El realismo, los espejismos y el S¨¢hara
?Va a renunciar Marruecos a la capacidad de presionar a Espa?a y la UE con la inmigraci¨®n? Ceder al chantaje envalentona al chantajista
El presidente del Gobierno ha dado un giro a la pol¨ªtica espa?ola con respecto al S¨¢hara Occidental. Los ciudadanos se enteraron por un comunicado del Gabinete Real de Marruecos. No estaban al corriente ni el socio del Gobierno ni la oposici¨®n ni Argelia. Tampoco el PSOE, que en su programa electoral apoyaba el derecho a la autodeterminaci¨®n del pueblo saharaui. Es raro que la carta fuera de un jefe de Gobierno a un jefe de Estado, pero todav¨ªa extra?a m¨¢s el clima de opacidad en que se ha desarrollado el asunto.
Hemos pasado de introducir clandestinamente en Espa?a al l¨ªder del Frente Polisario a apoyar que el S¨¢hara sea una autonom¨ªa marroqu¨ª. Se nos dice que no ha habido un cambio: cosas del desierto y sus espejismos. Al mismo tiempo, leemos que es aceptar la realidad: en ese caso, habr¨ªa que reconocer que durante 47 a?os hemos estado equivocados.
Defendemos el idealismo en el Norte y la realpolitik en el Sur. Podr¨ªa sostenerse que en ambos casos protegemos nuestros intereses. Otros pa¨ªses pueden haber impulsado la decisi¨®n. Sin entrar en la traici¨®n a las esperanzas de los saharauis y la responsabilidad espa?ola como antigua potencia colonial, una parte del argumento puede resultar comprensible y otra parece te?ida de un optimismo imprudente.
Espa?a ha dado unas garant¨ªas por escrito y Marruecos no. Marruecos ha filtrado el contenido de la carta, quiz¨¢ para que Espa?a no pueda cambiar de opini¨®n. Algunos celebran que, gracias a este pacto, Rabat se comprometer¨¢ a respetar la integridad territorial de Espa?a y no enviar¨¢ oleadas de inmigrantes para desestabilizar el pa¨ªs. En otras palabras, Marruecos reconocer¨ªa la existencia de Espa?a. Ni parece mucho ni podemos fiarnos. ?Va a renunciar Marruecos a la capacidad de presionar a Espa?a y la UE con la inmigraci¨®n? Decir ¡°el S¨¢hara es vuestro, pero no toqu¨¦is Ceuta y Melilla¡± parece una invitaci¨®n a la siguiente pieza, y la supresi¨®n de un elemento de incertidumbre para Marruecos, como el S¨¢hara, le permite centrarse en otras reivindicaciones. Ceder al chantaje envalentona al chantajista.
Otras cuestiones ¡ªdel apoyo del expresidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero al chandr¨ªo formal, pasando por la deportaci¨®n de un solicitante de asilo argelino para apaciguar a Argel, que ha desvelado Ignacio Cembrero¡ª son preocupantes. El sentido de Estado que ha mostrado el presidente es equiparable a la sintaxis af¨¢sica de la carta que dirigi¨® al rey de Marruecos. Ojal¨¢ en ambos casos el problema fuera solo la mala traducci¨®n. @gascondaniel
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