pa¨ªses preocupados por la democracia en Venezuela deben enviar un mensaje coherente y coordinado. Cualquier ¡°reformateo¡± de estas negociaciones debe buscar dar mayor voz a la sociedad civil y las v¨ªctimas, y no servir como excusa para permitir que el Gobierno evite cuestiones fundamentales de justicia y derechos humanos.
Toda negociaci¨®n futura debe tener en cuenta las recomendaciones de reforma judicial de la Misi¨®n de la ONU de Determinaci¨®n de los Hechos sobre Venezuela, as¨ª como sus recomendaciones de que el Gobierno lleve a cabo investigaciones y juicios contra funcionarios responsables de cr¨ªmenes de lesa humanidad. Otro conjunto de recomendaciones importantes la hizo la reciente Misi¨®n de Observaci¨®n Electoral de la Uni¨®n Europea. Hasta la fecha, el Gobierno de Maduro no ha mostrado inter¨¦s en implementar estas reformas, ni en investigar la cadena de mando de las fuerzas de seguridad involucradas en casos paradigm¨¢ticos.
En otras palabras, la comunidad internacional no debe apoyar el di¨¢logo simplemente por hablar. El objetivo fundamental no debe ser normalizar las relaciones con un Gobierno autoritario, sino crear oportunidades din¨¢micas para la restauraci¨®n de la democracia. Esta es una oportunidad, pero solo si va acompa?ada de una clara coordinaci¨®n multilateral que priorice los derechos democr¨¢ticos.
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