S¨¢nchez nos debe una explicaci¨®n
El presidente del Gobierno debi¨® antes y debe ahora con urgencia explicar el giro que ha decidido sobre el S¨¢hara
El largu¨ªsimo conflicto que vive el S¨¢hara Occidental arranca del abandono del territorio decidido por Espa?a en 1976. Bastar¨ªa esta causa para asumir que cualquier modificaci¨®n en la posici¨®n espa?ola sobre la relaci¨®n entre Marruecos y el Frente Polisario no puede ser resuelta como un tr¨¢mite diplom¨¢tico m¨¢s, del que todos nos enteramos por Marruecos y al que da r¨¦plica el ministro espa?ol de Exteriores en una rueda de prensa improvisada horas despu¨¦s. Junto a Europa y Am¨¦rica Latina, la cuesti¨®n magreb¨ª configura el podio de la pol¨ªtica internacional de Espa?a, de su econom¨ªa, de las sinergias culturales, de su manera de estar en el mundo y de influir positivamente en ¨¦l.
A tenor de lo ocurrido en las ¨²ltimas horas, ni buena parte del Ejecutivo, ni los socios de Gobierno ¡ªmuy sensibles a una de las banderas hist¨®ricas de la izquierda espa?ola¡ª ni el principal partido de la oposici¨®n conoc¨ªan que iba a hacerse p¨²blico un acuerdo de esta trascendencia hist¨®rica. A lo largo de 47 a?os se ha tejido en la sociedad espa?ola una vinculaci¨®n emocional con este conflicto que carga de un significado extraordinario cualquier decisi¨®n sobre la ocupaci¨®n militar y civil que Marruecos impuso hasta en un 80% del territorio de la Rep¨²blica ?rabe Democr¨¢tica Saharaui. En su carta al rey de Marruecos, Pedro S¨¢nchez opta por la soluci¨®n que propone el reino alauita ¡ªconvertir el S¨¢hara Occidental en una autonom¨ªa marroqu¨ª¡ª como la soluci¨®n ¡°m¨¢s seria, realista y cre¨ªble¡±. Hasta ahora, y era uno de los pocos consensos que ha mantenido la pol¨ªtica espa?ola, la posici¨®n oficial ha sido alentar un acuerdo entre las partes en el marco de Naciones Unidas sin decantarse ni por la autonom¨ªa ni por la independencia, y sin descartar otras soluciones pactadas. El programa electoral con el que el PSOE concurri¨® a las elecciones en 2019 dec¨ªa expl¨ªcitamente: ¡°Trabajaremos para alcanzar una soluci¨®n del conflicto que sea justa, definitiva, mutuamente aceptable y respetuosa con el principio de autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui¡±. Ha cambiado mucho el mundo desde entonces y tanto la pandemia como la guerra de Ucrania est¨¢n actuando como precipitadores de procesos que ya estaban abiertos y de conflictos que conviene resolver para no multiplicar las zonas calientes del planeta. Pero ninguno de estos argumentos justifica la ausencia de explicaciones para un giro de este calado. El presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero es el ¨²nico que en su d¨ªa abraz¨® la soluci¨®n autonomista y hoy la defiende con coherencia.
Es f¨¢cil imaginar los objetivos que persigue el presidente S¨¢nchez. Normalizar las relaciones con Marruecos es esencial para nuestro pa¨ªs. Imposible olvidar la crisis humana en la frontera exterior de la UE que Marruecos provoc¨® el 17 de mayo de 2021 cuando miles de personas, la mayor¨ªa menores de edad procedentes de Castillejos llegaron a la playa de Tarajal en Ceuta. Una acci¨®n que encubr¨ªa, en realidad, una forma de amenaza a la soberan¨ªa territorial espa?ola utilizando a personas en una operaci¨®n deleznable. La crisis diplom¨¢tica que el acuerdo anunciado ahora pretende zanjar se expres¨® entonces en toda su peligrosa potencialidad. Adem¨¢s, la din¨¢mica de los apoyos cosechados en los ¨²ltimos a?os por Rabat en la cuesti¨®n del S¨¢hara ¡ªde Washington a Par¨ªs y Berl¨ªn¡ª, aunque con matices diferentes, invitaba a Espa?a a tomar iniciativas. Desde esta ¨®ptica, la de los intereses, el cruce de comunicados entre Rabat y Madrid alimenta la incertidumbre. Mientras que Espa?a da un vuelco de 180 grados a su pol¨ªtica tradicional, Marruecos ni siquiera espec¨ªfica las contrapartidas que el Gobierno espa?ol asegura que est¨¢n garantizadas: la pacificaci¨®n migratoria y el reconocimiento de la integridad espa?ola (Ceuta y Melilla). Para mayor inquietud, Argelia, pa¨ªs con el que nuestro comercio bilateral iguala al de Am¨¦rica Latina y esencial ahora como exportador de gas, retir¨® ayer a su embajador en Madrid en protesta por la nueva posici¨®n espa?ola sobre el S¨¢hara. Argelia manifiesta su sorpresa pese a que el Gobierno espa?ol sostiene que le inform¨® con antelaci¨®n.
Desde la ¨®ptica de los principios, el reconocimiento de que una receta autonomista como la que postula Rabat pueda ser, si no la ¨®ptima, la m¨¢s practicable para ese territorio, deber¨ªa formularse no como un imperativo ontol¨®gico. En todo caso, debiera ser consecuencia de un proceso de reconocimiento y libertad de los saharauis para decidir democr¨¢ticamente su futuro, en alineamiento con las posiciones de la ONU, convenientemente actualizadas. Y ah¨ª radica la dificultad del empe?o: la realidad de que Marruecos, siendo formalmente un Estado de derecho, exhibe m¨²ltiples fallas en su arquitectura y funcionamiento. Y especialmente en su trato agresivo hacia el pueblo saharaui. El S¨¢hara Occidental merece soluciones que no se agoten en un mero pragmatismo ayuno de principios ni en apuestas voluntaristas que eternicen su situaci¨®n.
El ministro espa?ol de Exteriores anuncia una comparecencia a petici¨®n propia en el Congreso para informar sobre la normalizaci¨®n de las relaciones con el vecino del sur tras la crisis diplom¨¢tica que oficialmente empez¨® por la asistencia sanitaria que Espa?a dio al l¨ªder del Frente Polisario, Brahim Gali, en plena pandemia. La embajadora marroqu¨ª fue llamada a consultas a su pa¨ªs y a¨²n no ha vuelto y a la ministra Arancha Gonz¨¢lez Laya le cost¨® el puesto. Albares acudir¨¢ a la carrera de San Jer¨®nimo, pero es Pedro S¨¢nchez quien debe dar las explicaciones sobre la carta remitida a Marruecos como presidente del Gobierno y sobre el contenido del pacto. La irresponsabilidad exhibida por el PP en los momentos m¨¢s delicados de las recientes crisis migratorias con Marruecos no exime al presidente de la obligaci¨®n de informar, debatir y buscar consensos con todos los partidos de la C¨¢mara en un asunto de esta naturaleza.
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