Las medidas del malestar
La suma de las crisis de la pandemia, la energ¨ªa y la guerra exige medidas urgentes pero sostenibles
Ning¨²n c¨¢lculo sobre el coste econ¨®mico de la guerra en Ucrania puede ser optimista o banalizador de una factura que ser¨¢ enorme, probablemente superior a la que ha dejado una pandemia todav¨ªa no superada. Hoy el shock de la guerra se suma a tensiones anteriores y empujan a tomar decisiones a corto, medio y largo plazo, pero no parece que ninguna de ellas deba llegar dictada por el impulso populista de soluciones m¨¢gicas e inmediatas. El problema seguir¨¢ con nosotros durante mucho tiempo y las respuestas en caliente pueden empeorar la situaci¨®n en lugar de fabricar las condiciones para equilibrar los costes, ahora desigualmente repartidos de la guerra, la crisis de 2008 y las consecuencias de la pandemia.
El sindicato de la ultraderecha convoc¨® el s¨¢bado una manifestaci¨®n para abaratar la electricidad con escas¨ªsima afluencia; ayer domingo, otra manifestaci¨®n convocada por organizaciones agrarias, ganaderas y del mundo rural en general s¨ª logr¨® reunir a decenas de miles de personas con el apoyo de nuevo de Vox y tambi¨¦n en este caso del PP. El paro de transportistas promovido por una organizaci¨®n minoritaria ha boicoteado el acceso a mercados mayoristas y provocado el desabastecimiento sobre todo de productos frescos. La instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica de la angustia real de diversos sectores no debe impedir analizar las serias dificultades que una inflaci¨®n desbocada difunde socialmente y c¨®mo puede subir la temperatura de la calle. El encarecimiento de los combustibles, fertilizantes, el cereal, el agua y la luz han sido el detonante para que el sector agrario sienta cuestionada la viabilidad de sus explotaciones ante unos costes de producci¨®n inasumibles y acelerados por la guerra. La subida de la luz y la falta de suministros han provocado ya la suspensi¨®n de la actividad de numerosas empresas espa?olas.
Los impuestos seguir¨¢n siendo una herramienta indispensable para afrontar el coste de la crisis. Rebajarlos indiscriminadamente puede debilitar la capacidad del sistema para resistir una crisis duradera. Pero modular un mecanismo de rebaja a familias, industrias y aut¨®nomos m¨¢s d¨¦biles y, a la vez, aumentar los impuestos a las empresas el¨¦ctricas para intentar compensar la subida de la factura de la luz a consumidores y empresas afectadas, como sugiri¨® la OCDE hace unos d¨ªas, podr¨ªa equilibrar los costes sociales de la crisis.
Algunos pa¨ªses, como Francia, Alemania, Italia o Portugal, han optado por anunciar medidas urgentes para el mes de abril, y en algunos casos aplicar ya algunas inmediatas para compensar el alza de precios de la energ¨ªa, fraccionar el pago de facturas para familias sin recursos o incluso financiar a empresas cuyos costes en materias primas se hayan desbocado.
En Espa?a, el Gobierno se mueve en dos frentes con fecha fija sin concretar de momento ninguna medida. Los recientes encuentros de Pedro S¨¢nchez con los presidentes de Italia, Grecia y Portugal culminaban con su visita a Olaf Scholz el viernes con el fin de defender una postura com¨²n de los pa¨ªses del sur con vistas al pr¨®ximo Consejo Europeo ¡ª24 y 25 de marzo¡ª sobre el mercado el¨¦ctrico para desligar el precio del gas del de la electricidad. Y el segundo frente es en casa, donde se busca un acuerdo pol¨ªtico lo m¨¢s amplio posible para un plan nacional que aborde las consecuencias de la guerra y que se aprobar¨ªa el 29 de marzo, tras conocer las decisiones que se adopten en Bruselas para todos. Ambos frentes precisan de medidas urgentes pero, a la vez, realistas y sostenibles en el tiempo.
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